sábado, 12 de mayo de 2012

AMERICAN PIE: EL REENCUENTRO


El cine debe ser algo más que esto
AMERICAN PIE: EL REENCUENTRO
DIRECTOR: JON HURWITZ Y HAYDEN ACHLOSSBERG.
INTÉRPRETES: JASON BIGGS, ALYSON HANNIGAN, SEANN WILLIAN SCOTT, TARA REID, MENA SUVARI, CHRIS KLEIN, THOMAS IAN NICHOLAS.
GÉNERO: COMEDIA / EE. UU. / 2012  DURACIÓN: 113 MINUTOS.   

     A lo largo de la historia ha habido películas xenófobas, homófobas, violentas, repugnantes por su mensaje explícito… y además esta American Pie, una serie de películas tontas cuya entrega seminal data de 1999 y que son al cine lo que el tocino a la cocina deconstructiva. No recuerdo nada de las películas anteriores ¿aparecía un tipo que se masturbaba con una tarta? Se supone que esta es la cuarta entrega oficial aunque hubo otras con diferentes repartos y algún spin-off, todas fueron borradas de mi mente como las cagadas de paloma del capó de mi coche, por lo que no pertenezco al club de los que se descacharraron de risa con estas burdas comedias en las que una pandilla de palurdos obsesionados con el sexo se emborrachaban sin control. Su retahíla de chistes absurdos y gags escatológicos jamás arrancaron de mis labios ni media sonrisa. La sensación de déjà vu debe ser evidente incluso para sus fans, ya que, subrayo, el arriba firmante nada recuerda de aquella gilipollez y sus secuelas.
      
      Lejano ya aquel verano de 1999 en que cuatro jóvenes iniciaron una campaña para perder la virginidad, en los años transcurridos desde entonces, Jim (Jason Biggs) y Michelle (Alyson Hannigan), contrajeron matrimonio y están felizmente casados, aunque hay una vecina que se ha enamorado de él. Mientras, Kevin (Thomas Ian Nicholas) y Vicky (Tara Reid), se han dicho adiós. Oz (Chris Klein), que vive en una mansión en Malibú, se ha distanciado de Heather (Mena Suvari), que sale con un cirujano que intenta parecer más joven. Por otra parte, Finch (Eddie Kay Thomas), todavía suspira por la mamá de Stifler (Seann William Scott), que sigue siendo el mismo: un desastre. Ahora, estos amigos de toda la vida, han regresado a casa como adultos para celebrar una reunión de antiguos alumnos, recordando y buscando la inspiración en aquellos adolescentes de hormonas dislocadas que un día fueron. 

      Sin lugar para la decepción, encontré lo que esperaba, carencia de sustancia e irrelevancia absoluta, gags redundantes y escenas situacionales cansinas. Recuerdo haber visto comedias generacionales más decentes (Desmadre a la americana, por ejemplo), empero no es un subgénero que me entusiasme mucho. Anoche seleccioné la espléndida Pierrot el loco (Jean-Luc Godard, 1965) y procedí a darme el gustazo de un nuevo visionado, y durante una escena en donde los protagonistas se encuentran disfrutando de un cóctel, el personaje al que da vida Jean-Paul Belmondo le comenta al encarnado por el realizador Sam Fuller, que interpreta a un productor de cine americano, que siempre ha querido saber qué es el cine, a lo que Fuller responde “El cine es como una batalla; el amor, el odio, la acción, la violencia y la muerte. En pocas palabras: la emoción”. Ciertamente no encuentro nada de esto en AMERICAN PIE: EL REENCUENTRO, aun así, algunos cronistas nostálgicos abundarán en su mensaje sobre la llegada de la madurez, la erosión del tiempo y el amargo adiós a la adolescencia. No cuela.

      Insisto, no sentí ninguna nostalgia cuando con el transcurrir de los años perdí de vista las aventuras de esta pandilla de niñatos fiesteros, ninguna enjundia tienen sus relaciones interpersonales, sus conflictos amorosos ni sus toscas travesuras, los directores Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg dulcifican el argumento, los chistes y diálogos en un intento baldío por enternecer la mirada del espectador tiñéndola de melancolía, en mi caso no lo logran porque la nostalgia sólo me inunda para rememorar momentos más intensos, memorables, terroríficos, bellos, tristes o felices. La jugada esta clara: el valor de la amistad, el recuerdo de las cosas vividas, las responsabilidades adquiridas… coartadas pseudo-reflexivas para envolver el encefalograma plano, una película pajillera más que tiene héroe de la función al inigualable gamberro Stifler en su titánico esfuerzo por no sentar nunca la cabeza. Tal vez lo único salvable de toda la saga sea la figura del padre de Jim, que sigue con su rosario de consejos y que está satisfecho de cómo su hijo se ha hecho un hombre con el que de alguna manera puede entenderse. Los personajes, ya treintañeros, han evolucionado, mi opinión sobre el invento sigue siendo la misma: un pestiño indigesto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario