jueves, 11 de julio de 2024

JEANNE DIELMAN, 23, QUAI DU COMMERCE, 1080 BRUXELLES

 

¿Es ésta la mejor película de todos los tiempos?

“JEANNE DIELMAN, 23, QUAI DU COMMERCE, 1080 BRUXELLES”

DIRECTORA: Chantal Akerman.

INTÉRPRETES: Delphine Seyrig, Sylvain Dielman.

GÉNERO: Drama / DURACIÓN: 193 minutos / PAÍS: Bélgica / AÑO: 1975

    Sitúo en el contexto a mis lectores: el British Film Institute publica una revista mensual con el título Sight & Sound. Cada diez años, desde 1952, esta revista realiza una encuesta entre críticos de cine, cineastas y académicos en la que se eligen las diez mejores películas de todos los tiempos. Por supuesto, el mayor interés radica en la que ocupa la primera posición. En el año 1952 ese privilegiado lugar lo ocupó la obra maestra del neorrealismo italiano Ladrón de bicicletas (1948). Sin embargo, durante las siguientes cinco décadas se mantuvo inalterable en lo más alto de la lista Ciudadano Kane, la magistral ópera prima que Orson Welles firmó en 1941… hasta que en 2012 fue descabalgada de esa posición por Vértigo (1958) una las películas más celebradas de Alfred Hitchcock.

     Lo curioso es que en las anteriores siete ediciones apenas ha existido polémica ni discusiones reseñables porque, más allá de las opiniones y gustos personales, todo el mundo estaba de acuerdo en subrayar la calidad de las películas anteriormente citadas. Ese aparente consenso salta en mil pedazos en la última edición de 2022 cuando 1639 críticos, cineastas y programadores eligen como la mejor película de todos los tiempos el film de la directora belga Chantal Akerman titulado Jeanne Dielman, 23, quai du commerce, 1080 Bruxelles.

     Una película desconocida por el gran público e incluso por una parte importante de cinéfilos y gente del mundillo del cine. Digámoslo ya, Jeanne Dielman es la primera película dirigida por una mujer en ocupar tan relevante categoría y se ha visto favorecida por el espíritu de los nuevos tiempos, la ampliación del número de participantes en la encuesta y por el crecimiento exponencial en las últimas décadas de la cantidad de mujeres influyentes en todos los ámbitos de los medios audiovisuales o que se situaron detrás de una cámara. No obstante, en su estreno, la película fue saludada positivamente por muchos críticos como Louis Marcorelles que la calificó como “la primera obra maestra del cine feminista.”

    La trama gira en torno a la crónica de tres días seguidos en vida de una mujer viuda llamada Jeanne Dielman (Delphine Seyrig), que sigue un orden inmutable: mientras su hijo adolescente está en la escuela, ella se ocupa de las labores domésticas por la mañana y ejerce, previa cita en su domicilio, la prostitución por la tarde para poder mantenerse ella y su vástago. Así, la vemos desayunar, limpiar los zapatos de su hijo, hacerle el desayuno, lavar los platos, hacer la cama, limpiar el baño, asearse, encender y apagar luces, hacer la compra, pelar patatas… no tiene vida social y apenas se comunica con su hijo. Una rutina mostrada con largos planos poniendo énfasis en todo lo que en otras producciones resultaría accesorio e irrelevante. Pero eso era lo que pretendía Akerman, mostrar el peso plomizo de las horas, que el espectador se sienta subyugado al ver como una mujer se organiza la vida para no tener tiempo libre, para no agobiarse por un lacerante vacío existencial y una soledad elegida pero inabarcable.   

 


      Con una duración de más de 3 horas, una austera economía y un aspecto formal intachable, Jeanne Dielman no es, a mi juicio, ni la mejor ni la peor película de todos los tiempos, aunque estaremos de acuerdo en que es un film crudo e hiperrealista sobre la extenuante materialidad del tiempo de la mujer en el hogar que deriva en una innegable servidumbre. Rodada con planos fijos casi sin movimientos de cámara, vemos a una magnífica Delphine Seyrig metida en la piel de un personaje alienado y lleno de matices, y aunque reiteradamente realiza las mismas tareas, observamos que cada día está más perturbada, convirtiéndose con el paso de los días en una olla a presión que, como era previsible, finalmente estalla. Su existencia monótona y deprimente termina pasándole una severa factura psicológica, mostrando al espectador cómo y de dónde surgen los orígenes de la opresión y represión de la mujer.

2 comentarios:

  1. La película tiene un gran interés, sobre todo por la radicalidad de su propuesta tanto a nivel argumental como narrativo. Ello no obstante, creo que se ha visto beneficiada (como otros muchos títulos de la última lista de Sight and Sound) por una suerte de discriminación positiva, que quizás sea menos necesaria en el futuro, cuando la igualdad de género consiga extenderse a la realización cinematográfica (en Catalunya, al menos, ya hay más mujeres directoras).

    Un abrazo.

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  2. Pues sí, como escribo más arriba, el espíritu de los nuevos tiempos. Pero el dato me cuesta creerlo. Lo que ocurre es que muchos directores catalanes hacen cine fuera de Cataluña. Sería el caso de Jaume Collet-Serra, Daniel Calparsoro, Albert Serra, Juan Antonio Bayona, Kike Maíllo y tantos otros. En cualquier caso, la producción catalana en las últimas décadas tiene un vago interés para mí. Está muy lejos de mis adorados Jorge Grau, José Ramón Larraz, Vicente Aranda, Joaquín Jordá o Bigas Luna.

    Un abrazo.

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