De nuevo recurro a il capo de del cine erótico europeo, Tinto Brass (Milán, 1933), para reseñar una película que seguramente pasó desapercibida para muchos amantes del género, pero que está en la línea esteticista, humorística, sensualista y provocativa de toda su filmografía. El film en cuestión es conocido por tres títulos: Carla Bella Ragazza, Trasgredire y Cheeky, una comedia erótica del año 2000 que nos narra las vicisitudes de Carla (Yuliya Mayarchuk), una joven y despreocupada veneciana que va a Londres para buscar un piso que compartir con su novio, Matteo (Jarno Berardi). Una vez en la capital inglesa, Moira (Francesca Nunzi), una funcionaria del estado, seduce a Carla y ella queda cautivada. Carla decide no decirle nada a Matteo, aunque él sospecha algo y se pone muy celoso al imaginar las aventuras eróticas de Carla. Matteo acabará viajando a Londres para enfrentarse a Carla, cuyas revelaciones le harán despertar.
La película, como casi todas las del cineasta milanés, es un auténtico espantajo narrativo, si bien cuenta con la absoluta trascendencia de que podemos disfrutar de los hermosos, espectaculares, epicúreos, apetitosos cuerpos de sus protagonistas, entre los que sobresale la chispeante y pasional modelo ucraniana Yuliya Mayarchuk en el rol de una mujer enardecida dispuesta a disfrutar de la vida, su atropellada sensualidad, su cuerpo esculpido por las manos de un genial artesano y su desatado instinto animal nos hace volar más allá de los límites de lo imaginable: lírica exquisita para ambientar un relajado soliloquio.
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