domingo, 23 de octubre de 2022

CRÍTICA: "CERDITA" (Carlota Pereda, 2022)

 

Terrores cotidianos

“CERDITA” êêê

DIRECTORA: Carlota Pereda.

INTÉRPRETES: Laura Galán, Carmen Machi, Richard Holmes, Claudio Salas, Camille Agilar, Pilar Castro, José Pastor, Chema del Barco, Julián Valcárcel, Irene Ferreiro.

GÉNERO: Drama-terror / DURACIÓN: 99 minutos / PAÍS: España / AÑO: 2022

    Con incursiones en el campo de la televisión dirigiendo episodios de series como Lex, El secreto de Puente Viejo y Alba, la cineasta madrileña Carlota Pereda dirigió un par de cortometrajes bastante aseados, Rubias (2016), con Maggie Civantos al frente del reparto, y Cerdita (2018), que debido a la buena aceptación crítica, al Goya y el Premio Forqué al Mejor Cortometraje de Ficción, le ha servido de inspiración para el debut de su primer largometraje en solitario, ya que anteriormente había debutado en la antología episódica argentina La cola del diablo (2021).

     En el tórrido verano de un pueblo extremeño, Sara (Laura Galán) es una adolescente con problemas de obesidad que vive atemorizada por el acoso de unas chicas de su edad que se burlan de su aspecto físico. Nadie, ni siquiera Claudia (Irene Ferreiro), una amiga de la infancia, la defiende. Sin embargo, este verano las cosas van a cambiar. Un misterioso desconocido con el que se encontró en la piscina, ha llegado al pueblo con ansias de impartir justicia. Las acosadoras de Sara desaparecen sin que nadie sepa qué ha sido de ellas. Bueno, nadie salvo Sara, a la que esas chicas robaron la ropa mientras se bañaba en la piscina y tuvo que pasar la vergüenza de volver a casa en bikini.

    Rodada en Villanueva de la Vera (Cáceres), el primer tramo de Cerdita, que es como llaman de manera insultante las otras chicas a la protagonista debido a su sobrepeso, transcurre en la abrasadora y costumbrista monotonía de cualquier pueblo de la península en época veraniega, una rutina sólo rota por lo que representa el eje que equilibra la función: el bullying que sufre Sara y que le impide salir de casa por el temor a encontrarse con las agresivas adolescentes que la insultan y denigran, e incluso cuando va a darse un chapuzón a la piscina, elige la hora en que las instalaciones están vacías de gente. Pero es allí donde sufrirá un suceso casi criminal por parte de las jóvenes acosadoras que es observado por el único bañista que se encuentra en la piscina junto a Sara.

 

   Acoso, maltrato, gordofobia, pánico… son cuestiones y temáticas que harán reflexionar al espectador no sólo por la repugnancia hacia quien se ha visto involucrado en algún hecho similar como actor, también si lo ha hecho de una forma vergonzosamente cobarde y pasiva. Pero héroes quedan pocos. Laura Galán da vida de forma convincente a la torturada Sara como doble víctima del acoso de las demás adolescentes y de la incomprensión de su madre (una brusca Carmen Machi) que se muestra tan obtusa como chabacana ante la angustia que padece su hija. En ese tenebroso microuniverso rural, se mueve Sara, y con su mirada y sus gestos nos transmite su impotencia, su hastío, su carácter vulnerable y el pánico que la atenaza. En el segundo tramo de esta cruel fábula, el espectador es interpelado sobre las consecuencias de la venganza, partiendo de una génesis narrativa que puede justificarla, aunque la violencia sólo genere más violencia. Cuando todo estalla, Sara opta por no contar lo que sabe.

