domingo, 17 de abril de 2022

CRÍTICA: "X" (Ti West, 2022)

 

Brillante reactualización del American Gothic

“X” êêêê

DIRECTOR: Ti West.

INTÉRPRETES: Mia Goth, Jenna Ortega, Brittany Snow, Kid Cudi, Martin Henderson, Owen Campbell, Stephen Ure, Geoff Dolan, James Gaylyn, Simon Prast.

GÉNERO: Terror / DURACIÓN: 105 minutos / PAÍS: EE.UU. / AÑO: 2022.

     Desde que debutara en el año 2005 con el largometraje El cobertizo, un fallido fil de temática vampírica que ubica su acción en una aislada granja, me propuse seguir la carrera del guionista y director estadounidense Ti West. Y eso que sus dos siguientes películas me parecieron igual de mediocres que la primera, Triger Man (2003) y Cabin Fever 2 (2009). Pero seguía convencido de que acabaría depurando su estilo y dando rienda suelta a un talento que sólo había mostrado de forma latente en algunos momentos. Así, en el año 2009 presentó La casa del diablo, demostrando ya plenamente que tenía pericia para el género de terror ambientando el relato en los años 80 y tomando como protagonista a una canguro que es contratada en una casa de aspecto siniestro. The Sacraments (2013) fue la confirmación definitiva de West, magnífica película inspirada e las correrías del reverendo Jim Jones, mesías de la secta El Templo del Pueblo y los sucesos ocurridos en Jonestown en la República de Guyana, donde se suicidaron 918 miembros de la secta. Tras dirigir el western El valle de la venganza (2016), ahora nos ofrece la que es su mejor película hasta la fecha.


X nos sitúa en el año 1979 y nos presenta a la actriz pornográfica Maxine Minx (Mia Goth), que se embarca en un viaje por carretera a través de Texas junto a su novio y productor Wayne (Martin Henderson), sus compañeros también actores porno Jackson (Kid Cudi), Bobby-Lynne (Brittany Snow), el director de la película RJ (Owen Campbell)  y la novia de éste Lorraine (Jenna Ortega), para filmar una película destinada al floreciente mercado del vídeo doméstico. Tras llegar a la casa que Wayne había apalabrado por teléfono, pronto se darán cuenta de que sus ancianos anfitriones les tienen guardadas algunas sorpresas y no tardarán en encontrarse en una lucha desesperada por salvar sus vidas.

     Ti West firma una magnífica película del american gothic, ese concepto atávico y brutal que nos presenta una América profunda que acecha a los incautos desde los más oscuros parajes del sueño americano, y que ya nos mostraron cineastas como George A. Romero, Tobe Hooper, Wes Craven y John Carpenter. Tras casi una década sin situarse detrás de las cámaras, West nos regala un entretenido y a la vez descarnado homenaje al terror indie y el slasher de los años 70 asimilando todas las constantes salvajes sin olvidar su peculiar y esquinado humor. La función se abre con un sheriff y su ayudante llegando a la casa y la granja que han servido de escenario para un baño de sangre. La escena, que sirve de prólogo y epílogo, se corta y a continuación vemos qué ha sucedido 24 horas antes, cuando el equipo completo de filmación de la película porno llegan a ese mismo lugar.

    Ya sabemos que el rodaje acabará en una tabla de carnicero, pero nos queda por saber por qué y cómo se produjo la orgía de sangre. A X le sienta muy bien la fusión de la comedia (bromas que tienen que ver con las constantes propias del cine porno: en la furgoneta del grupo se puede leer “Servicio de limpieza”) y el horror, creando tensión en escenas como esa en la que un caimán persigue a Maxine, y la permanente sombra de la amenaza sobre el grupo, plasmando así un fascinante y nostálgico fresco de terror visceral.

     Tomando como referente La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974), Ti West acredita que es un director único para reformular los códigos de aquel magistral clásico. Ayudan todos los intérpretes, Mia Goth y Brittany Snow, aspirantes a estrellas del cine cutre para adultos, también Jenna Ortega como operadora de sonido que se ve atraída por figurar en la película y ser penetrada por la enorme taladradora de Kid Cudi, el impasible y orgulloso semental, algo con lo que no está de acuerdo su novio, RJ, el director de la peli, al que tratará de convencer Martin Henderson, en el papel de avispado productor.

     Otro gran acierto de West es la utilización del full frame para el formato de 16 mm de la peli porno, con el típico temblor en la iluminación, la imagen granulada y la pantalla dividida. Todo ello confiere un brillante y melancólico tributo a un cine que ya no existe, a los ritos de una narrativa tan lejana como popular, a un modelo estilístico virtuosamente reactualizado del horror hillbilly. El Anciano Howard (Stephen Ure) advierte al grupo de jóvenes que no se acerquen a su esposa, pues está enferma. Adivinamos que la pareja de octogenarios, acabarán desatando el infierno. Y resulta triste examinar el dolor y la frustración de esa pareja de ancianos frente a la lozana y desinhibida juventud del grupo, creando en ellos un sentimiento de amargura por su decadencia física, que resta valor a la vida y a la muerte, cuando ya no hay forma de incendiar el deseo. Espléndida película.


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