Dejad que De Niro se coma la almeja
LA GRAN BODA ê
DIRECTOR: JUSTIN
ZACKHAM.
INTÉRPRETES: ROBERT
DE NIRO, SUSAN SARANDON, DIANE KEATON, KATHERINE HEIGL, AMANDA SEYFRIED, BEN
BARNES.
GÉNERO: COMEDIA /
EE. UU. / 2013 DURACIÓN: 90 MINUTOS.
Hace mucho
tiempo que dejaron de interesarme las comedias. Su previsibilidad, la escasa
chispa de los guiones y lo artificial y forzado de las situaciones
escenificadas me obligaron a alejarme de un género que en otro tiempo reinaba en
las pantallas haciendo gala de una energía y un ingenio difícilmente recuperables.
Hoy parece que todo está perdido y reunir un elenco de ilustres momias con un glorioso pasado no será el camino para resolver
la situación.
Veamos: Con motivo de la boda de su hijo adoptivo, Alejandro (Ben Barnes) con Missy (Amanda Seyfried), Ellie Griffin (Diane Keaton), vuelve a su antiguo hogar diez años después de que su
marido, Don (Robert De Niro) la engañara con su mejor
amiga, Bebe (Susan Sarandon) con la que vive desde entonces. Pero cuando
Alejandro les anuncia que su madre biológica, Madonna (Patricia Rae)
asistirá a la boda y que, debido a sus estrictas creencias religiosas, no debe
saber que Ellie y Don están divorciados, estos se verán obligados a aparentar
que son un matrimonio feliz, obligando a Bebe a controlarse y representar un
papel secundario.
Qué puedo decir
de una peli que comienza, literalmente, con Robert De Niro tratando de comerle la
almeja a Susan Sarandon. En fin, todos sabemos que desde hace mucho tiempo la
labor de De Niro se enmarca dentro del terreno puramente alimenticio, de la
supervivencia, pero algún día tendrá que darse cuenta de que su talento para la
comedia es prácticamente nulo a pesar de ser uno de los mejores actores de la
historia. Y si estamos acostumbrados a ver a Robin Williams y también de vez en
cuando a Diane Keaton haciendo el ridículo en películas sonrojantes de tintes
humorísticos, nos quedaba por ver a otra gran intérprete, Susan Sarandon,
formar parte de esta decadente tendencia que sirve como último refugio para que
todos aquellos viejos dinosaurios que un día cambiaron la faz de Hollywood
hagan y digan tonterías.
Siempre hay otra
opción: seleccionar de manera exquisita los papeles y envejecer con dignidad
delante de las cámaras, como hace un Jean-Louis Trintignant superlativo en la magistral Amour de Michael
Haneke. La película del debutante Justin Zackham se nos presenta como el remake
americano de la francesa Mon Frère Se Marie (Jean Stephane Bron,
2007) y por supuesto consta de todos los tópicos enredos de las películas sobre
bodas, que cinematográficamente siempre resulta un evento adecuado para narrar
bobadas.
LA GRAN BODA es
una comedia coral que nos habla sobre la necesidad de ser honestos con los
sentimientos a pesar de que con ello causemos dolor o frustración a otras
personas, actuando como crítica sobre la vacuidad de las falsas apariencias
para camuflar una realidad que finalmente se acabará imponiendo. Lo que pasa es
que el film está muy mal construido y ninguna situación se nos muestra creíble,
pues al mal pulso del director se une unas interpretaciones lamentables de todo
el reparto (veteranos y jóvenes).
La torpeza del realizador porque comienza descolgándose
con una función gamberra repleta de diálogos soeces y situaciones bizarras para
ir poco a poco derivando en una clásica comedia familiar en donde las
confesiones públicas sobre los secretos de alcoba y los gags sobre el racismo,
las preferencias sexuales, las relaciones paternofiliales, la infidelidad y el
alcoholismo quedan muy diluidas y sin gracia; y los intérpretes porque con el
mínimo esfuerzo intentan dotar de brillo a una situaciones artificiosas
derivadas de un guión endeble dibujando unos perfiles verdaderamente
histriónicos y enervantes. Un film de muy corto recorrido en el que no
encontramos nada nuevo bajo el sol, sólo recomendable para un público de geriátrico
en una tarde de domingo donde cansados de jugar al dominó o encajar bolillos
las únicas opciones sean ver esta peli o el suicidio.
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