domingo, 6 de septiembre de 2015

LOS MEJORES CARTELES DE CINE: ÁNGEL DE VENGANZA (1982)


 Ms. 45 (Abel Ferrara, 1982)
     
     
      Tras El asesino del taladro (1979), Abel Ferrara rodó el thriller justiciero Ángel de Venganza, en donde una chica sordomuda que trabaja en un taller de costura, Thana (Zoë Lund aka Zoë Tamerlis) es violada dos veces en el mismo día, pero consigue matar a su segundo agresor y, apoderándose de su pistola, se convierte en una temible vengadora feminista, dedicada a liquidar a chuloputas, traficantes y cualquier tipo con un carácter misógino.


      Realizada con cuatro chavos, Ángel de venganza tiene interés incluso en la procelosa biografía de su malograda protagonista, muerta con 37 años víctima de un fallo cardiaco producido por el abuso de las drogas. Suyo es el guión de Teniente corrupto (1992) uno de los films más emblemáticos de Ferrara. Preciosa, aparentemente frágil y transformada por culpa de su particular tragedia en un ángel vengador de conmovedora belleza, no se me olvidará nunca su imagen tentadora y desarmante vestida con gabardina o con disfraz de monja, enfundada en unas sinuosas medias de rejilla ajustadas por un liguero en donde porta una pistola del calibre 45, de ahí el título original. Un film aplaudido por las feministas de la época y que Zoë toma como su rebelión por la asquerosa cosificación de la mujer y la opresión en una sociedad taimadamente machista.

     
       El póster refleja a la perfección el universo de Abel Ferrara en el tramo inciático de su carrera: ultraviolencia, sordidez, suciedad, nihilismo, marginación, bizarrismo, la ciudad retratada como una jungla habitada por una jauría humana y un pesimismo descorazonador del que es imposible salir indemne. Una excelente fotografía pone énfasis a las excreciones de la salvaje Nueva York de los 80, un cosmos de locura y frivolidad, crimen e indefensión. Un solitario y oscuro callejón, las sugerentes piernas de nuestra heroína revestidas de unas medias fetichistas, esa mano que esconde la pistola y frente a ella, en el medio del triángulo perfecto de sus kilométricas piernas, un garrulo amenazante, un delincuente de medio pelo posicionado para la defensa o el ataque que agarra fuertemente una especie de palo. Observen cómo el tono cromático cambia en el cartel español, y aunque yo prefiero el americano, el efecto es muy parecido. Un gran póster, que no pude conseguir en su día pero que he recuperado muchos años después. Quedan algunos rulando por ahí, aprovechen si les gusta.

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