    En la mejor tradición del gótico ibérico, el relato deriva en un espectáculo slasher que oscila entre la denuncia social sobre el sadismo de ciertos comportamientos que generan soledad, terror y un dolor insufrible en las inocentes víctimas que padecen acoso en todos los ámbitos de la vida (siendo este apartado lo más interesante de la película), y la tradición del sangriento cine de justicieros, que por definición implica una violencia desmedida, y que en Cerdita erige en héroe no al perpetrador, sino a la sufrida víctima convertida en heroína, que tras los abusos padecidos y sentimientos encontrados hacia el psicópata que es el único hombre que la ama y protege, deja claro que ella no es como las acosadoras, pues su enorme humanidad se rige por códigos morales y éticos más elevados, alumbrando así la pureza de su alma y el descubrimiento de un coraje y una fuerza desconocida. Tan necesarios en el cruel hábitat en el que vivimos. De Cerdita recordaremos los variados miedos que nos asolan, el mal oculto en las más lozanas bellezas, la tremenda estupidez de estigmatizar a un género asociándolo con la exclusividad de la violencia y el odio en el altar de los más poderosos sentimientos ganando la partida al amor… porque el Mal siempre se retroalimenta y nunca descansa.  


jueves, 13 de octubre de 2022

LAS MEJORES PELÍCULAS DE CULTO: "ADIÓS PELELE" (Claude Berri, 1983)

 

“ADIÓS PELELE” êêêêê

(TCHAO PANTIN)

DIRECTOR: Claude Berri.

INTÉRPRETES: Coluche, Richard Anconina, Agnès Soral, Philippe Léotard, Albert Dray, Ben Smail, Mahmoud Zemmouri.

GÉNERO: Drama-noir / DURACIÓN: 93 minutos / PAÍS: Francia / AÑO: 1983

    El director francés Claude Berri, que presentó en el año de su fallecimiento, 2009, su última película titulada Un regalo para ella, cuenta con una filmografía en la que sobresalen títulos como El viejo y el niño (1967), La venganza de Manon (1986), El manantial de las colinas (1986) y Germinal (1993), nos regaló en el año 1983 la que para mí es su mejor película y una de las más preciadas películas europeas de culto del pasado siglo, Tchao pantin, que en español fue traducida como Adiós pelele, aunque también Pantin es un distrito de la ciudad de París, por lo que ni siquiera en Francia, creo yo, saben a qué se refiere el título. Una película que nunca se estrenó en salas en España y que pude visionar en una mala copia allá por mediados de los 80 en VHS, debido a lo cual se impone dar las gracias a Pathé por la perfecta restauración que ha logrado con esta joya .

     Adiós pelele ganó varios premios César incluido el de Mejor Actor para el célebre humorista Coluche en su primer y único papel dramático, Mejor Actor Secundario para un Richard Anconina que entonces no era muy conocido y Mejor Fotografía por la fantástica iluminación del genial operador Bruno Nuytten. La cinta está basada en la exitosa y melancólica novela de Alain Page y narra la historia de Lambert (Coluche) un expolicía que ahora trabaja en el turno de noche de una pequeña gasolinera. Abatido por una tragedia que le consume, la muerte de su hijo a causa de las drogas, no se relaciona con nadie y ahoga sus penas en alcohol.

   Una noche lluviosa, un joven traficante de poca monta, Bensoussan (Richard Anconina) entra en la tienda de la gasolinera para comprar una bujía para su ciclomotor, aunque en realidad ha entrado allí para refugiarse de la policía que le sigue. Lambert conecta con el chico rápidamente y surge una genuina amistad. Bensoussan trapichea para el dueño de un bar llamado Rachid (Mahmoud Zemmouri), al que coge sin permiso su potente motocicleta Honda para presumir delante de la chica que le gusta, Lola (Agnés Soral) una joven punk que conoció en la calle. Bensoussan ve como un día le roban el dinero que había conseguido con el menudeo de la droga, por lo que es perseguido por los sicarios de Rachid y muere en los brazos de Lambert. Lambert sólo vive ya para vengar su muerte con la ayuda de Lola, a quien cuenta su drama personal, de la que acabará enamorándose y comienza a ilusionarse con una nueva vida. Pero el reguero de sangre dejado por Lambert no le saldrá gratis.

