lunes, 4 de junio de 2012

MEN IN BLACK III


Mejor que la segunda, peor que la primera
MEN IN BLACK III (3D)
DIRECTOR: BARRY SONNENFELD.
INTÉRPRETES: WILL SMITH, TOMMY LEE JONES, JOSH BROLIN, ALICE EVE, EMMA THOMPSON.
GÉNERO: CIENCIA-FICCIÓN / EE. UU. / 2012  DURACIÓN: 100 MINUTOS.   

     No voy a reconocer, porque mentiría, que soy fan de la exitosa saga Men in black, nunca me parecieron artefactos con la entidad suficiente para pasar a la historia del cine por algo más que sus excelentes números en taquilla. Inspirada en una novela gráfica, no resulta nada original en su premisa argumental ni tan divertida como para que este cronista pueda recordar algunos de sus pueriles gags. Cierto que la película seminal recaudó la friolera de 590 millones de dólares con un presupuesto de 90, y a su pésima secuela, estrenada en 2002, tampoco le fue nada mal, con unos apañados 442 millones partiendo de un presupuesto sensiblemente elevado de 140, pero eso a mí no me dice nada. El director Barry Sonnenfeld cuenta con una trayectoria bastante paupérrima que incluye títulos como La familia Addams 1 y 2, Conserje a su medida, Wild wild west, ¡Vaya vacaciones!, además de Men in black 1, 2 y 3. Un currículum cochambroso del que sólo se salva Cómo conquistar Hollywood (1995), una comedia de enredo que desarrolla un depurado sentido del humor.

      MEN IN BLACK III comienza en la actualidad, y los agentes J (Will Smith) y K (Tommy Lee Jones) están de regreso… justo a tiempo. J ha visto algunas cosas inexplicables en sus 15 años con los Hombres de Negro, pero nada, ni siquiera los  extraterrestres, lo han dejado tan perplejo como su irónico y reticente compañero. Ahora, que el criminal alienígena Boris “el animal” (Jemaine Clement) se ha escapado de la prisión lunar para retroceder en el tiempo y vengarse de K poniendo en peligro el destino del planeta, el agente J tendrá también que viajar al pasado (concretamente al año 1969) para arreglar las cosas. J descubre que hay secretos del universo que K nunca le mencionó, secretos que se revelarán por sí solos. Mientras, hace equipo con su compañero K (de joven Josh Brolin), para salvar su vida, el futuro de la agencia y de la humanidad.

      Tras una década desde el estreno de la segunda entrega, los aficionados se preguntarán si esta tercera aporta algo nuevo, a lo que responderé taxativamente: absolutamente nada. Will Smith, tras aquellas engañifas melodramáticas de En busca de la felicidad y Siete almas, vuelve al terreno en que mejor se desenvuelve después de cinco años sin aparecer por la pantalla grande: los blockbusters de acción recargados de humor ligero. Como en las anteriores entregas el guión es pura entelequia, prestando siempre mucha más atención y mimo al diseño de producción, la artillería pirotécnica y los chistes tontos. Estaremos de acuerdo en que MEN IN BLACK III es más aseada y divertida que la anterior secuela, la mirada sobre los personajes resulta más cercana y emotiva –aunque sí, igual de redundante-, con la apuesta del formato estereoscópico y ciertas resonancias a Regreso al futuro. La década prodigiosa siempre está de moda, así no faltan los toques psicodélicos del flower power (ay, ese momento Andy Warhol) y la indescriptible atmósfera kitch sesentera, aspecto, por otra parte, irrelevante, esgrimido para darle una nueva vuelta de tuerca a una historia ya muy manida.

      La saga muestra muchos síntomas de agotamiento a pesar de los diez años transcurridos y de que Sonnenfeld dota de un mayor dinamismo al invento, ayudado por los progresos técnicos en cuanto a los efectos visuales CGI (resultón el diseño de los alienígenas), no del todo aprovechados porque secuencias auténticas de acción hay pocas. Con esta tercera entrega se cierra la trilogía y sus responsables pueden dar la saga por amortizada, pero sigo pensando que la recuperación de las aventuras de los Hombres de Negro era totalmente innecesaria, escasos momentos verdaderamente hilarantes (algún gag acertado que tiene como protagonista a Emma Thompson y la agradecible presencia de Bill Hader como Warhol), aunque no está nada mal esa idea de que Will Smith viaje al pasado saltando desde un rascacielos en un trayecto que coincide con los suicidas del crack del 29. En fin, enésima muestra en lo que va de año de cine fast-food, espectáculo mainstream que ante la carencia de chispa y frescura se abona al territorio de la nostalgia y la melancolía (desde Neil Amstrong hasta las referencias a Mick Jagger o Janis Joplin) para captar el interés del espectador, aunque todo se reduce a un alien villano y alucinado que busca vengarse del agente que le detuvo y encarceló. Tan típica como tópica, a pesar de la sorpresa final.
Lo mejor: la secuencia 3D del rascacielos, el diseño de la moto de Boris y el momento Andy Warhol en The Factory.

Lo peor: la redundancia y poca chispa de un invento agotado.

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