La modelo y actriz REBECCA ROMIJN nació el 6 de noviembre de 1972 en Berkeley
(California). Hija de un fabricante de muebles holandés y de una profesora
cuyos padres eran también holandeses, era conocida en el instituto como “la
alegre rubia gigante”, debido a su estatura y su extrema simpatía. Llegó a la
carrera de modelo para conseguir dinero mientras estudiaba música en la
universidad de California, cuestión por la que setrasladó a vivir dos años a
París, estancia que le sirvió para dominar otro idioma: habla correctamente el
inglés, el holandés y el francés. Su carrera cinematográfica comienza con una
fugaz aparición en Austin Powers: la espía que me achuchó (Jay Roach,
1999), y poco después le llegó su primer papel “importante” interpretando a
Mística en X-Men (Brian Singer, 2000), la mejor de toda la saga y una de
las más dignas adaptaciones de un cómic de la Marvel a la pantalla grande,
papel que repitió en las sucesivas secuelas de 2003 y 2006. El año 2002 fue un
año completito para Rebecca, pues de una tacada protagonizó aquel engendro de remake titulado Rogerball (John
McTiernan), la resultona Femme Fatale (Brian De Palma) junto
a Antonio Banderas, y la inclasificable Simone (Andrew Niccol), ésta última
sin acreditar. Divorciada del actor John Stamos, actualmente está casada con el
también actor Jerry O´Connell, unión fruto de la cual han nacido sus dos hijas
gemelas.
Rebecca
tú y yo sabemos que tu nombre no pasará a los anales cinematográficos por tus
dotes interpretativas. Pero, eso qué importa, si se hace imborrable tu esbelta
desnudez contoneándose bajo las sombras de los sauces, haciendo el amor sobre
su delicada hojarasca, experimentando con tu mix de besos etéreos –como la
bruma- y terrenales –como las huellas del ciempiés-. Dúctil, como el movimiento
de la cobra, preñada de sentimientos que crujían y te ofrecían insinuante,
cortaste el deseo con la palabra y marchaste. Te deseaba y no me importó. Una
paradoja ridícula.
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