EVA MENDES (Miami, Florida, 1974), actriz de origen cubano que
debutó en el cine en1998 en el film de serie Z “Los chicos del maíz: Los campos del terror” (cinta que fue a parar
directamente al mercado del vídeo), no se encuentra incluida en mi exclusiva
lista de las 100 mejores actrices de todos los tiempos. Sin embargo, sí está
entre las elegidas en otra selección aún más especial: mi lista de las 10
mujeres con las que me recluiría de por vida en una isla desierta. Ya saben,
para hablar de cine y esas cosas.
Tras ser descubierta por un agente
artístico que había visto su foto en la carpeta de un vecino admirador de su
belleza, abandonó sus estudios de marketing por el más sugerente mundo de los
escenarios. Eva tiene las caderas más perfectas de Hollywood –desde su altura
se ve el otro lado del mundo-, una boca que incita al delito y unos ojos más
profundos que la herida de mi existencia. Pero es que además, la niña adquiere
compromisos y se une el club militante de PETA (Personas por el Trato Ético a
los Animales), posando desnuda seguramente para concienciarnos de que “no se
puede matar focas para vestir zorras”.
De su filmografía sólo recuerdo tres
títulos de oro: “Training Day”, “Crash” y “La noche es nuestra”, y sólo uno más que
aceptable, “The Spirit”, aunque su
limitado talento artístico ha impedido que en ninguno de ellos adquiera un
protagonismo absoluto. Su imagen bendice las páginas de esta sección y
nosotros, en agradecimiento, le dedicamos unos versos del gran poeta Paul
Celan, del que tantos años vengo llorando su suicidio: Tu cuerpo en silencio, / yaces
en la arena junto a mí, / bañada de
estrellas.
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