sábado, 1 de febrero de 2014

MIS PELÍCULAS FAVORITAS: "EL PACTO DE LOS LOBOS"

 EL PACTO DE LOS LOBOS
(LE PACTE DES LOUPS)
Aventura Fantástica - Francia, 2001 - 142 Minutos.
DIRECTOR: CHRISTOPHE GANS.
INTÉRPRETES: SAMUEL LE BIHAN, MARK DACASCOS, VINCENT CASSEL, ÉMILIE DEQUENNE, MONICA BELUCCI, JÉRÉMIE RÉNIER.

    Dentro del nuevo cine francés, Chistophe Gans, cinéfilo confeso y fundador de la revista especializada Starfix, es uno de sus cachorros más mimados. Debuta con el largometraje Crying Freeman (1995) que adapta un célebre manga japonés sobre yacuzas protagonizado por Mark Dacascos. Anteriormente había realizado uno de los episodios de Necronomicon (1993) film que con una estructura dividida en tres capítulos recreaba un horror sobrenatural a partir de la obra de H. P. Lovecraft. Perteneciente a una nueva generación de jóvenes directores franceses (Besson, Kassovitz, Kounen, Pitof) que alguien bautizó como Generación Terminator, y que suponen, en su conjunto, una esperanzadora inyección de savia nueva. Amantes, casi todos ellos, de la acción anfetamínica, las emociones fuertes, los cómics, el humor ácido y referentes claramente marginales.
    
    El pacto de los lobos está inspirada en los sucesos acaecidos durante el reinado de Luis XV y que dieron lugar a la leyenda de la bestia de Gévaudan. Situados ya en la Francia del siglo XVIII, un cuarto de siglo antes de la Revolución Francesa, unos brutales crímenes sacudieron la región francesa de Gévaudan, que la imaginería popular atribuye a una criatura diabólica. Un naturalista, Grégoire de Fonsac (Samuel Le Bihan) es enviado por el monarca, junto con su hermano de sangre, Mani (Mark Dacascos) un indio canadiense, para investigar el caso. Tras quedarse colgado con la hija del señor de aquellas tierras (en realidad, el marqués de Apcher) y cuando está a punto de descubrir el misterio de la bestia que despedaza campesinas, el rey le aparta de la investigación

    No comparto la inquina o animadversión que muchos críticos o cronistas españoles demuestran hacia casi todo lo nuevo que nos llega firmado por los jóvenes componentes de la citada generación francesa, será chauvinismo, un síndrome o una fijación, pero lo cierto es que el desprecio colectivo se repite casi obsesivamente.  En mi opinión personal (puro pleonasmo) el actual panorama cinematográfico francés es, con diferencia el más interesante y prometedor de Europa, y películas como Ocurrió cerca de su casa (1992), La Reina Margot (1993), El profesional (1994), El odio (1995), Dobermann (1997), El quinto elemento (1997), Fóllame (2000), Los ríos de color púrpura (2001), Vidoq (2001), Irreversible (2002) han encontrado acomodo en mi, por otra parte atestada dvdteca -¡vaya palabro!- , lo dice alguien que nada tiene que agradecer a Francia ni a los franceses  -salvo su incuestionable aportación cultural-  pero, para ser sinceros, tampoco arrastro ningún trauma. La leyenda medieval sobre la región rural atemorizada por una criatura extraordinariamente asesina inspiró también la erótica La Bestia (Valerian Borowczyk, 1975), carnal -y brutal- revisitación del mito de la bella y la bestia que obtuvo un importante éxito comercial. No obstante, sobre la historia hay que decir que todos los personajes existieron menos el indio Mani, la leyenda nunca se aclaró y los últimos rastros de animales degollados datan de 1973, convirtiendo al monstruo que también existió -y que en el film de Gans aparece como una especie de enorme y aterrador ¿león?, ¿oso?, ¿lobo?, cubierto por una imponente coraza- en el escalofriante icono de una arraigada mitología. Sobre la causa de tan espeluznantes degüellos -más de 100 personas fueron atacadas y devoradas por tan enigmático animal-  los lugareños lo atribuyen a la cólera divina, o al yeti, o al hombre lobo.

