lunes, 29 de agosto de 2022

"PAM & TOMMY"

 

MINISERIE “PAM & TOMMY” (2022) êêê

La serie distribuida por Hulu y Disney+ narra la historia de la relación entre Pamela Anderson (Lily James) y Tommy Lee (Sebastian Stan), un turbulento romance que comenzó cuando se conocieron en una discoteca y se casaron en México después de conocerse sólo durante 96 horas en el año 1995. Pero el eje sobre el que gira gran parte de la trama es el escándalo mundial que provocó un vídeo de la pareja manteniendo relaciones sexuales y que fue robado por un contratista resentido y actor porno de segunda fila, Rand Gauthier (Seth Rogen), y que posteriormente fue distribuido en formato de cinta de vídeo y a través de una página web, circulando por todo el mundo sin consentimiento de la pareja a partir de la primavera de 1996.

    Tommy Lee era (y seguramente sigue siendo) un capullo con orejas, un baterista mediocre que se creía con el derecho a hacer lo que le daba la gana sólo por el hecho de ser famoso y porque su banda Mötley Crüe había vendido millones de discos en los años 80, incluso le daba igual humillar, amenazar y estafar a las personas humildes que vivían de sus salarios. Seguramente se merecía la venganza de ese trabajador que estaba trabajando en las obras de reforma de su casa de Malibú al que despidió sin pagarle los honorarios que le debía. La que no se merecía nada de lo que pasó era Pamela Anderson, una chica inocente y cándida nacida en el pueblo canadiense de Ladysmith y que soñaba con ser famosa trabajando de modelo y actriz, cumpliendo así el sueño americano, el anhelo de muchos adolescentes: abandonar su pueblo de mala muerte para alcanzar el éxito, el reconocimiento y la fortuna viviendo una maravillosa vida.

     Claro que todos sabemos que las dotes artísticas de Anderson no le daban para conseguir tres Oscar como Meryl Streep, ni siquiera para estar nominada. Pero también es cierto que el robo y la posterior difusión de la cinta de vídeo, en la que aparece con su entonces marido practicando sexo, cortó en seco el avance de su carrera sumiéndola en una angustiosa situación y situándola en el centro de la diana de las burlas en una sociedad adocenada y machista, pues por el simple hecho de ser mujer y haber posado una docena de veces para Playboy fue ella quien salió peor parada del feo asunto, como si eso fuera comparable a la filtración y exposición pública de una cinta privada que había sido robada y que hoy sería considerado un delito grave.


     Pam & Tommy es una adaptación muy pulp de aquellos hechos reales que cuenta con potentes interpretaciones de un Sebastian Stan que perfila bien a aquella estrella del rock con un ego estratosférico pero ya en decadencia a mediados de los años 90, pues el glam metal había quedado relegado por los sonidos de Seattle, con el grunge de Nirvana a la cabeza. También brilla con luz propia Seth Rogen dando oxígeno a un electricista/carpintero con la idea fija de vengarse del famoso baterista, no sólo por no haberle querido pagar lo que le debía, también por haberle amenazado con un rifle cuando fue a recoger sus herramientas. Pero quien realmente sobresale es Lily James encarnando a Pamela Anderson, estrella de la televisión gracias a su papel de C. J. Parker en la popular serie Los vigilantes de la playa, y que por un vídeo de carácter íntimo que jamás debió de ver la luz, vio como su situación laboral y emocional se derrumbaban, así como sus expectativas de superación artística y personal.

     Todo el que quiso accedió  al visionado de la cinta de 54 minutos grabada en un yate durante la luna de miel de la pareja en 1995, a pesar de que en esa época internet estaba en pañales y no existía la efervescencia viral de hoy, Penthouse publicó fotos sexuales explícitas de la pareja e Internet Entertainment Group llegó a un acuerdo con Pamela y Tommy para emitir el vídeo online (era su única opción debido a la ambigüedad de los derechos de autor), iniciando así el concepto “vídeo viral”. El matrimonio de la famosa pareja hacía aguas y en 1998 se divorciaron, habían vivido momentos de absoluto enamoramiento y felicidad, aunque sólo resuenen ya los ecos de sus peleas, escándalos y frustraciones por la maldita cinta de vídeo. Aprended la lección.

sábado, 27 de agosto de 2022

CRÍTICA: "UNA NUEVA VIDA" (Pilippe Grandrieux, 2002)

 Visión decadente del infierno de la existencia

“UNA NUEVA VIDA” êêê

(LA VIE NOUVELLE)

DIRECTOR: Philippe Grandrieux.

