domingo, 8 de julio de 2012

EL ENIGMA DEL CUERVO


Misterio a medio gas
EL ENIGMA DEL CUERVO
DIRECTORES: JAMES MCTEIGUE.
INTÉRPRETES: JOHN CUSACK, ALICE EVE, LUKE EVANS, BRENDAN GLEESON, KEVIN MCNALLY.
GÉNERO: THRILLER / EE. UU. / 2012  DURACIÓN: 110 MINUTOS.   
      
     Después de la deslumbrante V de vendetta (2005), este crítico creía haber descubierto en el director australiano James McTeigue a un cineasta con personalidad, inventiva y grandes dosis de elegancia, pero tras sufrir Ninja assasin (2009), una serie B bastante mediocre y enfrentarme con toda la ilusión del mundo a esta EL ENIGMA DEL CUERVO, tengo la seguridad de que quienes realizaron aquella magnífica película –declarada hoy de culto por millones de fanáticos cinéfilos- fueron en realidad los hermanos Wachowski, que estaban acreditados como productores de la cinta. El caso es que como rendido fan de la vida y obra del escritor norteamericano Edgar Allan Poe, tenía enormes ganas de ver esta nueva apuesta que nos acerca a los últimos días del escritor que más influencia ha tenido en la posterior literatura policíaca y de terror.
     
      Con un recorrido circular la trama nos presenta a Edgar Allan Poe (John Cusack) colaborando en una  investigación policial liderada por el detective Enamett Fields (Luke Evans) y que tiene como escenario el Baltimore de mediados del siglo XIX. Fields, fanático de la obra de Poe, tiene a su cargo el esclarecimiento de una serie de crímenes horribles que están inspirados en varios cuentos de Poe, por lo que al principio las sospechas recaen sobre él, aunque pronto queda claro que los asesinatos nada tiene que ver con el autor de “El gato negro”, y que en realidad hay un asesino en serie que sigue miméticamente las pautas narradas por Poe en sus relatos sin detenerse ante nada. El detective le pide a Poe que le acompañe en la investigación, pero todo dará un giro dramático cuando Emily Hamilton (Alice Eve), la novia de Poe, es secuestrada por el criminal. Una galería de sospechosos desfilarán ante los investigadores que tratarán de averiguar quién está cometiendo tales atrocidades. 

      Este cronista siente ancestral debilidad por John Cusack, que una vez más con su variado catálogo de contrastes y matices se convierte en lo mejor de una función para la que McTeigue nunca encuentra el tono adecuado, un experimento nada original en el que un personaje real (Poe) se convierte en el eje por el que gira de forma desmañada la ficción. EL ENIGMA DEL CUERVO parte de una premisa interesante pero en su desarrollo comprobamos como el guión hace aguas configurando un corpus sin alma, de acusado esteticismo y atmósfera preñada de negritud y misterio, lo que hubiera supuesto un lustroso envoltorio si la trama prestara más interés en desentrañar las extrañas circunstancias que rodearon la muerte del genial escritor nacido en Boston, a quien en sus últimos días se le vio delirando en un estado lamentable por las neblinosas calles de Baltimore nombrando a un tal Reynolds y pronunciando su famosa frase lapidaria “¡Que Dios se apiade de mi pobre alma!”. Todo un enigma que apenas es explorado por la película que derrapa por las pistas de la investigación detectivesca copycat, como si de una aventura de Sherlock Holmes adaptada a las formas videocliperas CSI se tratara. Poe, con rasgos de una personalidad perturbada, autodestructivo, ludópata, ególatra y alcohólico viaja por la trama desde la melancólica decadencia de un perdedor hasta la cima del héroe astuto, perspicaz y pleno de estímulos sensoriales.        

      Debo insistir, lo verdaderamente interesante hubiera sido profundizar en la vida marcada por la tragedia de este genio a quien su temprana orfandad y la prematura muerte de su joven esposa Virginia (enferma de tuberculosis y a la sazón prima suya)  afectó de forma desoladora, convirtiéndole en un ser afligido refugiado en el alcohol y las drogas y acuciado por una legión de fantasmas y demonios, y que tras su muerte a los 40 años dejó un legado envidiable que ha servido de fuente de inspiración para multitud de artistas, escritores y cineastas, entre ellos Stephen King y Tim Burton, de quien el McTeigue este acaba de fusilar su excelente Sleepy Hollow; en lugar de ello nos damos un paseo por los más conocidos paisajes del policíaco de época, durante el cual nos tropezamos con los típicos tópicos del suspense gótico en su más aburrida expresión y donde no faltan los guiños gore. Una carrera contrarreloj para detener a un asesino serial cuya identidad poco nos importa llegado el previsible clímax de su extenso metraje. Aun así, he de reconocer que la espléndida labor de iluminación, la presencia siempre estimulante de Cusack, la figura iconográfica de Poe y el atractivo que  para muchos espectadores tienen la ambientación brumosa y las intrigas policiales de época, pueden convertir a EL ENIGMA DEL CUERVO en una elección apetecible para un sector del público, dependerá, en todo caso, del nivel de exigencia de cada paisano, mi listón está muy alto. 

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