domingo, 15 de septiembre de 2019

CRÍTICA: "IT: CAPÍTULO 2" (Andy Muschietti, 2019)


Una segunda entrega reiterativa
“IT: CAPÍTULO 2” êêê
DIRECTOR: Andy Muschietti.
INTÉRPRETES: Jessica Chastain, James McAvoy, Isaiah Mustafa, James Ransone, Bill Skarsgard, Jay Ryan, Bill Hader.
GÉNERO: Terror / DURACIÓN: 169 minutos / PAÍS: EE.UU / AÑO: 2019

     
  Inferior a It (2018), la primera entrega dirigida también por el bonaerense Andy Muschietti, que representó una muy fiel adaptación de la obra literaria de Stephen King y representó con fascinante conmoción los miedos de la infancia y los abismos de maldad que se abren cuando se deja atrás esa etapa y se es plenamente conscientes de los peligros que acechan, esta secuela titulada It: Capítulo 2 arranca 30 años después de aquella en la que “El Club de los Perdedores” formado por Bill, Beverly, Richie, Ben, Mike y Stanley se enfrentaron al macabro payaso Pennywise (Bill Skarsgard), y que en cuanto tuvieron la oportunidad  abandonaron el pueblo de Derry, en el estado de Maine, que tantos problemas les había ocasionado. Ahora, ya adultos, parece que no pueden escapar de su pasado. Todos deberán enfrentarse de nuevo con el temible payaso para descubrir si de verdad están preparados para superar los traumas de la infancia.

    
   Como ya comente en la anterior entrega, Stephen King no lo ha confesado nunca (que yo sepa), pero supongo que todo comenzó  con el famoso caso real de John Wayne Gacy, conocido en Estados Unidos como Pogo “El Payaso Asesino”, un tipo que secuestró y asesinó a más de una treintena  de niños en los años 70 y que pasaba por ser un ciudadano ejemplar absolutamente integrado en la comunidad. Padre de familia y empresario que se disfrazaba de payaso para divertir a los niños en el hospital local y en fiestas infantiles. Fue ejecutado con una inyección letal en la prisión de Stateville en mayo de 1994.

  
   Con un reparto de lujo en el que destacan Jessica Chastain y James McAvoy, Muschietti alarga innecesariamente una secuela que de haber sido sometida a una poda drástica de no menos de media hora hubiera arrojado un resultado mucho más satisfactorio. El ejemplo es esa escena inútilmente alargada del disparatado clímax final que dice muy poco de un guión que en determinados momentos navega a la deriva. It: Capítulo 2 es un film formulario en cuanto a su estructura y repetitivo en cuanto a las escenas y su planificación con Pennywise como protagonista. Lo mejor de la función lo encontramos en esa primera hora con el nexo de unión de Mike (Isaiah Mustafa), el único del grupo que se quedó en Derry analizando escrupulosamente la maldición de It con el pueblo y a la espera de una nueva irrupción. El resto del grupo se marchó lejos y casi todos han conseguido un estatus social envidiable. La llamada de Mike les pilla por sorpresa y les vuelve a reunir en Derry sin saber muy bien por qué.

   
   Ninguno de los miembros parece recordar (han hecho todo lo posible para olvidarlo) aquel siniestro sumidero  con hedor a muerte y se han buscado un futuro lejos de Derry, no sólo para huir de la grotesca sonrisa del clown psicópata y su icono favorito (un globo de color rojo sangre), también porque en muchos de sus hogares la situación no pintaba bien (violencia doméstica, abusos, miseria). Lo que pasa es que el pasado es algo sumamente viscoso, y de vez en cuando regresa con sus fantasmas para asolar tu memoria. En realidad, como recalca el film: “somos lo que desearíamos olvidar”, y la infancia siempre es la patria, con los buenos momentos compartidos, con su dolor y sus traumas. Con un cameo del propio Stephen King como dueño de una tienda de antigüedades, It: Capítulo 2 vuelve al pasado con insistencia como si poca cosa más tuviera que ofrecer, tal vez porque entre el grupo de “El Club de los Perdedores” no existe ya la química de cuando eran niños, lo que nos lleva a un final que parece un calco del de la primera entrega, dando la sensación de que el extenso metraje ha vaciado la imaginación de los guionistas, poniendo énfasis entre la crisis y los traumas de la infancia y la actual de los cuarenta. La conclusión nos puede llevar a la reflexión nada errática de que el payaso asesino no es sino una metáfora cruel de los demonios de toda existencia.

2 comentarios:

  1. La acumulación de escenas de impacto acaba por desactivar el misterio que aún preservaba la primera entrega. Me parece simplemente entretenida, como un paseo por la casa del terror de cualquier parque de atracciones.

    Un abrazo.

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  2. Un reparto de buenos intérpretes para un guión reiterativo y en demasiadas ocasiones, a la deriva.

    Un abrazo.

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