Lincoln el superhéroe y los esclavistas
chupasangres
ABRAHAM LINCOLN: CAZADOR DE VAMPIROS
DIRECTOR: TIMUR BEKMANBETOV.
INTÉRPRETES: BENJAMIN WALKER, MARY ELIZABETH WINSTEAD,
DOMINIC COOPER, RUFUS SEWELL, ALAN TUDYK.
GÉNERO: FANTÁSTICO
/ EE. UU. / 2012 DURACIÓN: 105 MINUTOS.
Ya saben
mis queridos lectores que es posible crear una película o una novela partiendo
de cualquier cosa. El nuevo enfant terrible de la literatura fast-food
norteamericana, Seth Grahame- Smith, tuvo la original idea de convertir a un
personaje histórico como Abraham Lincoln (decimosexto presidente de los Estados
Unidos y el primero por el Partido Republicano) en un habilidoso cazavampiros.
Dirigida por el director kazajo Timur
Bekmanbetov (Los guardianes de la noche, Los guardianes del día,
Wanted),
ABRAHAM
LINCOLN: CAZADOR DE VAMPIROS fue una historia que al novelista y
guionista de la cinta desarrolló cuando en las baldas de una librería vio
libros biográficos de Lincoln al lado de otros sobre vampiros. En realidad,
para su pueblo Lincoln es un superhéroe, un presidente proveniente de una
familia de colonos que se hizo así mismo teniendo como únicas armas la
humanidad y la inteligencia. Tal vez por eso sea el presidente más querido de
la historia.
Abraham Lincoln (Lux Haney- Jardine),
es un niño que presencia cómo abusan de su mejor amigo sólo por el color de la
piel. Cuando decide defenderlo las consecuencias serán terribles para su
familia, pues su madre es atacada y
mordida por un vampiro, muriendo en la cama de su destartalada vivienda. El
vampiro que la ha mordido, Jack Barts (Morton Csokas), es el mismo que
había atacado al amiguito de Abraham. Años
después, Lincoln (Benjamin
Walker), estudia abogacía mientras trabaja en el establecimiento de Joshua Speed (Jimmi Simpson), quien le nombra socio de la compañía. Es
allí donde conoce a la que será su esposa, Mary
Todd (Mary Elizabeth Winstead). Con
los consejos y el adiestramiento de Harry
Sturges (Dominic Cooper) se
convertirá en un hábil cazavampiros
vengará así así la muerte de su madre. Lo peor está por llegar, ya que
Abraham tendrá que hacer frente a una legión de vampiros liderada por Adam (Rufus Sewell), que pretende
destruir el mandato de Lincoln en la Casa Blanca, liderando los estados del
norte contra los del sur en una contienda civil en la que está en juego la
libertad.
Partiendo de un
argumento tan descabellado lo probable será que el espectador sólo espere un
pasatiempo trivial que nadie debe tomarse en serio, aunque de forma errónea sí
lo hacen sus responsables. ABRAHAM LINCOLN: CAZADOR DE VAMPIROS
no pasa de ser una peli de serie B apuntalada por una historia muy peregrina y
un guión pésimo e incoherente que casi vacía de contenido y emoción la leyenda
sobre la figura “sagrada” de Lincoln. Si no logra del todo es gracias a la
actuación de Benjamin Walker, que asume con cierta elegancia e integridad el
personaje del llorado presidente desde su juventud hasta su asesinato en el
Teatro Ford (momento que no recoge el film). El film es alocado, por momentos gore y bizarro, con una
espectacularidad derivada de unos efectos especiales eficaces aunque nada
novedosos, que se une a esa corriente pulp
tan de moda (recordemos la reciente El
enigma del cuervo) de mezclar personajes históricos reales para
incrustarlos en una ficción sobrenatural o de tintes fantasiosos. Timur
Bekmanbetov comete el fallo de otorgar severidad a una trama estrambótica, sin
darse cuenta que el encadenado de secuencias ampulosas le empujan a lo
contrario (atención a esa escena en que Lincoln persigue a un vampiro en medio
de una estampida de caballos salvajes saltando sobre los lomos de los equinos
mientras el vampiro le lanza caballos para impedírselo).
Con dos partes
bien diferenciadas; una en la que asistimos a la penosa infancia y juventud del
protagonista dedicado a atender la tienda, a sus estudios de derecho y su
relación con Mary; y una segunda más desbocada en la que aparece con su aspecto
característico alternando ya la labor de presidente en medio de la convulsión
de un país en guerra y asumiendo de nuevo el rol de cazavampiros, con su flamante
hacha con el filo de plata que además dispara aunque no sepamos dónde está el
gatillo. No obstante, este cronista
todavía le está buscando el punto a esa metáfora de los jodidos chupasangres
empeñados en seguir con la tradición inhumana de la esclavitud importada de
Europa (como los vampiros). En fin, ambientación decimonónica con una brillante
iluminación en tono ocre, vampiros que se pasean a plena luz del día sin más
protección que unas gafas de sol, para un relato que gasta su mayor esfuerzo
narrativo en crear paralelismos entre los vampiros y los esclavistas
confederados. En el largo y artificioso clímax en el tren algunas imágenes resultan
demasiado oscuras y neblinosas, lo que no impide que cante en exceso el
pixelado y el croma, algo mucho menos preocupante que la pesadísima intención
de dar una nueva vuelta de tuerca al tema vampírico mezclando historia,
transgresión, realidad, mitos y leyendas ¿Qué en contados momentos resulta
entretenida? También puede serlo el escarabajo patatero… pero hablamos de cine
¿no?
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