Ruido, furia y humo
LOS MERCENARIOS 2
DIRECTOR: SIMON WEST.
INTÉRPRETES: SYLVESTER STALLONE, JASON STATHAM, ARNOLD
SCHWARZENEGGER, JEAN-CLAUDE VAN DAMME, CHUCK NORRIS, BRUCE WILLIS.
GÉNERO: ACCIÓN /
EE. UU. / 2012 DURACIÓN: 102 MINUTOS.
Sylvester Stallone es, le pese a quien
le pese, una leyenda viva del cine. No ya porque su debut cinematográfico con
la inolvidable Rocky (John G. Avildsen, 1976) acaparara 3 Oscar partiendo de
un libreto suyo y con el potro italiano como eficaz protagonista, también, cómo
no, porque su imagen forma parte del imaginario colectivo de toda una
generación que vio representada en él la figura de action-hero que el cine
de acción necesitaba. Tras varios años de arrastrarse por producciones
pedorras, Stallone reverdeció viejos laureles con Rocky Balboa (Sylvester
Stallone, 2006) y Los Mercenarios (Sylvester Stallone, 2010), film que con un
presupuesto de 80 millones de dólares acabó recaudando 274. La sorpresa fue
mayúscula para todo el mundo menos para él, que venía observando que el público
estaba cansado de peleas coreográficas y el abusivo uso del ralentí y los
efectos infográficos, demandando una acción pura y dura, donde los combates
viscerales, secos, violentos, tremendamente físicos, sirvieran como
aproximación y homenaje a aquellos actioners
de la vieja guardia.
En esta secuela Sly logra reunir de
nuevo a la crème de la crème de aquellos tipos rudos (faltan algunos como
Mickey Rourke, que sí apareció en la primera, y Steven Seagal, con el que
seguro contará para la próxima entrega), un equipo de mercenarios formado por Barney Ross (Sylvester Stallone), Lee Christmas (Jason Statham), Yin Yang (Jet Li), Gunnar Jensen (Dolph Lundgren), Toll Road (Randy Couture), Hale
Caesar (Terry Crews), Billy El Niño
(Liam Hemsworth) y Maggie (Yu Nan),
que vuelven a aceptar una misión prácticamente rutinaria que les ofrece el Sr. Church (Bruce Willis). Pero algo
sale mal y uno de sus compañeros muere a manos del retorcido Jean Vilain (Jean-Claude Van Damme),
que junto con su ayudante Héctor
(Scott Adkins), lidera un grupo de mercenarios en poder de un peligroso tesoro:
cinco toneladas de plutonio para uso militar. Ross y los suyos se enfrentará a
ellos con ahínco para vengar la terrible muerte de su colega y evitar una
catástrofe nacional. Empresa para la que contará con la ayuda de viejos
compañeros de armas como Trench
(Arnold Schwarzenegger) y el veterano Booker
(Chuck Norris).
Stallone, concentrado
ahora en su papel, deja que sea el británico Simon West (Con Air) el que en esta ocasión se encargue de la tarea
de dirigir a esta banda de destroyers con sus infinitos egos. El aficionado debe comprender que no
estamos ante una obra cumbre del realismo poético francés. No, estamos en el terreno
de las explosiones, las tremendas balaseras y las ostias sin h y sin consagrar.
LOS MERCENARIOS 2 cumple con la misión que se impone, sin atenuar la violencia
desplegada en la peli seminal, toneladas de testosterona para hacer progresar
una historia trilladísima que tiene como mayores estímulos el desfile de
gloriosas momias, los cambios de escenarios y el humor autoparódico. Ya
saben, todos esos chistes malos y las características frases lapidarias como
lenguaje cortante y sarcástico que utilizaban todos aquellos tipos duros en su
época dorada. West sabe ser equitativo y sirve a cada estrella momentos para el
lucimiento (aunque el bueno de Stallone se lleva algunas de propina), tampoco
se corta en el arranque de la cinta, aliñando una ensalada de tiros como
preludio para lo que nos espera: una película sin más pretensiones que hacer
caja e, insisto, que homenajea a los films de acción de serie B de los 80 y 90,
tan desprejuiciada como para no darse cuenta de su carácter caricaturesco.
Nunca he sido fan de esas pelis ni de sus
anabolizados protagonistas, por lo que la nostalgia no tiene en mí una
naturaleza depresiva, pero como creo que LOS
MERCENARIOS 2 es al mismo tiempo una
película desmitificadora en tanto que se burla de los códigos y claves que
hicieron célebre este tipo de cine, nada me cuesta recomendarla a ese público
que cansado de ñoñeces busque el entretenimiento puro y duro con dosis elevadas
de acción, casquería y violencia gratuita. Ahí tenemos la aparición estelar de
Chuck Norris para elevar hasta el infinito la hipérbole de los millones de
chistes que ha generado. Cualquier excusa puede ser buena para armar una
espectacular orgía de sangre; la venganza por el compañero caído o el siniestro
complot de unos mercenarios terroristas. No faltan las referencias a míticos
films como Terminator, Rambo o La jungla de cristal, y
por si fuera poco, dos mitos del género, Stallone y Van Damme, se enfrentan en
una contundente pelea a cara de perro. Lo que más me hace dudar de la verosimilitud del invento
es la edad media del elenco (Stallone tiene ya 66 años), un detalle sin
importancia que me hace pedir la jubilación para todos estos viejos vendedores
de humo.
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