sábado, 14 de julio de 2018

JOYAS DEL CINE ERÓTICO: “9 SONGS” (Michael Winterbottom, 2004)


     
    En el año 2004 el británico Michael Winterbottom nos sorprendió con esta tórrida historia que fusiona el drama, el musical, el romance y el erotismo para plasmar en imágenes la magnífica novela “Plataforma” de mi admirado escritor francés Michel Houellebecq. El resultado es un irregular relato que nos presenta a Lisa (Margo Stilley) una estudiante estadounidense que está pasando un año en Londres. Matt (Kieran O`Brien) la conoce en un concierto de Black Rebels Motorcycle en Brixton Academy y se enamora de ella.


     Su relación sentimental está jalonada de canciones de las bandas a cuyos conciertos asisten: la citada Black Rebel Motorcycle Club, The Von Bondies, Elbow, Primal Scream, The Dandy Warhols, Super Furry Animals, Franz Ferdinand y el omnipresente Michel Nyman. Digamos que el guión (por llamarlo de alguna manera) lo firma el mismo director y que Houellebecq se desentendió del proyecto porque tenía su propia visión cinematográfica para su novela. Así, con una narrativa en forma de flashbacks, la película avanza con Matt cumpliendo su sueño de viajar por la Antártida, recordando su relación amorosa con Lisa y divagando sobre las relaciones humanas.


     Según nos cuentan, los diálogos fueron fluyendo a medida que se filmaban las escenas, de forma espontánea y con la interacción y complicidad del director y la pareja de intérpretes practicando sexo explícito. Durante la narración se suceden cortes abruptos que alternan planos del paisaje helado del continente blanco con planos de conciertos, pero también lo que constituyó la banal rutina de una pareja de amantes, incluida su sexualidad, a la que se la quiere dotar de un clima poético. Con un estilo semidocumental y un precario argumento, Winterbottom trata de alejarse de los estereotipos sexuales del cine para profundizar en una sensibilidad tan bella e intimista como impostada, tal vez por el temor a caer en la obscenidad. El problema de 9 Songs es que es una historia mínima y sus personajes resultan  muy planos y carentes de atractivo, por lo que a uno no le queda más remedio que concentrarse en la música y las hermosas imágenes de la Antártida (que sirve de gélida metáfora para el recuerdo de un ardiente romance), pues el sexo sin ambages de la función no invita ni siquiera al consuelo del onanismo. 



    

No hay comentarios:

Publicar un comentario