INTÉRPRETES: Zachary Knighton, Anna Mouglialis, Zsolt Nagy, Raoul Dantec, Vladimir Zintov, Giorgi Kadurin, Simona Houselmann.

GÉNERO: Drama / DURACIÓN: 108 minutos / PAÍS: Francia / AÑO: 2002

    El director francés Philippe Grandrieux es un cineasta peculiar, todas sus películas están dirigidas a minorías con temáticas que oscilan entre el horror y el erotismo, a veces, como es el caso, con ciertas connotaciones metafóricas sobre la decadencia de la sociedad actual, hipnotizada por la imagen y abducida por la violencia física y psicológica. Su ópera prima, Sombre (1998) está considerada una película pionera del New French Extremity (Nuevo Extremismo Francés) versa sobre un asesino en serie de prostitutas que un día encuentra a una chica virgen que cree que se entregará a él para liberarle de su maldición. Transitando por varios géneros (el documental, el erotismo, el cine experimental) y tras rodar en 2002 Una nueva vida, estrena el drama Un Lac (2008) que con el tema de la epilepsia como eje (una obsesión del director) narra la vida de una familia que vive junto a un lago y uno de los hijos sufre ataques epilépticos. Su último largometraje de ficción, La última noche en París (2015), es un drama erótico que narra las desventuras de un hombre que regresa a París para encontrarse con su único y verdadero amor, una enfermera que perdió a su hijo y nunca se ha recuperado de la tragedia.

   Enmarcada, como Sombre, en la corriente del Nuevo Extremismo Francés, Grandrieux considera Una nueva vida una versión moderna del mito de Orfeo, en la que el cuerpo humano es analizado con el detallismo de un documental. Tomando como escenario la capital de Bulgaria, Sofía, un paisaje urbano espectral asolado por la corrupción y la pornografía, seguimos a Seymour (Zachary Knighton) un joven soldado estadounidense que se obsesiona con una bella prostituta, Melania (Anna Mouglialis), y se verá envuelto en una espiral de perversiones eróticas y decadencia.

   Filmada con angustiosa sordidez y sin apenas diálogos, Grandrieux logra una atmósfera agobiante al recrear un microcosmos sucio, amenazante y devastador por donde deambulan personajes siniestros y primitivos, y en el epicentro de la lúgubre pesadilla, una hermosa chica, simple carnaza, prostituta forzada, humillada y maltratada, con la que los hombres pagan sus frustraciones, un objeto para el desahogo salvaje en un abismo silente tan brutal y claustrofóbico como desolador.

    El espectador no debería acercarse a Una nueva vida como lo hace a una película convencional, el director galo elabora un ensayo de trama ambigua que ofrece pocos asideros y ningún consuelo, sin poner límites a las perversiones, a las pasiones destructivas y, sobre todo, a la avidez posesiva de Seymour, el joven norteamericano que con un puñado de dólares quiere comprar a Melania, atrapada en una red de mercadeo de carne humana y vigilada férreamente por un repulsivo proxeneta. La violencia siempre latente y a veces presente, la ausencia de vínculos familiares y las relaciones de poder filtran unos personajes que se mueven de forma compulsiva por un laberinto hediondo entre el sexo, la impotencia y un vacío sideral. La ciudad de Sofía se nos aparece retratada como un vertedero humano, una urbe herrumbrosa que acoge vidas sin futuro ni destino, sin almas, sin esperanzas.

     Philippe Grandrieux experimenta, siempre lo hace, busca definir un estilo utilizando música electrónica y una cámara temblorosa, que como el ojo de un cíclope sondea el deseo, la fisicidad de los cuerpos, los estados de ánimo, las emociones complejas y cubre las perversiones íntimas con un manto de oscuridad o destellos de infrarrojos que obligan al espectador a reflexionar sobre la violencia con el recurso de la imagen borrosa y el fuera de campo. En una sociedad que vive de espaldas a las pequeñas tragedias y contrariamente a su título, la nueva vida es mugrosa, desastrada, con olor a burdel barato, a tráfico de personas y perros rabiosos que compiten con los hombres en bestialidad. La fusión de elementos que configuran el horror (el temor a las reacciones impulsivas, la sensación de impunidad, la rabia, la incontrolable excitación, los gestos desfigurados) golpean al espectador que teme por el porvenir de Melania, presa de un miedo interiorizado, esclava sexual en un mundo de psicópatas y depredadores que siempre ejercen el control, la cosifican y le escupen su maldad. Una película absolutamente perturbadora.