lunes, 22 de enero de 2018

CRÍTICA: "LOS ARCHIVOS DEL PENTÁGONO" (Steven Spielberg, 2017)

Todos los presidentes malos
LOS ARCHIVOS DEL PENTÁGONOêêê
DIRECTOR: STEVEN SPIELBERG.
INTÉRPRETES: TOM HANKS, MERYL STREEP, BRUCE GREENWOOD, JESSE PLEMONS, BOB ODENKIRK, MATTHEW RHYS.
GÉNERO: DRAMA / EE.UU. / 2017 / DURACIÓN: 116 MINUTOS.

     El cine cuenta ya con una larga tradición de películas que tocan de manera sustancial o marginal el tema del periodismo. Desde las más recientes El desafío: Frost contra Nixon, Buenas noches, y buena suerte, Spotlihgt o Matar al mensajero hasta las clásicas Ciudadano Kane, El cuarto poder, Primera plana y Todos los hombres del presidente. Una larga y sugerente lista a la que Steven Spielberg ha querido aportar su granito de arena, pues no había incursionado nunca en una materia que ha regalado espléndidos films al Séptimo Arte.

   
    Como si de una secuela del film Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976) se tratara, Spielberg nos presenta ahora Los archivos del Pentágono, película que sitúa su acción en junio de 1971, cuando los principales periódicos de los Estados Unidos tomaron una valiente posición a favor de la libertad de expresión, informando sobre los documentos del Pentágono y el encubrimiento masivo de secretos por parte del gobierno, que había durado cuatro décadas con cuatro presidentes norteamericanos. En ese momento Katherine Graham (Meryl Streep), propietaria del Post, y el editor Ben Bradlee (Tom Hanks), intentaban relanzar un periódico en decadencia y decidieron apoyar al New York Times y luchar contra el intento de la administración Nixon de restringir la Primera Enmienda. Los documentos contenían información clasificada sobre la Guerra de Vietnam, y su publicación generó un encendido debate sobre la libertad de prensa que acabó en una batalla legal en el Tribunal Supremo.


     Centrada más en la línea de investigación periodística del film de Pakula que en la azarosa y peligrosa labor de los reporteros de guerra de películas como Los gritos del silencio, Salvador o El año que vivimos peligrosamente, Spielberg se apoya en un buen libreto y un reparto solvente para narrar uno de los affaires más terribles e infames de la historia, unos informes secretos que negro sobre blanco y con todo lujo de detalles se filtraron a la prensa y fueron conocidos como “El informe McNamara”, el Secretario de Defensa interpretado en el film por un magnífico Bruce Greenwood. Estos papeles revelaban con meridiana claridad que la Guerra de Vietnam estaba perdida desde el inicio, y que aun siendo conscientes de ello, se siguió enviando soldados al matadero y provocando carnicerías pavorosas, incluso entre la población civil. Todo para tratar de evitar la expansión del comunismo en aquella zona del hervidero asiático y que la maquinaria de guerra continuara siendo un negocio muy rentable.
  
  
   Se confirmó así lo que ya se sabíamos, que la primera víctima de la guerra es la verdad. Con su demostrado oficio para narrar con ritmo y claridad las historias más laberínticas, el director de Tiburón rinde tributo a aquellos periodistas que se enfrentaron al poder omnímodo del Estado (políticos y jueces) para dejar claro que no puede existir democracia sin periodismo, y que luchando contra las presiones políticas decidieron preservar  la libertad de expresión y de prensa aunque su periódico, The Washington Post, se hundiera en la miseria.

    
   La duda entre publicar o no esos informes clasificados la tenía que despejar la directora del periódico (una soberbia Meryl Streep) que en realidad tenía más que perder  que el editor del mismo (un correcto Tom Hanks dando oxígeno al mítico Ben Bradlee) que cierto es se encontraba igual de agobiado que ella ante el dilema y las horas bajas que estaba viviendo el periódico. Aquella decisión de Katherine Graham dio brillo a uno de los momentos más épicos y esperanzadores de la historia del periodismo, y sobre todo, representó un punto de inflexión en las relaciones entre política y prensa.

    
   Todo ocurrió antes del todavía más famoso escándalo Watergate que tuvo lugar en junio de 1972 y que acabó con la carrera presidencial de Richard Nixon (Dick “el Tramposo”) en 1974. Así, Spielberg clausura su film conectando con el momento en que cinco hombres fueron descubiertos intentando robar documentos en la sede del Partido Demócrata en el complejo Watergate. Como demócrata liberal convencido, la mirada de Spielberg no es tan cáustica, amarga y pesimista como la de Pakula, y la función parece aceptar que la corrupción es una tara asumible por el sistema. Personalmente, me gusta más Todos los hombres del presidente, pero estaremos de acuerdo en que el antaño apodado rey Midas de Hollywood nos entrega un film muy digno.

2 comentarios:

  1. "Todos los hombres del presidente" hablaba, sobre todo, del poder de la prensa. El film de Spielberg hace hincapié en la responsabilidad periodística y el valor de la libertad de expresión. Dos películas complementarias y sin duda magníficas.

    Un abrazo.

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    1. Claro, Ricard, yo lo que digo es que la visión sobre la corrupción de Spielberg, demócrata liberal convencido, se impone finalmente como una tara que deben asumir las democracias occidentales. Estoy de acuerdo, pero la visión de Pakula era más amarga y pesimista sobre el sistema y la condición humana.

      Un abrazo.

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