Claro que se
podía haber logrado una mejor adaptación de la novela de Juan Marsé, pero tras
un reciente visionado este cronista no comparte la opinión generalizada de que EL
AMANTE BILINGÜE (Vicente Aranda, 1993) sea una película totalmente
fallida. La acción nos sitúa en la Barcelona de 1970 y narra la historia de
Juan Marés (Imanol Arias), un tipo de extracción humilde, ventrílocuo de
profesión y acordeonista aficionado, que un día en una exposición fotográfica
conoce a Norma (Ornella Muti), preciosa hija única de un matrimonio barcelonés.
Pese a que existen entre ellos enormes diferencias sociales y culturales, Juan
y Norma se casan para posteriormente separarse cinco años después. Sin la
protección económica de su matrimonio, Juan se ve reducido a la indigencia y
toca el acordeón en las calles para sobrevivir. Herido en un atentado terrorista,
pierde un ojo, el cabello, las cejas y su mente se ve asaltada por la
esquizofrenia. Por las noches, un extraño personaje, Juan Faneca, rompe su
soledad y le aconseja que recupere a Norma, y a modo de Jekyll y Mr. Hyde el
personaje ficticio se va adueñando de su voluntad.
Convertida en sátira feroz sobre la
dualidad lingüística y social catalana, agravada en esta ocasión por la
diferencia de clase, El amante bilingüe naufraga en su
empeño de compaginar esa sátira
sociopolítica con las obsesiones sexuales de su pareja protagonista (Arias y
Muti), empero cuenta con unas interpretaciones excelentes y momentos puros de
comedia muy afortunados. Este crítico ha vivido muchos años cerca del edificio
Walden 7, de Ricardo Bofill (que aparece en el film rodeado de una red
protectora porque constantemente se despegan las baldosas de su fachada,
símbolo así de una progresía burguesa que se desmorona) y es por eso que,
además de ser un gran fan de Marsé, asistí al estreno de la película acompañado
de unas amigas. El epílogo de la jornada fue decepcionante: mis amigas sólo se
acordaban de Bardem -en un pequeño papel de limpiabotas- con su verga sirviendo
de percha a un zapato; y yo de Ornella Muti –por aquellos años considerada como
la mujer más guapa del mundo- con las caderas ardientes como dunas del
desierto. ¡Estamos apañados!, dije.
No hay comentarios:
Publicar un comentario