LEONOR WATLING (Madrid,
28-7-1975), hija de una británica y un gaditano, tuvo como primer deseo
convertirse en bailarina profesional, por lo que con 8 años comenzó a tomar clases de baile
clásico que posteriormente tuvo que abandonar debido a una lesión en una rodilla.
Dejando atrás su primer sueño y decidida ya a ser actriz, dio sus primeros
pasos en los escenarios de diversos centros culturales formando parte de grupos
de teatro amateur. Fue en 1993 cuando debutó en el cine con un papel secundario
en la ópera prima de Pablo Llorca “Los
jardines colgantes”, film que pese a contar con un elenco de prestigio obtuvo
una lamentable distribución. Tras pasar un tiempo estudiando en el Actor´s
Center de Londres, interviene en series televisivas como “Farmacia de guardia” y “Querido
maestro”, y fue de nuevo Pablo Llorca quien requirió su concurso para su
tercer film, “Todas hieren” (1997).
Leonor Watling es
actualmente la pareja sentimental del cantante y compositor uruguayo Jorge
Drexler, con quien tiene un hijo. Ella, por su parte, no le anda a la zaga,
pues lidera como cantante y letrista el grupo Marlango, obteniendo un cierto
éxito entre minorías con una música que
ni entiendo ni me gusta. Reconozcámoslo, si Leonor Watling aparece en esta
sección no es por sus excepcionales dotes interpretativas que sólo podemos
catalogar de resultonas en films como Son de mar (Bigas Luna, 2002), Hable con
ella (Pedro Almodóvar, 2002), En la ciudad (Cesc Gay, 2003), Salvador (Manuel
Huerga, 2006)o Los crímenes de Oxford (Álex de la Iglesia, 2008), películas
que forman parte de la treintena de títulos en los que la actriz ha intervenido
de manera secundaria o protagónica, tampoco por el poder hipnótico de su
música, que no me interesa en absoluto, sino, claro está, por sus hermosos rasgos
físicos, atributos indiscutibles si uno ha sido espectador de Son
de mar, basada en la novela homónima de Manuel Vicent y a la que
pertenece la serie de fotogramas que ilustran esta crónica; de la folletinesca
e interesante Hable con ella, film en el que no pronunciaba ni una palabra
pero estaba muy bella tan quieta y desnuda; y Los crímenes de Oxford,
película en la que nos regalaba una imagen impagable vestida sólo con un
delantal. Confieso que es una de las actrices que más atractivas me resultan, es
por eso que recurro de nuevo a “Lo malo de que tu no existas”, del
gran poeta villanovense Miguel Romero
Carmona para dedicarle unos versos sublimes: Esperaré el día en que me brote del corazón un mar tan ancho y
nostálgico, que nos cubra y te convierta en la ahogada más bella y más cercana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario