domingo, 17 de agosto de 2014

CRÍTICA DE: "LOS MERCENARIOS 3"

Nueva excursión en el geriátrico hollywoodiense
LOS MERCENARIOS 3 ê
DIRECTOR: PATRICK HUGUES.
INTÉRPRETES: SYLVESTER STALLONE, JASON STATHAM, ARNOLD SCHWARZENEGGER, HARRISON FORD, MEL GIBSON, DOLPH LUMDGREN, ANTONIO BANDERAS, WESLEY SNIPES.
GÉNERO: ACCIÓN / EE. UU. / 2014  DURACIÓN: 123 MINUTOS.   

     ¡Qué verano de cine más cansino! ¿Queda alguna otra secuela por estrenar? Pues aquí tenemos de nuevo a estos musculosos matusalenes repartiendo hostias, una saga de jubilados que regresan para cumplir la imposible misión de recuperar la gloria perdida haciendo proselitismo de su virilidad en un mundo en que todos los armarios están quedándose vacíos. Lo hacen con el aliño de un guión que se puede escribir con los dedos de los pies cuando uno se encuentra echando una siesta tras una noche de exceso etílico: puñetazos, tiroteos, explosiones, humor tosco, nostalgia impenitente y acción a raudales que horada mi sistema nervioso sin que las meninges puedan desarrollar su función de barrera protectora.


      En esta nueva entrega, Barney (Sylvester Stallone), Navidad (Jason Statham) y el resto del equipo se enfrentan a Conrad Stonebanks (Mel Gibson), el hombre que fundó los Mercenarios hace años, antes de convertirse en un despiadado traficante de armas y al que Barney tuvo que matar… o eso creía él hasta ahora. Stonebanks, que ya esquivó la muerte una vez, tiene un solo objetivo: acabar con los Mercenarios. Pero los planes de Barney son otros, y se le ocurre que lo mejor es reclutar sangre nueva para luchar contra la nueva generación. Así reúne a un grupo de jóvenes compuesto por tres hombres y una mujer que son más rápidos y con más conocimientos técnicos. La misión vieja escuela contra nueva escuela se convierte en la batalla más personal que han librado los Mercenarios.


      Nunca fui un fan rendido de los actioners de la década de los 80, y en múltiples ocasiones me sentí estafado por las aventuras disparatadas y algo fascistoides de los Stallone, Schwarzenegger, Norris, Van Damme, Lumdgren y Seagal (dejo al margen la figura de Bruce Willis, que tal vez esté necesitada de otros matices), casi nunca me convencieron sus cochambrosos guiones basados en el elogio del músculo y la testosterona para dar validez al slogan “Yo soy la justicia” desarrollado tiempo atrás y con más acierto por Charles Bronson en su saga justiciera a principios de la citada década.


    Aun así, Los Mercenarios (Sylvester Stallone, 2010), un pasatiempo esperpéntico ideado como celebración de la virilidad y para lucimiento de una simbólica representación geriátrica rebosante de viagra, nos regaló algunos momentos de sorna y acción descerebrada en las dosis suficientes como para que nos la tomásemos como una gamberrada autoconsciente cercana al placer culpable. La cosa incluso mejoró un poco con Los Mercenarios 2 (Simon West, 2012), un entretenimiento conscientemente estúpido y rodada con cierto pulso, ritmo y desfachatez. La cosa debió de quedar ahí, pero Stallone empeñado en sacar todo el jugo gástrico y la bilis a su saga, nos presenta ahora LOS MERCENARIOS 3, un artefacto tan innecesario como una patada en los huevos. Nada hay que se pueda salvar en esta vulgar secuela en la que la irrupción de savia nueva resulta intrascendente y que no es sino una sucesión de set-pieces de acción filmadas sin mucho tino y en la que ni los continuos cambios de localizaciones aportan nada especial.


         Durante el clímax final me entretuve en pensar lo agotador que resultaría contar la cantidad exacta de disparos y puñetazos que contiene esta olvidable película de acción rutinaria y una puesta en escena con menos fuerza que los walkie talkie de los Airgam Boys, siempre lastrada por innumerables clichés, diálogos anodinos y momentos de indescriptible confusión. Un saltimbanqui Antonio Banderas (cuyas apariciones siempre van acompañadas por los acordes de una dichosa guitarrita española) y que se hace más pesado que el cuñado de Rocky, no aporta nada a la trama, y el observador más pertinaz asiste con serenidad a la decadencia de su carrera en Hollywood. De igual modo, Mel Gibson está muy desaprovechado como villano del relato, con muy poca presencia y sin transmitir ninguna emoción más allá de la palpable demostración de que el tiempo todo lo destruye. Puede que solo Wesley Snipes aporte algo de chispa a este geriátrico hipervitaminado, aunque hay algo que me llama poderosamente la atención: la escasísima sangre que dejan las múltiples escenas de acción ¿para qué? Pensará Stallone, si la nueva cultura del entretenimiento resulta ya de por sí absolutamente devastadora.

4 comentarios:

  1. Ya la veré cuando la echen por televisión. Un abrazo.

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  2. Ni siquiera así merece la pena. En fin, lo del libro que te comenté: llevo muchos años colaborando como voluntario en asociaciones benéficas o sin ánimo de lucro. En los inicios de una de ellas, PROINES (asociación prointegración del enfermo psíquico) me propusieron hace ya mucho tiempo (creo que fue en el 99), que como colaboraba con medios de comunicación realizando críticas de cine y dedicando poemas y epistolarios a las musas de la moda, el rock y el cine, publicarme un libro con la intención de que lo que se recaudara por su venta fuera a parar a la asociación para tapar algún agujero, entonces esta asociación carecía de subvenciones.

    Yo sólo tenía dos libros terminados; un poemario titulado "Plástico: poemas desde las entrañas de mi nave"; y un libro de críticas cinematográficas titulado "100 películas que me llevaría a una isla desierta" que reunía muchas de las películas que más me habían gustado de cada década. Publicaron el primero porque el segundo se iba de presupuesto, puesto que yo sólo ponía una condición para su publicación: que el libro tenía que contener un cuadernillo central con los carteles de todas las películas. El extraño libro de poemas se vendió casi en su totalidad (aunque todavía veo que se puede encontrar algún ejemplar en la red) a 1.000 pesetas de las de entonces el ejemplar. También me encargué del diseño y realicé el dibujo de la portada.

    En cuanto al libro de cine, muchas de las películas que lo componen aparecen aquí en mi blog, han habido otros organismos interesados en publicarlo, pero ya no estoy yo por la labor: no se vende un puto libro... y menos de cine, y publicar por publicar me resulta una idiotez. Lo que si estoy escribiendo es una novelita que sí verá la luz en formato digital y en papel, pues es algo que ya me han ofrecido cuando me he tomado la molestia de mandar un par de capítulos de la misma a algunas editoriales de por aquí ¿cuándo? A una página cada dos días, calculo que el año que viene. Bueno, esa es toda la historia.

    Un abrazo.

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  3. Hola Pedro; hombre, lo de Antonio Banderas no me extraña, y si dices que cada vez que sale viene acompañado por acordes de guitarra con aires españoles, entonces será igualito que en Shrek que cuando aparece el gato con botas al que él le da voz tenemos la misma musiquilla; Me ha hecho gracia lo de saltimbanqui, hacía tiempo no escuchaba la palabreja, pero vamos tampoco creo que llegue a la altura de Burt Lancaster y Nick Cravat. Ya te digo lo de Banderas no me extraña pero y lo de Harrison Ford, que? me parece que está en los títulos de crédito.
    Bueno a ver cuando me haces seguidor del blog, supongo que algún regalito tipo cartel de cine me caerá, vamos digo yo.

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    1. Pero hombre Pascasio, si yo lo que quiero, ya que las visitas van a buena marcha, es tener miles de miembros en este blog, pero eso depende sólo de ti hacerlo con una simple cuenta gmail. El papel de Harrison Ford es tan irrelevante que no merece la pena subrayarlo y Antonio Banderas me parece que puede dar por finiquitada su muy irregular carrera de galán en Hollywood. Me gusta el idioma de Cervantes, de ahí que utilice siempre palabras no muy usuales, subterfugios y meandros que hagan sentir mi lengua materna como algo muy cercano.

      Ya estás tardando en hacerte miembro, y en recompensa intentaré hacerme con un póster de "Lucy" de tu adorada Scarlett, si es que finalmente la estrenan aquí, o mejor dicho, si les sirven alguna copia. Mañana lo sabremos.

      Un abrazo

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