domingo, 18 de junio de 2023

LAS MEJORES PELÍCULAS DE CULTO: "UN HOMBRE EN EL TEJADO" (Bo Widerberg, 1976)

 

“UN HOMBRE EN EL TEJADO”  êêêê

(MANEN PÅ TAKET)

DIRECTOR: Bo Widerberg.

INTÉRPRETES: Carl-Gustaf Lindstedt, Håkan Serner, Birgitta Valberg, Sven Wolter, Eva Remaeus, Thomas Hellberg, Ingvar Hirdwall.

GÉNERO: Thriller-Acción / DURACIÓN: 111 minutos / PAÍS: Suecia/ AÑO: 1976

      Para los lectores cinéfilos que no hayan oído hablar de él, Bo Widerberg fue un guionista y director sueco que murió a los 66 años de un cáncer de estómago en 1997. En su ciudad natal Malmö existe una pequeña plaza con su nombre en recuerdo de su figura y de su importante legado cinematográfico. Widerberg debutó en el año 1962 con el mediometraje El niño y el dragón, y entre sus películas más celebradas están Joe Hill (1971), Victoria (1979) y La belleza de las cosas (1995).

     Para este cronista, su obra más lograda, que es además es una de las mejores de la cinematografía sueca, es Un hombre en el tejado, que llegó a captar el interés de la crítica y el público internacional y que se ha mantenido igual de fresca casi cinco décadas después de su estreno. Basada en la novela policíaca de la pareja especialista Maj Sjöwall y Per Walöö, que escribieron una decena de novelas negras en los años 60, la historia comienza cuando el teniente de policía Nyman, que se encuentra ingresado en un hospital, es brutalmente asesinado con una bayoneta. Los inspectores de homicidio Martin Beck (Carl-Gustaf Lindstedt) y Einar Rönn (Håkan Serner) se harán cargo del caso. El oficial de policía asesinado era un hombre infame, sin escrúpulos, conocido entre sus compañeros por abusar de sus privilegios como policía y con multitud de quejas en contra suya.

     Un hombre en el tejado está segmentada en dos partes bien diferenciadas, una primera que se desarrolla como un interesante thriller procedimental que se extiende hasta el minuto 70, y una segunda parte que completa el metraje y que se impone como una rabiosa película de acción muy bien rodada y que da sentido al título cuando un selectivo y tremendamente preciso francotirador dispara contra unos policías desde un tejado en el centro de Estocolmo.

      En el primer tramo seguimos las pesquisas de los inspectores encargados del caso en una rutina de papeleo, llamas telefónicas, indagaciones e interrogatorios para tratar de aislar a un sospechoso que tuviera una razón sólida para matar de forma tan atroz al teniente de policía. Pero, claro, debido a que era un mal bicho, serán varias las líneas de investigación que se abren. Así, asistimos al ajetreo de las comisarías, las visitas pertinentes de los investigadores a la familia del policía asesinado y a los familiares de las otras víctimas, las que Nyman dejó a lo largo de su cruel trayectoria policíal. Porque si hay algo peor que un delincuente común, ese es un policía delincuente, y hay veces que el odio y la ira contenida durante años llega un día que explota, aunque, invariablemente, deje por el camino un reguero de vidas inocentes.

     Una vez identificado el asesino que, armado hasta los dientes se ha pertrechado en el tejado de un inmueble y que dispara a todo aquel policía que se le ponga a tiro, un hecho que coge a los inspectores Martin Beck y Einar Rönn tomando café con pastas en la casa de los padres del principal sospechoso, se va formando todo un enjambre de curiosos, periodistas y policías alrededor del edificio desde donde dispara el francotirador y que entorpecen la acción de los grupos especiales de operaciones, que tendrán una intervención desastrosa con un helicóptero debido a la habilidad del asesino que se mueve como pez en el agua, identificado como Ake Eriksson (Ingvar Hirdwall), un antiguo ex militar cuya esposa murió hace diez años por una negligencia de Nyman. El veterano inspector Martin Beck, cercano ya a la jubilación y con unos kilos de más, se ofrece voluntario pues piensa que esa es la acción de un hombre solo. Mala idea. Un hombre en el tejado es una brillante película rodada con atmósfera, precisión narrativa, profesionalidad técnica y una gran labor en la dirección de actores. La reflexión sobre de “aquellos polvos, estos lodos”, flota en un ambiente de desesperanza con el plano fijo a blanco y negro del francotirador abatido que clausura la función. Muy recomendable película.

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