 El pacto de los lobos es una aventura épica y algo esquizoide que aúna la lucha de artes marciales y la tecnología digital, en la que se apunta una clara referencia a Sergio Leone y sus spaghettis-western, y, cómo no, del calculado esteticismo de John Woo y sus incalculables émulos. La lógica nos incita a pensar que la génesis de aquella espiral de horror y muerte no nació de un modo casual, moviendo los hilos, todo un avieso lobby de aristócratas, terratenientes y señores nobles de la más diversa calaña que, interesados en mantener sus dominios y privilegios feudales, hacían uso del terror y la opresión como mejor arma para alcanzar sus bastardos y siniestros fines. Imagen lúdica y estremecedora de ese terror representada por Jean-François de Morangias (Vincent Cassel), pérfido y satánico personaje con maña en el arte de la magia y la brujería, al cual nos imaginamos como oficiante, e incluso maestro de ceremonias, en el diabólico pacto sellado en la franja frondosa de los bosques de la región de Lozére.


    A Christophe Gans le hemos de reconocer un estilo propio, su abanico de influencias -que además de las arriba citadas bebe también de los cómics y los vídeo-juegos-  nos hace percibir un ser mitómano e iconoclasta, que navega lejos de la sobria tradición y los arquetipos clásicos del cine francés. Le pacte des loups se me antoja como un entretenido cocktail abundante en personajes estereotipados, situaciones extremas y de un claro afán rupturista. El gusto por el vértigo, el ritmo perfectamente medido, los impresionantes monstruos infográficos (con secuencias que pasarán a los anales del cine fantástico por su colosal belleza; esa en la que la bestia acude a la llamada de su amo y que se apoya en una soberbia luz a cargo de Dan Lausten) el impacto visual acompañado de un brillante diseño, convierten este film, a pesar de su tremendismo delirante, en un fascinante viaje por los ritos, los miedos y la leyenda de un tiempo irrepetible. Es, sin lugar a dudas, la última gran obra maestra del cine fantástico de aventuras.    

6 comentarios:

  1. La recuerdo como un tanto irregular pero muy impactante a nivel visual. Saludos.

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  2. Ya sabes, amigo ricard, que los gustos son como el culo: todos tenemos uno. Déjame decirte que para mí es una de las últimas obras maestras del fantástico, en los posteriores años nadie me ha presentado una película superior a ésta dentro de ese género, ninguna me ha regalado postales tan absolutamente hipnóticas. Podría ver una copia muda de este film y me seguiría pareciendo igual de magnética.

    Saludos

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  3. Hola, Pedro. A mí sí me gusta esta película. Tiene grandes momentos como la primera escena, que creo que Valenti o Salas asemejó a "Tiburón", el magnetismo de Cassel, la tremenda Bellucci y el enfrentamiento final, con un punto de paganismo ritual contra la Razón que me resulta muy actual. En fin, un abrazo.

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  4. Creo, amigo José, que sólo Jesús Palacios es más fan de esta película que yo. Si, realmente esa escena te atrapa y prepara para el resto del metraje. Como digo, una deslumbrante fotografía en la que se apoya Gans para lograr momentos inolvidables como esa de la llamada del amo a la bestia o la escena de la irrupción de ésta en la cabaña. Tras la separación de Cassel y Mónica Belucci yo lo que espero es que el vampiro no la haya vaciado.

    Un abrazo

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  5. Una de mis favoritas, sobre todo porque aparte de lo visual que es grandiosa en ese sentido, y que conjuga muy bien el suspense con la acción (el primer intento de caza es genial) y los momentos más teatrales (véase esa cena con poeta incluído) se atreve a trazar un guión en el que entra desde la Revolución Francesa y el ahorcamiento de señores feudales (ese prólogo y epílogo) con un trasfondo de filosofía vs iglesia (razón vs misticismo cristiano personificados en un libro y una bestia) mezclado todo con artes marciales, personajes carismáticos y una fotografía magistral. A ver qué tal le ha quedado a Gans la nueva versión de "La Bella y la Bestia".

    Un abrazo!

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    1. De acuerdo contigo: un guión compacto, grandes interpretaciones, metáforas políticas, excelente luz, pulso en la dirección, fantástica ambientación y unos escenarios naturales deslumbrantes. Lo mejor es que la peli está siendo reivindicada por las nuevas generaciones de aficionados, lo que dice mucho del legado cultural y, sobre todo, de cómo el tiempo pone en su lugar a la obra, a su autor, y a quienes en su momento mostraron su indiferencia o la denostaron.

      Un abrazo

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