domingo, 17 de marzo de 2019

"ESCAPE ROOM" (Adam Robitel, 2019)


Un puzzle mortal
“ESCAPE ROOM” êê
(Adam Robitel, 2019)


     Adam Robitel (The Taking of Deborah Logan, Insidious: La última llave) nos presenta una nueva película de terror, género en el que se ha especializado y que ya tiene prevista una secuela en 2020. La sinopsis del film es la siguiente: seis desconocidos reciben un misterioso paquete. En su interior se encuentran un mensaje que promete al propietario una oportunidad de ganar diez mil dólares y alejarse de la vida rutinaria. El grupo llega al local señalado y se dan cuenta de que se disponen a competir en una “Escape room”. Pronto descubrirán que sea quien sea el que ha organizado el juego, conoce todos y cada uno de los detalles de sus vidas. Ahora no tendrán más remedio que encontrar las pistas y resolver el puzzle. Sólo así saldrán con vida de esa habitación.


    Cogiendo el testigo y la evidente inspiración de Saw y Cube, Escape room se desarrolla a buen ritmo y con medidas dosis de adrenalina. Todos estaremos de acuerdo en que la premisa de la película está ya muy trillada, pero Robitel sabe cómo sacar partido al aspecto visual y hacer uso del suspense con una creatividad no excesivamente macabra. Hablamos de una película realizada con mimo, con momentos de humor corrosivo y unos intérpretes semidesconocidos que aportan lo que se les exige. 

    Construida a partir de los códigos estructurales del subgénero Escape room (habitaciones mortales rebosantes de trampas de las que sólo es posible escapar resolviendo rompecabezas), la acción va directamente al grano encerrando a los seis desconocidos en una claustrofóbica sala de la que tratarán de escapar con vida cuando se convierta en un horno y posteriormente saltarán a otro escenario ambientado con un frío glacial. Con menos hemoglobina y gore que Saw pero con un perverso juego de puzles, Escape room tiene su punto de ingenio y logra crear una cierta empatía hacia los personajes arquetípicos pero muy humanos. No pasará a la historia pero tampoco resulta despreciable.

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