Un thriller colorista y manipulador
SALVAJES
DIRECTOR: OLIVER STONE.
INTÉRPRETES: TAYLOR KITCH,
AARON JOHNSON, BLAKE LIVELY, SALMA HAYEK, JOHN TRAVOLTA, DEMIÁN BICHIR, BENICIO
DEL TORO.
GÉNERO:
THRILLER / EE. UU. / 2012 DURACIÓN: 130 MINUTOS.
Tras dirigir la
irregular Wall Street 2: El dinero nunca duerme (2010) y siendo
consciente de que los pestilentes documentales hagiográficos sobre las
vomitivas figuras de Fidel Castro y Hugo Chávez resultaron poco alimenticios
derivando en pésimos engrudos rellenos de filosofía barata y disparates, Oliver Stone se aleja de cuestiones
sociopolíticas para armar un thriller
escasamente resultón muy alejado de la calidad de sus mejores obras (Salvador,
Hablando
con la muerte, The Doors, JFK: Caso abierto), que supone
un pequeño rayo de esperanza en la resurrección de un cineasta que sabe hacer
buen cine cuando utiliza un estilo directo, contundente y de gran coherencia
narrativa, olvidándose de los esquizofrénicos montajes de algunas de sus obras.
SALVAJES, adaptación de una novela de Don
Winslow, no descubre la pólvora pero puede hacer que los amantes del thriller enérgico y superficial
encuentren en él su dosis mínima de entretenimiento. La película nos sitúa en
Laguna Beach (California) y presenta a dos amigos, Ben y Chon (Aaron
Johnson y Taylor Kitch) que comparten novia, Ophelia, más conocida por O
(Blake Lively) y tienen un negocio de venta y distribución de la más exquisita marihuana.
La verdad es que forman un extraño trío, pues el primero es un ecologista
pacifista preocupado por el medio ambiente y que aporta su granito de arena a
los países más desfavorecidos; Chon es un ex soldado impulsivo que no elude la
acción y se atreve con todo; y O siente pasión por ambos, por lo que no se
aburre. El negocio va viento en popa, pero las cosas comienzan a torcerse
cuando Elena (Salma Hayek), una
peligrosa líder de un cartel mejicano pretende asociarse con la pareja, sacando
así provecho de sus jugosas ganancias. Para resultar más convincente, Elena les
envía a su mano derecha, Alex
(Demián Bichir) y a su violento esbirro, Lado
(Benicio del Toro). Les proponen un pacto, la oferta es tentadora pero la
rechazan, y como la pérfida Elena no acepta una negativa por respuesta, ordena
el secuestro de O exigiéndoles un rescate que esta vez no podrán rechazar si no
quieren que la chica sea asesinada. Ben y Chon están dispuestos a pagar y al
mismo tiempo preparan un plan para rescatar a su chica y vengarse de los
secuestradores. En medio de la trifulca, un agente del FBI corrupto, Dennis (John Travolta), también quiere
sacar tajada.
Película bañada
por la maravillosa luz de California, a SALVAJES, narrada por la voz en off
de O, el ápice de un ménage a trois
que junto con la pareja de dealers
viven plácidamente del negocio de la marihuana, le basta unas pocas pinceladas
para esbozar el perfil de los personajes dentro de una trama con varias
lecturas y de la que es testigo de excepción la propia narradora.
Sibilinas metáforas o paralelismos sobre
los subterfugios de la dinámica empresarial norteamericana y la chispa
necesaria que provoca cualquier incendio bélico cuya motivaciones románticas
quedan ahogadas por los intereses bastardos, aunque no esté bien reflejado en
la pantalla la acritud de su trasfondo. De ahí que su título resulte excesivo -nada
hay que realmente acojone- hasta para precisar los dispositivos de la venganza
y la sosa y voluble actividad sexual del trío. Actores jóvenes tan bellos como
mediocres frente a unos secundarios veteranos que jamás actúan con
convencimiento.
El argumento no
es nada original, como espectador es difícil sentir empatía por algunos de los
personajes y la frivolidad se adueña de situaciones marcadamente surrealistas.
Stone, nostálgico, quiere reverdecer con algunos flashes lisérgicos épocas
pasadas, pero a su motor creativo le hace falta una sexta marcha para que en la
deslumbrante vacuidad del relato nos haga vibrar más allá de los facilones
estereotipos de los capos latinos de la droga y una línea de diálogos sin
ningún peso específico, cansina.
Eso sí,
el director neoyorquino sabe dónde situar la cámara y crear algunas postales
poderosas y de gran gancho visual, en un vano intento por camuflar los vaivenes
de un guión repleto de trampas, tan simple como redundante, artimañas que
encuentran su zenit en ese doble final: síntesis y rúbrica de ese gran
manipulador llamado Oliver Stone. SALVAJES,
como un hongo saprófito, se alimenta de los tejidos muertos que dejó aquel
experimento fallido titulado Giro al
infierno (1997), que aún recuerdo como un catálogo de tics visuales y
desenfrenada narrativa. Ahora se muestra más comedido, lúdico, colorista y
aseado, los chispazos de genialidad quedan para otra ocasión.
Desde luego hay que decir que John Travolta, con el paso de los años se está haciendo muchísimo mejor actor. No he tenido ocasión de ver esta entrega, pero si trabaja el estoy seguro que será una película digna de verse.
ResponderEliminar;-D
JOHN TRAVOLTA SIEMPRE HA SIDO EN BUEN ACTOR, POR DEBAJO, ESO SÍ, DE GRANDES COMO DE NIRO, PACINO Y HOFFMAN. LO QUE PASA ES QUE A LAS ESTRELLAS EN EL ZENIT DE SU CARRERA SIEMPRE SE LAS MACHACA. ES LO QUE LE OCURRIO A "TONY MANERO" EN LA CIMA DE SU POPULARIDAD.
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