lunes, 5 de octubre de 2015

CRÍTICA: "REGRESIÓN"

Un vacío glacial
REGRESIÓN ê
DIRECTOR: ALEJANDRO AMENÁBAR
INTÉRPRETES: ETHAN HAWKE, EMMA WATSON, DAVID THEWLIS, DAVID DENCIK, AARON ASHMORE, DEVON BOSTICK.
GÉNERO: THRILLER / ESPAÑA / 2015  DURACIÓN: 106 MINUTOS.   
 
   
      Lo he repetido en múltiples ocasiones: el cine de Alejandro Amenábar no me gusta. Pienso que es un director muy sobrevalorado sobre el que se crearon grandes y fundadas expectativas a raíz de su interesante ópera prima, Tesis (1996), una película realizada con cuatro chavos que, aunque no llega a ser redonda, resiste bien nuevos visionados gracias a su frescura narrativa y habilidad técnica, sin molestarse en camuflar notorias influencias de cineastas como Brian De Palma o Darío Argento. Algo que no ocurre con el resto de su obra; Abre los ojos (1997), película que desfallece a mitad de su metraje debido a ciertas incoherencias argumentales y un ritmo plomizo y descompensado que hace que finalmente nos importe poco la tragedia existencial sufrida por un guaperas triunfador; no la he vuelto a ver, pero tampoco me emocionó la supertaquillera Los Otros (2001), film-plagio donde los haya que atesora todos los clichés y recursos técnicos mil veces vistos en el subgénero de casas embrujadas, y que basa todo su efecto en una no tan original pirueta final;  ni siquiera la oscarizada Mar adentro (2004), llegó a conmoverme más allá de la sentida e impecable actuación de Javier Bardem en la encrucijada vital y degradación moral de una enfermedad irreversible; no hablemos de Ágora (2009) un artefacto puramente mecanicista de excesiva y fría retórica con olor a cartón piedra.


     Lo sorprendente en este joven director es su manifiesta incapacidad para plasmar sentimientos y desgarros emocionales. Lo vuelve a demostrar en su nuevo film, donde los tremendos dramas narrados no proyectan la mínima empatía hacía ninguno de los personajes. Regresión nos sitúa en una localidad de Minnesota en el año 1990. El detective Bruce Kenner (Ethan Hawke) investiga el caso de la joven Ángela (Emma Watson) que acusa a su padre, John Gray (David Dencik) de abusar de ella, por lo que se refugia en la iglesia. Cuando John, de forma inesperada, admite que puede ser culpable aunque no se acuerda de nada, el experimentado psicólogo, Dr. Raines (David Thewlis) se incorpora el caso para ayudarle a revivir sus recuerdos reprimidos. Lo que descubre desenmascara una siniestra conspiración.


     Ante todo, pediría que algunos remamahuevos de esos que untan con vaselina hasta las meteduras de pata más grandes de Amenábar,  me trataran de explicar qué tiene de especial esta película que no nos hayan contado ya antes mil veces mejor. Con la referencia inexcusable de La semilla del diablo (Roman Polanski, 1968), La Profecía (Richard Donner, 1976) e incluso la magistral 1ª temporada de True Detective y, como casi siempre, tomando descaradamente como modelo una modesta película para la televisión estadounidense titulada Forgotten Sins (Dick Lowry, 1996), basada en el caso real de Paul Ingram que narra la historia del sheriff de un condado que es acusado por su hija de abusos, una historia que deriva en rituales satánicos que al protagonista (John Sea) acaban por hacerle dudar de su inocencia, hoy queda meridianamente claro que Amenábar es muy poca cosa sin el complemento esencial del guionista de sus primeros trabajos, Mateo Gil.

      Y no es que a mí este guionista me parezca descollante (sólo me satisface el libreto de Tesis) pero es verdad que las historias carecen de la más mínima sustancia sin su participación. En Regresión Amenábar se limita a crear una pulcra atmósfera y una exuberante ambientación apoyadas ambas en la excelente fotografía de Daniel Aranyó, todo lo demás es abusar de los efectos de sonido e idear algún giro tan pueril como previsible. Pero si esto es malo, hay que estar atentos al zarrapastroso trabajo de su nefasto reparto, con un Ethan Hawke que cada día que pasa parece peor actor y que no tiene un solo momento acertado. Dándole réplica, una estreñida Emma Watson, sin duda una de las peores actrices de su generación.



      Regresión esconde un enigma impostado, como esos regalos de pega envueltos en cincuenta cajas de cartón, que comete el error de querer ser trascendente y original, de tomarse muy en serio a sí misma como si de un ejercicio de estilo se tratara. Pero yo estoy harto de ver cientos de películas mejores con la misma temática que ni siquiera se llegan a estrenar en las salas, lo que también hubiera ocurrido con esta cinta si no llega a estar firmada por el director de Mar adentro. Algo que ni sus palmeros llegarán a negar aunque siempre estén dispuestos a aplaudir con las orejas cualquier cosa que haga el niño mimado de José Luis Cuerda.

    Estos alegan que la película está bien filmada. faltaría más, después de haberse gastado 50 millones de dólares para lo que no es nada más que un olvidable telefilm de sobremesa y teniendo un bagaje de media docena de largometrajes rodados. Debutantes como Dani de la Torre filman tan bien como él y saben dotar a la acción y el tablero dramático de mayor emoción y enjundia. Elementos que el realizador de origen chileno confunde aquí con verborrea, psicología barata y sobreexplicaciones. Para colmo, es un film que no contiene ningún susto eficaz; subimos el volumen y al carajo. ¿Dónde está aquí el misterio? ¿En el tipo que toma fotos con la polaroid? ¿En que se busca a un hombre con "capucha”? Regresión no tiene grandeza, es una película aburrida, plana y por momentos sonrojante, un collage confeccionado con retales de obras mayores, con un guión soso que intenta imitar las pautas de Shyamalan y que nos aboca a un final anticlimático, acorde, eso sí, con lógica interna de un pastiche insípido que no admite defensa.


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