Un thriller esencial de los 70
“SAN
FRANCISCO, CIUDAD DESNUDA” êêêê
DIRECTOR: Stuart Rosenberg.
INTÉRPRETES: Walter Matthau,
Bruce Dern, Lou Gossett Jr., Albert Paulsen, Anthony Zerbe, Val Avery, Joanna
Cassudy.
GÉNERO: Thriler / DURACIÓN: 112 minutos / PAÍS: EE.UU. / AÑO: 1973
Basándose en la novela de los especialistas suecos Per Wahlöö y Maj Sjöwall, que cultivaron el thriller nórdico mucho antes que Stig Larssen con su exitosa trilogía Millenium, el director estadounidense Stuart Rosenberg (El sindicato del crimen, La leyenda del indomable, Brubaker) traslada la acción a San Francisco para dar forma a uno de los policíacos más reputados de la década de los 70, dotando al argumento de un tono más íntimo y desolador.
Jake Martin (Walter Matthau) es un veterano detective de homicidios que investiga la masacre cometida en un autobús nocturno de la ciudad californiana de San Francisco. El tremendo tiroteo termina con casi todos los pasajeros muertos y entre ellos se encuentra el compañero de Martin, el detective Evans (Anthony Costello). El primer interrogante que se impone es: ¿qué estaba haciendo Evans en el autobús cuando se produce el tiroteo? Ya que se supone que en esos momentos debería haber estado de servicio a la espera de cualquier emergencia. En la investigación, los detectives Leo Larsen (Bruce Dern) y James Larrimore (Lou Gossett Jr.) ayudarán a Martin a Jake. La prioridad de Martin es encontrar al asesino, que cree que está conectado con un antiguo caso suyo, y averiguar las razones de la terrible matanza. Son muchos los enigmas que envuelven el caso y será un trabajo policíaco arduo despejar todas las incógnitas.
El comienzo de San Francisco, ciudad desnuda nos sitúa en una estación de autobuses. Vemos como un individuo (a la postre el detective Evans) vigila a otro que habla por teléfono desde una cabina y se sube al mismo autobús que él. En una parada, se sube otro tipo que se sienta en la parte de atrás y será el que ejecute la matanza con una metralleta. Casi todos los pasajeros caen muertos, incluidos los dos personajes que sirven de introducción al relato. La secuencia está filmada con un incisivo y pavoroso hiperrealismo, precedida de una gran tensión hasta que el desconocido se pone de pie y aprieta el gatillo. En una década con gran preocupación por los altos índices de criminalidad y tremendas tensiones sociales, lo que sigue es la acción policial, las diligencias e interrogatorios de los detectives que examinan el autobús y el esfuerzo del personal sanitario de un hospital por salvar la vida del único superviviente, que es también el único testigo que les puede aportar alguna información.
La policía confirma que entre los fiambres del autobús se encuentra un detective de la policía, precisamente el compañero de Martin, un apesadumbrado Walter Matthau, que apenas habla ni tiene vida familiar y que se tomará el caso de una forma personal. Pero Martin no estará solo en la investigación, para acompañarle se le asigna a Leo Larsen, un novato encarnado por Bruce Dern que no para de hablar, risueño y que ve las cosas con más distancia, como un trabajo rutinario más. Dos personajes antitéticos aunque comunes en el cine buddy movie o película de colegas.
Suele ser algo recurrente, los dos detectives tienen una personalidad muy diferente, la edad y la experiencia son condicionantes que han marcado el carácter de Martin (paradójicamente, el título original traducido, El policía sonriente, se refiere a él y no al novato), su talante y temperamento se han ido agriando con los años de servicio, solitario sin apenas vida sentimental, afligido, con la jubilación cercana, sin esperanza de una vida mejor, sin amigos ni vida social, con una mirada triste y un persistente gesto de amargura que proyecta lo asqueado que está de su profesión. Cuando aparece por su casa sólo pronuncia tres frases banales con su mujer y no tiene contacto con su hijo que es para él un desconocido. Su imagen desastrada está lastrada por la erosión que provoca con el paso del tiempo su trabajo. Su colega, al que da oxígeno Dern, aún goza de una vida que no se ha visto ensuciada por el penoso trabajo policial, es joven, sonríe, le encandilan las mujeres y no tiene todavía una familia que le sirva de espejo para sus frustraciones.
El marco dramático de San
Francisco, ciudad desnuda se impone como una afilada fusión del paisaje
urbano y el alma de la mítica ciudad californiana en un tiempo de convulsiones
sociopolíticas y altos índices de delincuencia, con la desangelada figura del
policía devastado que vive con el último estímulo de vengar el asesinato de su
compañero Evans en la masacre del autobús, un caso en el que su olfato de
viejo sabueso no le fallará y que se resolverá, como casi todos, por un golpe
de suerte o una casualidad. Junto a otros muchos thrillers de la época como Los nuevos
centuriones (Richard Fleischer, 1972), San Francisco, ciudad desnuda
capta a la perfección el latido de una época crispada, llena de tensiones e
incertidumbres, en la que los abismos generacionales, los cambios sociales, la
sensación de pérdida y el pesimismo vital tuvieron a la ciudad como testigo
mudo. Un thriller brillante.
Según leo (porque no la he visto), en la mejor tradición de las buddy cop movies.
ResponderEliminarUn abrazo.
Correcto, pero este thriller va mucho más allá debido al tono de desesperanza y derrota de todo el relato.
ResponderEliminarUn abrazo.