EL HALCÓN MALTÉS
(THE MALTESE FALCON)
Cine Negro - EE. UU. - 1941 - 96 Minutos.
DIRECTOR: JOHN HUSTON.
INTÉRPRETES: HUMPHREY BOGART, MARY ASTOR, PETER LORRE, SIDNEY GREENSTREET, ELISA COOK
Jr.
John
Huston (Nevada,
1996 - Newport, 1987) director, actor y guionista de cine, hijo del actor
Walter Huston y uno de los más representativos exponentes de la llamada Generación
Perdida. De origen irlandés, fue uno de los grandes impulsores del cine
norteamericano de la posguerra, antes de dedicarse al cine había sido militar,
llegando a luchar en la revolución mexicana junto a Pancho Villa, fue también
boxeador profesional, periodista y pintor. Logra un buen prestigio como
guionista -Jezabel, El último refugio, etc.- hasta que Warner le
ofrece un contrato brindándole la oportunidad de dirigir EL HALCÓN MALTÉS.
Aunque su carrera resulta un poco irregular, me atrevo a significar las
siguientes obras por considerarlas las más personales y, por eso mismo, las que mejor reflejan su
estilo: El tesoro de Sierra Madre (1947), Cayo Largo (1948),
La jungla de asfalto (1950), La reina de África (1951), Moulin
Rouge (1952), Vidas Rebeldes (1961), La noche de la iguana
(1964), Paseo por el amor y la muerte (1969), El juez de la
horca (1972), El hombre que pudo reinar (1979), Evasión o
Victoria (1981), Bajo el volcán (1984), El honor de las Prizzi
(1985), Dublineses (1987).
Sinopsis: Brigid O´shaugnessy
(Mary Astor) mujer de gran atractivo pero ciertamente intrigante, contrata al
detective privado Sam Spade (Humphrey Bogart) para que encuentre una
estatuilla de oro macizo con diamantes incrustados, un halcón maltés
considerado una auténtica joya del siglo XVI perteneciente a los caballeros
templarios. Pero, tras ella también están un grupo de gángsteres: el
extravagante Joel Cairo (Peter Lorre), el inquietante Kasper Gutman
(Sidney Greenstreet) y Wilmer Cook (Elisha Cook Jr.).
Ópera prima de su director
basada en la novela homónima del gran especialista Dashiell Hammet, EL
HALCÓN MALTÉS obtuvo tres nominaciones a los Oscars, incluido el de
mejor película. Con un guión propio, Huston eligió para su debut una historia
sobre la que ya se habían realizado dos versiones anteriores -El Halcón
(Roy del Ruth, 1931) y Satan met lady (William Dieterle, 1936)- y
que sigue con total fidelidad la obra del famoso novelista. Si consideramos que
el motivo aparente de la trama es sólo un pretexto -MacGuffin, que diría
Hitchcock- el notable interés reside en el magnífico trabajo de todos sus
intérpretes y en su excelente puesta en escena.
El virtuosismo interpretativo del film proviene, en un elevado
porcentaje, de la mano maestra de Huston, uno de los más grandes directores de
actores de la historia del cine (tanto es así que hizo de Marilyn Monroe una
actriz formidable en Vidas Rebeldes), un cineasta que, siendo
consecuente con su filosofía, dejaba que
los actores se movieran sin tanta rigidez para la planificación de escenas y la
confección de encuadres. Así, la presencia siempre estimulante de Humphrey
Bogart, arquetipo ya de ese antihéroe cínico y perdedor creado por él -¿cuántas
veces murió Bogart en las películas que actuó?- y que tanto le gusta al
director de Dublineses, se nos presenta aquí con movimientos menos
mecánicos y más naturales.
Como he señalado anteriormente, el
film se edifica sobre un bluff argumental, algo muy frecuente en las
mejores obras de su autor y en muchas novelas y películas de espías y cine
negro, donde con frecuencia no importa tanto la coartada que da pie al relato
como el desarrollo de la trama que gira a su alrededor... y que en este caso es
una estatuilla más falsa que Judas, algo que permite a su protagonista, el
mítico detective Sam Spade, pronunciar una de las frases más célebres de la
historia del Séptimo Arte, ocurre cuando respondiendo a una pregunta formulada
por el teniente Dundy relacionada con el material de que está hecha la
estatuilla responde: “del mismo material con que están hechos los sueños”.
Film fundacional de un género, cine noir o cine negro, que arrastraría
en lo sucesivo a millones de espectadores a las salas y que, insisto, cuenta
con un gran elenco en el que sobresale Bogart -que sustituyó al inicialmente
previsto George Raft- en el papel del legendario héroe creado por el autor de Cosecha
Roja. Magnífico también Peter Lorre en un personaje que se ajusta
bien a la alocada mirada que proyectan sus ojos saltones, y una Mary Astor que
dibuja a la perfección el suyo de falaz e inquietante mujer fatal.
En fin, cine negro potente que ya
apuntaba algunas de las preocupaciones temáticas de su autor; hombres y mujeres
a la búsqueda del éxito permanente, la gloria, el riesgo y la aventura, pero
que acaban cercados por un destino aciago buceando en el fracaso. Como
curiosidad y en deferencia a los millones de cinéfilos amantes de este género,
comentaré que la estatuilla de plomo y bronce que aparece en escena y da título
a la película, fue subastada por la Galería Christie y adquirida por un precio
más elevado que el presupuesto total del film, que ascendió a 300.000 dólares.
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