¿JENNIFER EN EL CELEBGATE?
JENNIFER LOPEZ (y su culo) nacieron hace 45 años en el legendario
Bronx neoyorquino, y aunque actualmente es la actriz de ascendencia latina más
rica e influyente de Hollywood (más de 55 millones de copias vendidas de sus 7
primeros discos) sus limitadas dotes dramáticas le impiden avanzar en su labor
cinematográfica, de ahí la birriosa filmografía que presenta su currículum
tachonado de bodrios. A duras penas puedo salvar algunos títulos; tal vez aquel
irregular thriller firmado por Bob
Rafelson en 1996 titulado Sangre & vino; o quizás el
extraño experimento lisérgico filmado por Oliver Stone, Giro al infierno
(1997), en el que el director abusaba de un histriónico efectismo técnico; o
puede que La Celda
(Tarsen Singh, 2000) que aunque hacía uso de los más trillados clichés del cine
de psychokillers contenía imágenes y secuencias poderosas… y, basta.
Sabido es que el culo de JLo siempre
entra en casa media hora después que el resto de su anatomía. Amante de lo
políticamente incorrecto, encuentro un placer indescriptible fumando un
cigarrillo extralargo inglés, saboreando un cubata de ron helado y hojeando un
curioso libro titulado “A pecho
descubierto”. Rebosante de fotos deliciosas, en sus páginas el crítico
cinematográfico Fausto Fernández nos muestra un fabuloso catálogo de perímetros
pectorales de auténtico impacto, un lúdico festival para todos los voyeurs con
obsesión por esa parte magnética del cuerpo femenino.
Como no me incluyo entre ellos (las grandes mamas me devuelven de forma angelical a la lactancia) me entretengo observando imágenes de todas aquellas actrices con volúmenes lo suficientemente escarpados como para sostener erguido mi vaso de cubata sobre sus pechos.
Y ya metido en cuestiones gomosas, como a mí la parte neumática de mayor poder lúbrico de la mujer, la que más me inflama es el culo, hago uso del photoshop para probar el imaginario experimento sobre “El Culo” por excelencia de Hollywood. Como ven el resultado es sorprendente. Que me perdonen Marc Anthony y los demás, en mis ratos libres soy un puto enfermo.
Como no me incluyo entre ellos (las grandes mamas me devuelven de forma angelical a la lactancia) me entretengo observando imágenes de todas aquellas actrices con volúmenes lo suficientemente escarpados como para sostener erguido mi vaso de cubata sobre sus pechos.
Y ya metido en cuestiones gomosas, como a mí la parte neumática de mayor poder lúbrico de la mujer, la que más me inflama es el culo, hago uso del photoshop para probar el imaginario experimento sobre “El Culo” por excelencia de Hollywood. Como ven el resultado es sorprendente. Que me perdonen Marc Anthony y los demás, en mis ratos libres soy un puto enfermo.
es lo mas hermoso y disfrutable
ResponderEliminarPues sí, washington, hermoso. Y diría que es algo de lo que casi exclusivamente pueden presumir las mujeres de ascendencia latina o afroamericana. Más raro es ver ese excitante y exuberante atributo en las mujeres anglosajonas. Yo soy español, de modo que ya sabes lo que me gusta.
ResponderEliminarUn abrazo.