Sombras de decepción
SOMBRAS TENEBROSAS
DIRECTOR: TIM
BURTON.
INTÉRPRETES: JOHNNY DEPP, MICHELLE PFEIFFER, HELENA BONHAM
CARTER, EVA GREEN, JONNY LEE MILLER, CHLOË GRACE MORETZ.
GÉNERO: COMEDIA /
EE. UU. / 2012 DURACIÓN: 113 MINUTOS.
Siento decirlo,
pero incluso a los que somos fans declarados de Tim Burton nos inunda la pegajosa sensación de que se está haciendo
cada vez más pesado y repetitivo. Pocas cosas verdaderamente originales encontramos
dentro de su trayectoria de la última década, tramo que incluye un tropel de remakes y algunas adaptaciones. El
oscuro cineasta californiano está alejándose cada vez más de su público
potencial, pues si bien esta última realización (adaptación a la pantalla
grande de la original serie televisiva creada por Dan Curtis en 1966 para la
ABC), parece encajar como una pieza de puzzle en su personalísimo universo, olvida
los condimentos fundamentales que contiene la salsa de toda buena comedia:
entretenimiento, emoción y humor. Y es que el invento no tiene ni pizca de
gracia por muy de culto que sea el material en que se basa.
SOMBRAS TENEBROSAS se inicia en el
año 1752, donde encontramos al matrimonio formado por Joshua y Naomi Collins (Ivan Kaye y Susanna Capelloro)
y su hijo Barnabas (Johnny Depp),
que parten de Liverpool con destino a América dejando atrás su asfixia
económica y librándose así de una maldición que pesa sobre su familia. Una vez
en Collinsport (estado de Maine) y veinte años después, Barnabas es uno de los
hombres más ricos del mundo gracias a los beneficios en industria pesquera, un
playboy impenitente que comete el error de romperle el corazón a Angelique Bouchard (Eva Green), una
bruja con poderes sobrenaturales que convierte a Barnabas en vampiro y lo
entierra vivo.
Dos siglos
después, en 1972, Barnabas logra salir de su tumba, con lo que todo eso
conlleva en cuanto a revolución social, cultural y política. Lo que no ha
cambiado es la mansión Collinwood, aún ocupada por sus descendientes. Estos son
Elizabeth Collins (Michelle
Pfeiffer), la matriarca y único miembro del clan con algo de sentido común; su
hermano Roger (Jonny Lee Miller),
quien ficticiamente cree vivir en un mundo de lujo y sexo; el hijo de este, David (Gulliver McGrath), que necesita
la consulta constante de la psicóloga borrachina Julia Hoffman (Elena Bonham Carter); y Carolyn (Chloë Grace Moretz), la hija de Elizabeth que marca
distancia ante una familia tan disfuncional. Barnabas desea ajustar cuentas con
Angelique, ahora una rica y poderosa empresaria, un enfrentamiento que se
presume encarnizado.
Difícilmente
esta película atrapará a un sector amplio del público medio, a duras penas
porque uno tiene la percepción de que el mimado Burton anda en los últimos
tiempos un poco desnortado, visualmente sus artefactos no carecen de fuerza
pero el nimio peso de la trama no engancha y alcanza niveles de impostura muy
elevados. SOMBRAS TENEBROSAS adolece de excesivos subrayados, de una originalidad
que antaño era el gen de su marcada personalidad. Estamos ante un film
atravesado por un desarrollo torpe que Burton acomete sin encontrar nunca el
tono (a medio camino siempre entre la comedia facilona y el terror barroco),
como si en paralelo discurrieran dos películas que se repelen y no acaban nunca
de cruzarse. Los personajes tienen cierto atractivo, encarnados por unos
actores que hacen lo que pueden para salvar las lagunas de un guión muy flojo.
La apuntada indefinición de géneros castiga duramente el embrollo narrativo del
film, a través de una trama que surca todos los lugares comunes del tenebroso
microcosmos burtoniano, impregnado de malditismo, iconografía gótica, romances
imposibles y embrujos
De verdad que
por momentos me pareció estar delante de un episodio televisivo de la familia
Adams, y Johnny Depp con su catálogo de tics,
muecas y aspavientos cae una y otra vez de manera incontrolada en la
caricatura y la autoparodia. El peculiar cineasta lleva tiempo sumido en una
alarmante crisis creativa, encontramos latidos de su buen pulso en el prólogo y
en el tramo final, pero lo disperso del argumento y las infinitas batallas
narrativas que abre (sin casi cerrar ninguna), además del tratamiento simplón
de algunos personajes interesantes que podían haber dado más juego (el de
Helena Bonham Carter, por ejemplo), nos hace atisbar un agotamiento de su
imaginario artístico. Acompañado de su
fiel séquito, el director de Bitelchus
ha engendrado una película sin alma, se abona al histrionismo y la gracieta
tópica y obtusa, dejando de lado el humor negro que siempre le ha
caracterizado. Queda obnubilado por el diseño de producción, el aspecto
técnico, la dirección artística, la atmósfera, sin tener en cuenta el mayor
estigma que arrastra el espectador: el aburrimiento.
Lo mejor: el
repertorio de canciones y las actuaciones de Alice Cooper.
Lo peor: la indefinición
de géneros y el poco peso de la trama.
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