Poco conocemos de la vida de la
actriz BLANCA MARSILLACH, salvo que
nació en Barcelona en 1966 y que es hija del también actor, director y
dramaturgo ya fallecido Adolfo Marsillach. Propietaria de una compañía de
teatro, hace unos años tradujo y adoptó la obra de Tennessee Williams “El reino de la tierra”. Su carrera
avanza compaginando algunos trabajos para la televisión con una labor de actriz
cinematográfica que comienza a mediados de los 80 con En Penumbra (José Luis
Lozano, 1985), ópera prima de su realizador y pésima película protagonizada por
Amparo Muñoz y Miguel Bosé.
No tuvo mejor suerte con su segunda incursión con La monja alférez (Javier Aguirre, 1986), absoluto fracaso crítico-comercial sobre la vida de Catalina de Erauso. Y qué decir de la infumable Atraco a las… tres y media (Raúl Marchand, 2003) burdo remake del clásico “Atraco a las tres”.
Sí conoció el éxito con El otro lado de la cama (Emilio Martínez Lázaro, 2002), simpática comedia musical que recreaba el pop nacional de los 70/80 y donde tenía un papel muy secundario. Finalmente, recuerdo su última aparición en la gran pantalla en el thriller político Gal (Miguel Curtois, 2006), un engendro sobre el terrorismo de estado.
No tuvo mejor suerte con su segunda incursión con La monja alférez (Javier Aguirre, 1986), absoluto fracaso crítico-comercial sobre la vida de Catalina de Erauso. Y qué decir de la infumable Atraco a las… tres y media (Raúl Marchand, 2003) burdo remake del clásico “Atraco a las tres”.
Sí conoció el éxito con El otro lado de la cama (Emilio Martínez Lázaro, 2002), simpática comedia musical que recreaba el pop nacional de los 70/80 y donde tenía un papel muy secundario. Finalmente, recuerdo su última aparición en la gran pantalla en el thriller político Gal (Miguel Curtois, 2006), un engendro sobre el terrorismo de estado.
Celosa
de su intimidad, parece como si quisiera olvidar un tiempo que otros, sin fimosis
en la imaginación y en la memoria, siempre recordaremos. Pero todos tenemos un
pasado, y Blanca Marsillach y su hermana Cristina formaron parte activa de aquella galería de
reinas del erotismo que empapelaron el patio de mi casa, que sí es particular.
Puede que no tuvieran el halo de misterio de Mae West ni la chispa de Marilyn
Monroe ni el frágil magnetismo de Audrey Hepburn, pero lograron levantar las
faldas de la hipercasta España aireando tabúes y fragancias, produciendo un
efecto eréctil de imposible retroceso. Las amé a todas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario