sábado, 10 de abril de 2021

CRÍTICA: "CAMPANADAS A MUERTO / HIL KANPAIAK" (Imanol Rayo, 2020)

 

El descanso de los huesos

“CAMPANADAS A MUERTO” êê

(Hil Kanpaiak)

DIRECTOR: Imanol Rayo.

INTÉRPRETES: Itziar Ituño, Eneko Sagardoy, Yon González, Asier Fernández, Iñigo Aramburu, Josema Bengoetxea, Itsaso Arana, Dorleta Urretabizkaia.

GÉNERO: Thriller rural / DURACIÓN: 95 minutos / PAÍS: España / AÑO: 2020. 

    Nueve años han transcurridos desde que el director navarro Imanol Rayo debutara con 27 años con un libreto propio que adaptaba la exitosa novela homónima de Bernardo Atxaga Dos hermanos (2014), una película rodada en euskera. De aquella novela se publicaron más de una quincena de ediciones en euskera, pero la película de Rayo no tuvo tanta suerte y tras ser presentada en la sección “New Directors” del Festival de San Sebastián, pasó sin pena ni gloria para el espectador medio debido seguramente a su escasa distribución.

     Rayo nos presenta ahora su segunda película titulada Campanadas a muerto (Hil Kanpaiak) que adapta la novela de Miren Gorrotxategi y rodada también en euskera. Un thriller rural que nos sitúa en los terrenos del caserío Garizmendi, donde aparece un esqueleto enterrado. Sin saber qué hacer, Fermín y su mujer Karmen (Iñigo Aramburu e Itziar Ituño) llaman a su hijo Nestor (Eneko Sagardoy) para que se haga cargo. A la mañana siguiente Fermín no aparece y Nestor descubre que los huesos también han desaparecido. Tras llamar a la policía, hasta el caserío acuden dos inspectores de la Sección Criminal de la Ertzaintza, Espeleta y Kortazar (Dorleta Urretabizkaia y Yon González), quien muestra un especial interés por el caso… y mientras se encuentran en el caserío, la campana de la ermita comienza a doblar a muerto.

     Campanadas a muerto no aporta nada novedoso ni sugerente al drama o el thriller rural, y aunque se aparta de los estilemas y fórmulas de películas como El séptimo día de Saura o Tarde para la ira de Raúl Arévalo, la temática incide en las rencillas enconadas, la venganza y el odio fermentado durante muchos años para armar, con la gelidez del cine polar francés, una historia de vendetta que adquiere su propia lógica interna y deriva en una tragedia cruelmente redentora. En las zonas rurales, la violencia reposa durante décadas, a veces durante toda una vida, y estalla en un instante a través de una escalada sangrienta e infernal. El problema de Campanadas a muerto es su arriesgada y confusa narrativa, con saltos temporales en los que apenas se advierten las transiciones y obligan al espectador a hacer un cansino esfuerzo de concentración para no perderse en el laberinto de sucesos y subtramas que jalonan el itinerario vital de esa familia entre el presente y el pasado. Estamos, una vez más, ante una historia cainita y fatalista que deja un reguero de cadáveres para abonar los verdes campos del interior del País Vasco, buen lugar para el descanso de los huesos.

     Campanadas a muerto (Hil Kanpaiak) está muy lejos de ser una película redonda, tal vez su mayor defecto sea su voluntad de trascender utilizando una narrativa elíptica abstrusa, inanes planos estáticos, recursos como la utilización del fuera de campo cuando se desarrolla una explosión de violencia, parcos diálogos y la irritante banda sonora de un chirriante orfeón para ambientar el silencio, que perfora como un estilete los oídos del espectador. Insisto, en la función se acumulan las muertes violentas, pero el relato carece de intriga y emoción. Los escenarios (poco aprovechados por el empeño de una cámara cercana y escrutadora) y personajes, poco comunicativos pero de intensas miradas, están cubiertos de negrura, de un dramatismo calculado e impostado que infunde al relato una apariencia de ejercicio de estilo. Pero sólo es otra trillada historia de venganza, pasiones criminales, odio subterráneo y abusos, cuyas raíces se hunden en el pasado pero que crecen en los lodos del presente retroalimentándose con una energía feroz hasta transformar la ira en muerte y tragedia.

2 comentarios:

  1. Había leído alguna crítica sobre este film y va, más o menos, en línea con lo que apuntas. Una lástima.

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  2. Pues sí. Lo peor que puede ocurrir con un director joven y novato es que le de un ataque de autor.

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