sábado, 11 de marzo de 2023

MIS PELÍCULAS FAVORITAS: "Driver" (Walter Hill, 1978)

 “DRIVER” êêêê

(THE DRIVER)

DIRECTORA: Walter Hill.

INTÉRPRETES: Ryan O’Neal, Bruce Dern, Isabelle Adjani, Roone Blakely, Felice Orlando, Matt Clark, Joseph Walsh, Rudy Ramos.

GÉNERO: Acción-Thriller / DURACIÓN: 90 minutos / PAÍS: EE.UU. / AÑO: 1978

    Driver forma parte, junto a la mítica Los amos de la noche (The Warriors) (1979), La presa (1981) y Calles de fuego (1984) del cuarteto de mis películas favoritas del guionista y director Walter Hill. Nicolas Winding Refn tuvo que ver muchas veces esta película antes de decidirse a filmar su mejor obra hasta la fecha, Drive (2011), a pesar de que el guión de Hossein Amini estaba basado en la novela de James Sallis. La historia de Driver es muy simple: un excelente Conductor (Ryan O’Neal) vende sus servicios a diferentes bandas de atracadores que requieren de su pericia para las huidas a toda velocidad. A la caza del Conductor anda un Detective de la policía (Bruce Dern), que es incapaz de atrapar al cowboy, como él le apoda, incluso ingeniando alguna trampa que involucra a unos delincuentes.

     Con clara influencia en su narrativa y puesta en escena del polar de Jean-Pierre Melville (Diálogos parcos y un protagonista solitario y taciturno), del Bullit (1968) de Peter Yates, de las dos entregas de French Connection (las vertiginosas y magníficas secuencias de persecuciones) y el tono fatalista de Sam Peckinpah, Driver esconde mucho más que un simple juego del gato y el ratón o la historia de un curtido detective que pone todo su empeño en atrapar a un cotizado conductor especialista en fugas al volante, pues ya en el comienzo (que Winding Refn copia casi literalmente para su Drive), Hill desprecia los preámbulos para zambullirnos en la más adrenalínica acción con una frenética persecución entre la policía y el Conductor que rompe el silencio y la quietud de la noche. La violencia la genera el ruido del motor y el chirrido de las gomas sobre el asfalto, las armas aparecerán más tarde. Un espectáculo que sólo tiene un protagonista, el imperturbable y estoico profesional que poco a poco se irá deshaciendo de todos los coches policiales. Al igual que Melville creó un arquetipo en El silencio de un hombre (1967), Walter Hill crea un mito, el Conductor, que también vive de manera ascética, duerme en hoteluchos, escucha música en la radio, no tiene amigos, y sólo participa en los atracos por diversión y venganza contra los poderes que imponen las normas de la sociedad. Nada le importa el dinero ni tiene ninguna aspiración.

 Driver es un thriller existencialista que nos muestra una ciudad y unos personajes sin nombre, pero la ciudad queda bien retratada por modelo urbanístico y sus avenidas, y los personajes por sus acciones. La función se aleja de las convenciones políticas y la moralizante sociedad, y el aficionado al cine de acción se verá más interesado por las tres magistrales secuencias de persecuciones cada una de las cuales definen la habilidad y superioridad del Conductor sobre sus perseguidores, también sobre sus cómplices. Cabe reseñar la escena de la maleta y el tren, muy similar a la que protagonizó Steve McQueen en La Huida, dirigida por Peckinpah y con guión del propio Hill, un actor para el que originalmente Walter Hill también había escrito el papel de el Conductor. Driver comienza con el Conductor apareciendo en un parking subterráneo para robar un coche que empleará en un atraco, seguidamente vemos a la Jugadora (Isabelle Adjani), observando fijamente el semblante inexpresivo del Conductor, que espera la salida de los atracadores del casino. Hay feeling, jamás le delatará, aunque no hay pasión ni veremos ningún acercamiento íntimo.

            


                            
  En la escena en que el Conductor destroza un Mercedes en un aparcamiento para demostrar su pericia con unos atracadores de pasajeros, evidencia su rabia interior que late reprimida bajo su aspecto sereno. El arrogante Detective encarnado por Bruce Dern respeta al Conductor porque es bueno en lo que hace, y el final no debe ser tomado como un acto de humillación hacia él, sino como el reconocimiento expreso de una derrota ante un profesional que ejecuta su trabajo con precisión. Estamos ante la mejor interpretación de Ryan O’Neal y, posiblemente, ante la mejor película de Walter Hill.  



2 comentarios:

  1. O'Neal borda el papel de protagonista lacónico.

    Un abrazo.

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  2. Sí, e Isabelle Adjani muy bonita, pero en un papel de florero.

    Un abrazo.

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