sábado, 2 de agosto de 2014

CRÍTICA DE "ANARCHY: LA NOCHE DE LAS BESTIAS"

Carnaza para criminales
ANARCHY: LA NOCHE DE LAS BESTIAS êêê
DIRECTOR: JAMES DEMONACO.
INTÉRPRETES: FRANK GRILLO, MICHAEL K. WILLIAMS, ZACH GILFORD, CARMEN EJOGO, KIELE SÁNCHEZ, ZOE BORDE, CHAD MORGAN.
GÉNERO: ACCIÓN / EE. UU. / 2014  DURACIÓN: 103 MINUTOS.   


     Muy decepcionante me resultó The Purge: La noche de las bestias (James DeMonaco, 2013) y mucha prisa se han dado sus responsables para eliminar el regusto amargo de aquel film ambientado en un futuro próximo y una sociedad distópica en donde sus gobernantes, llamados Nueva Fundación de los Padres de América, han decidido implantar una medida catártica (la Purga Anual) según la cual, una noche al año está permitido cometer cualquier clase de delito sin tener que responder ante justicia. O al guión la faltaban piezas o DeMonaco no supo aprovechar la idea esencial que finalmente fue perdiéndose por lugares comunes y excesivamente familiares, personajes mal dibujados, acción rutinaria y previsible.


      Un año después, James DeMonaco vuelve a la carga con esta secuela titulada ANARCHY: LA NOCHE DE LAS BESTIAS sin la presencia ya de Ethan Hawke ni la musa del terror Lena Headey pero con igual premisa: El crimen se ha convertido en una enfermedad incurable en Estados Unidos y las cárceles están llenas. El gobierno decide que durante una vez al año estará permitido que cualquier acto vandálico sea legal, con esta medida intentan reducir el número de criminales, una idea que surge de la teoría de que todo ser humano guarda dentro una dosis de maldad que en algún momento saldrá al exterior. En una situación como esta, las personas adineradas tienen más medios para defenderse que las clases humildes de aquellos que les quieren hacer daño. La policía tiene órdenes de no intervenir y los hospitales no reciben pacientes ¿cómo sobrevivir a los criminales sin convertirse en uno? Si en la primera entrega asistimos al asalto de un hogar, en esta ocasión saldremos a la calle para vivir la terrorífica Purga.


      Hemos de reconocer que las mejoras con respecto a la primera entrega han sido sustanciales, provocando, esta vez sí, una inquietante sensación de indefensión derivada de una premisa que se me antoja originalmente atrevida, incómoda y en algunos momentos, espeluznante. Está claro que los espectadores, tras ver el film original (que, recordemos, con un presupuesto de 3 millones de dólares recaudó cerca de 100) se quedaron con ganas de más y con la molesta percepción de que la historia estaba muy desaprovechada. DeMonaco acierta al abrir la acción para que discurra en distintas localizaciones de un Los Ángeles tremendamente distópico pero siempre reconocible, espacio sugerente en donde se producen unas frenéticas persecuciones que otorgan al artefacto un tono gamberro cercano al exploit setentero. Reminiscencias buscadas por el director en películas de culto como El Diablo Sobre Ruedas (Steven Spielberg, 1971), Mad Max (George Miller, 1979) y The Warriors: Los amos de la noche (Walter Hill, 1979), en un intento porque la crítica y el público se olvide del fiasco de la primera entrega, presentándonos el mismo producto pero francamente perfeccionado. Lo consigue, sobre todo, en las mejoradas y enérgicas escenas de acción y en la naturaleza feroz de su mensaje: mientras la adinerada burguesía descansa en sus casas fortificadas sin nada que temer, los delincuentes se matan entre ellos reduciendo de forma drástica la población criminal, aunque en el experimento se pierdan vidas inocentes que se darán por amortizadas.


       El film centra su acción en tres historias: Un sargento de la policía armado hasta los dientes que busca venganza por la muerte de su hijo; una camarera y su hija residentes de un barrio marginal que están a punto de ser secuestradas si no es porque lo impide su ángel vengador; y, por último, un matrimonio a punto de separarse  y que se ven inmersos en la violenta Purga debido a una avería en el coche. Insisto, el mensaje llega nítido y se nota el esfuerzo del realizador para retratar a la clase más adinerada con el mayor de los desprecios, con una crueldad propia de quien sabe dónde radica el origen de nuestros males, solo hay que estar atentos para ver cómo la clase alta celebra su particular Purga. Frank Grillo da oxígeno de manera convincente a un (anti)héroe vengador que podemos clasificar como un cruce entre el Max Rockatansky de Mad Max y el Snake Plissken de 1997: Rescate en Nueva York, y exponente máximo de la defensa frente a la violencia que se ha adueñado de las calles dando lugar a las situaciones más horribles y grotescas. Tal vez se acuse a DeMonaco de ser poco sutil, pero de lo que hablamos es de un país que, desde su fundación, vive en permanente guerra civil contra el crimen. Tal vez sea hora, visto a lo que nos está abocando este terrible hipercapitalismo, de que el primitivismo salvaje lleve a cabo una redistribución de la riqueza a través del crimen.

                                                                         

2 comentarios:

  1. Precisamente ayer vi "The Purge". También me pareció una buena idea mal aprovechada, aunque ya estaba allí el retrato despiadado de esa clase media-alta que observa complacida como los pobres mueren a manos de los violentos. Un abrazo.

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    1. Esta es bastante mejor, al menos ese mensaje que señalas llega más nítido y las escenas de acción están más logradas. De todas formas, la saga se desmadrará y, como me ha pasado con otras, dejaré de seguirla. En fin, pocos estrenos en la semana, me voy a dar una vuelta por los cines a ver que se cuece, acabaré viendo, con suma pereza "El Protector", pero es que a mí el Jason Statham ese no me acaba de convencer y parece que siempre hace la misma película, como si estuviera metido en un bucle.

      Un abrazo

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