 

    Varios de los protagonistas de Adiós pelele estaban atravesando un periodo muy complicado de sus vidas cuando surgió un proyecto que ni a Claude Berri le apetecía dirigir ni a Coluche protagonizar, asfixiado por las deudas, rehén de sus adicciones, abandonado por su mujer e hijos y con el reciente suicidio de uno de sus mejores amigos, la situación personal era muy angustiosa para el cómico. Coluche murió joven tres años después de trabajar en esta película a causa un brutal accidente de moto cuando un camión se atravesó en la carretera por donde circulaba. Tenía 41 años. Aquí borda el papel de un ex comisario de policía asqueado y sin ilusión por nada que intenta redimirse por la muerte de su hijo drogadicto al que no supo o no pudo proteger volcando todo su esfuerzo e interés en vengar la muerte del joven traficante de mala muerte al que identifica con su hijo. Este intenso y sórdido drama noir tiene como escenario los paisajes urbanos  más inmundos y marginales del París de los 80 (Barbés, République, Bastille) a los que el decorador húngaro Alexandre Trauner y el director de fotografía Bruno Nuytten subliman creando una atmósfera de alienación deprimente en consonancia con lo narrado, un microcosmos plomizo, desangelado y lluvioso al que sólo parece aportar luz Lola, esa joven y hermosa punk perdida en la noche parisina en la que recaen todas las miradas como lo harían con una rosa en un estercolero. 

    Adiós pelele aleja su deriva artística de la rutinaria película de venganza y justicieros aunque contenga todos los ingredientes recurrentes de este subgénero (la amistad, el amor imposible, la pérdida, la violencia, la redención), pero es la figura desastrada y casi fantasmal del triste perdedor alcoholizado de mediana edad al que da oxígeno de manera virtuosa y desapasionada Coluche, con sus heridas íntimas carcomiéndole el alma, lo que otorga una emoción visceral que equilibra la presumible matanza. En ese París alejado de la imagen de postal con edificios herrumbrosos y cuchitriles infectos y en un sistema que se adivina podrido para una sociedad sin esperanza, el itinerario vengativo de Lambert servirá de poco como confirma el aserto del comisario Bauer encarnado por Philippe Léotard, porque al igual que detrás de un muro siempre hay otro muro, detrás de cada traficante siempre hay otro traficante, y Bensoussan (magnífico Richard Anconina) sólo era un insignificante peón, un paria mitad árabe, mitad judío, que nunca encontró su lugar en el mundo y que trapicheaba peligrosamente por las calles oscuras y húmedas de una ciudad que vive de espaldas a las pequeñas tragedias. Su amistad con Lambert alumbra la función de manera lúcida y conmovedora porque no apela a otro interés que los valores profundamente humanos, que sirven de bálsamo para los tormentos de una lacerante existencia. Adiós pelele es una película sencilla y honesta en donde todo parece empapado por una corrosiva melancolía, y es, ante todo, un estado emocional rebosante de amargura por la amistad perdida, los amores truncados y los errores del pasado que te recuerdan que puedes escapar de todo menos de ti mismo. Una película excelente.

martes, 4 de octubre de 2022

CRÍTICA: "BLONDE" (Andrew Dominik, 2022)

 

La oscura cara del mito

“BLONDE” êê

DIRECTOR: Andrew Dominik.

INTÉRPRETES: Ana de Armas, Bobby Cannavales, Adrien Brody, Julianne Nicholson, Evan Williams, Xavier Samuel, Caspar Pillipson.

GÉNERO: Drama / DURACIÓN: 166 minutos / PAÍS: USA / AÑO: 2022

    He de reconocer que sentía una gran pereza para encontrar ese hueco en el que invertir casi tres horas de mi tiempo y dedicarlas para ver esta película. Siendo sincero, mi disposición era nula por varias razones: la primera y más importante, lo valioso que comienza a ser ya para mí el tiempo, una cuestión nada baladí si además también derroché un tiempo impagable en leer las casi 950 páginas de la novela mitad ficción y mitad  realidad de Joyce Carol Oates cuando se publicó la primera edición en España hace ya 22 años y que todavía guardo; la segunda cuestión es que nunca me enamoró Marilyn Monroe, convertida en icono pop más por sus atributos físicos que por sus aceptables aptitudes artísticas, a raíz de su prematura muerte a los 36 años como consecuencia de la ingesta de un cóctel letal de alcohol y barbitúricos. Salvo la excelente Con faldas y a lo loco (Billy Wilder, 1959), la recuerdo más en películas en las que participó en pequeños papeles (La jungla de asfalto, Eva al desnudo) que en otras en las que tuvo un papel protagónico; por último, como había leído la novela, suponía que también su adaptación cinematográfica pasaría de puntillas sobre el tema que siempre más me ha interesado de la vida de la actriz angelina: su relación con los hermanos Kennedy, John y Robert, y los misterios que envolvieron la muerte de la protagonista de Niágara.  

    Blonde comienza con un drama y termina con una tragedia, nada sorprendente para quien conozca la vida y obra de Marilyn Monroe. Entre el comienzo y el final, más dramas y más tragedias. Acepto que la película se interese más por la vida desdichada de Norma Jeane (verdadero nombre de la actriz) que por la vertiente artística de la más icónica actriz y sex symbol del pasado siglo, acepto incluso que todo lo ordinario de muchas vidas parezca en la suya tan extraordinario e hiperbólico, no acepto, sin embargo, que la forma opaque el fondo de una narrativa que a pesar de estar basada en la ficticia biografía firmada por Carol Oates se hayan limado muchas aristas y esenciales matices presentes en la obra literaria. En todo caso, la función transita por momentos clave de la vida de la artista como su infancia con siete años viviendo en una casita en Hollywood con su madre que ya tenía serios problemas mentales y fue internada en un hospital psiquiátrico, su separación de ella y su estancia en hogares de acogida temporales y en orfanatos, sus primeras fotos como modelo pin-up, el escándalo cuando se hicieron públicas una serie de fotografías en las que aparecía desnuda, los abusos a los que fue sometida, sus fracasados matrimonios, sus lacerantes abortos, sus adicciones y sus trastornos psíquicos hasta su temprana y anunciada muerte.


    Durante toda la película se nos muestra una Marilyn en una búsqueda incesante de un padre protector al que su imaginación da forma, esa búsqueda obsesiva de la figura paterna como refugio derivada de una infancia traumática se convertirá en la única esperanza y asidero fuera del glamour, los focos y las bambalinas. No obstante, este mismo año hemos sabido que unas pruebas de ADN confirmaron que el verdadero padre de Monroe fue un compañero de trabajo de Gladys, su madre, con el que tuvo una aventura. Cambiando constantemente de formato y del blanco y negro al color, tal vez siguiendo el orden cronológico de las fotos que se conservan de Marilyn en cada etapa de su existencia, Andrew Dominik nos sumerge en la cara oculta de una de las más eternas leyendas de la época dorada de Hollywood, lo hace de una manera histriónica y reiterativa, poniendo frente al espejo a mujer con grandes grietas emocionales que tiene una relación de amor/odio consigo misma. El director sabe mantener el ritmo dinámico del relato, pero satura al espectador de lágrimas, gritos e histeria, de bellas postales que sirven para que Ana de Armas se luzca -no tan exuberante- a veces tímida y a veces explosiva en un gran esfuerzo interpretativo, sin que en ningún momento exista una profunda introspección psicológica, tal vez anulada por un caprichoso pathos.  

    Norma Jeane/Marilyn Monroe busca ser amada, pero su segundo marido (del primero, el hijo de unos vecinos con el que se casó con 16 años, no nos cuentan nada), el exjugador de beisbol Joe DiMaggio, la maltrataba, y con su tercer marido, el dramaturgo Arthur Miller, se separó por diferencias irreconciliables, además de algunas infidelidades y las severas adicciones de la actriz. Sometida de joven a los abusos de los ejecutivos de Hollywood que le abrieron la puerta de El Estudio, se entrega a experiencias sexuales formando un trío con los hijos de Charles Chaplin y Edward G. Robinson, vuela desde Los Ángeles a Washington para hacerle una felación al presidente a J.F. Kennedy mientras habla por teléfono despachando asuntos de Estado… todo para mostrar que Marilyn lo intentó, pero nunca pudo escapar de su imagen de rubia tonta y sexy, que siempre fue un juguete roto, carnaza para depredadores sexuales babosos y hambrientos. Ahí reside la denuncia y la crueldad, porque Marilyn siempre fue degradada por los hombres que tenían poder, y ella posiblemente tenía dotes para volar más alto. Y sé que uno debería conmoverse, irritarse, sentir repulsión, aunque Dominik me lo pone muy difícil con sus estilizados recursos e innecesarios regodeos para conformar el retrato movido de una personalidad bipolar… y el brillo de esa estrella llamada Marilyn que acabó consumiendo a Norma Jeane. Irregular película.