lunes, 22 de febrero de 2016

¡AVE, CÉSAR!

¡AVE, CÉSAR! ê
(Joel y Ethan Coen, 2016)

       ¿A qué viene esta memez?
    
    
    Apostrofo: al igual que hay marineros que pierden la gracia del mar, los hermanos Joel y Etha Coen están perdiendo la gracia del cine. No sé a qué viene esta tontería titulada ¡Ave, César! Desde 2007, año en que se estrenó aquel peliculón titulado No es país para viejos, sólo una película, el resultón remake Valor de ley (2010), se eleva por encima de la mediocridad rampante en que parecen instalados: ni Quemar después de leer (2008) comedia disparatada sin chispa de gracia, ni la excéntrica Un tipo serio (2009), ni A propósito de Llewyn Davis (2013), una aburrida historia pergeñada para su propio goce, han conseguido alojar ni una sola esencia memorable en mi saturada memoria, el más mínimo recuerdo perdurable. Tampoco ha conseguido atraparme esta comedia de tintes metacinematográficos en donde George Clooney da vida a una gran estrella del Hollywood de los años 50 que mientras rueda una superproducción de romanos acaba siendo secuestrado por un cónclave de guionistas izquierdosos.


          La pregunta es pertinente ¿a qué viene esta simplada? Y, sobre todo ¿a qué viene esta memez pergeñada por los firmantes de obras maestras como Fargo o Muerte entre las flores? No diré que es una tomadura de pelo porque cualquier película tiene detrás un trabajo que merece ser respetado, pero la verdad es que el ejercicio resulta más innecesario cuando precisamente los Coen ya cuentan en su filmografía con una película excelente sobre los entresijos y la cara más triste de Hollywood titulada Barton Fink. Aun siendo consciente de que el tono de una y otra es distinto, el homenaje en ¡Ave, César! a las majors y el cine de aquella maravillosa década de los 50 tiene aquí una débil premisa argumental y una estructura tan deshilvanada que incluso los gags más atinados, como ese que nos presenta a un cowboy acróbata que roza la idiocia y que los estudios quieren transformar en un galán seductor y perspicaz, resultan absolutamente inocuos.


      En la función vemos a Josh Brolin dando vida al jefe de los estudios Capitol que además de lidiar con los problemas que acarrean los rodajes y procurar que las producciones sean un éxito, debe estar constantemente apagando los incendios de índole personal de sus caprichosas y egocéntricas estrellas. Su único sentimiento de culpa consiste en que fuma algunos cigarrillos a espaldas de su esposa. También vemos a un sorprendente Channing Tatum dando el do de pecho en un número musical al estilo de Un día en Nueva York, y a Scarlett Johansson como remedo de Esther Williams y sus celebradas películas acuáticas. Todo en una época en donde el macarthismo que dio lugar a la caza de brujas y la televisión amenazaban con acabar con el Hollywood mítico. ¡Ave, César! es un film aburrido, irrelevante, una bobada para la que los famosos cineastas gemelos no se han tenido que estrujar mucho el cerebro. 

4 comentarios:

  1. Hola Pedro. Pues yo la pienso ver. Con El gran Lebowski y Arizona baby me lo pasé fenomenal. Un abrazo.

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  2. "El gran Lebowski" es una película de culto que está sólo un peldaño más abajo que "Fargo" y "Muerte entre las flores", sus dos más grandes obras maestras. "Arizona baby" ya me pareció más floja. También me gustan mucho "No es país para viejos", "Barton Fink" y "El hombre que nunca estuvo allí". Pero yo no las compararía con esta paja mental que los Coen, como irredentos onanistas, sólo realizan para sí mismos. Claro que la deberías ver, pues el ejercicio te puede valer para comprobar al menos dos cosas: los errores que pueden cometer unos cineastas cuando creen que pueden vivir ya de su prestigio; y que crean que ese prestigio puede camuflar sus múltiples cagadas.

    Si vas a verla, date prisa, porque está resultando un fracaso total y seguramente va a durar un par de semanas en exhibición por estos lares. A la gente cada día resulta más difícil engañarla.

    Un abrazo.

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  3. Por cierto, la secuencia "No me gusta tu cara de capullo" es buena, pero la de la bolera que sirve de presentación a Jesús Quintana, el gran John Turturro, está a la misma altura. He visto esta película una docena de veces.

    Un abrazo.

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