sábado, 20 de marzo de 2021

MIS PELÍCULAS ESPAÑOLAS FAVORITAS: "LOS GOLFOS" (Carlos Saura, 1960)


Todo por un sueño

“LOS GOLFOS” êêêê

DIRECTOR: Carlos Saura.

INTÉRPRETES: Manuel Zarzo, Óscar Cruz, Juanjo Losada, Rafael Vargas, María Mayer, Luis Marín.

GÉNERO: Drama / DURACIÓN: 88 minutos / PAÍS: España / AÑO: 1960.

    Tras rodar el mediometraje Tarde del domingo (1957), su práctica en la Escuela Oficial de Cinematografía (EOC), Carlos Saura se hace cargo del documental Cuenca (1958), un encargo del ayuntamiento de la ciudad que se impone como un documento honesto que va más allá de la mera propaganda turística. Pero es con su primer largometraje, Los Golfos (1960), nominada a la Palma de Oro en Cannes, que su nombre comienza a sonar en los círculos cinéfilos españoles, aunque no tendría la confirmación general hasta 1966 con el estreno de La Caza, una cruda alegoría sobre el carácter cainita de nuestra Guerra Civil.

    Rodada con actores aficionados o semidesconocidos, Los Golfos sigue a una pandilla de jóvenes formada por Julián, Ramón, Juan, el Chato, Paco y Manolo (Manuel Zarzo, Luís Marín, Óscar Cruz, Juanjo Losada, Ramón Rubio y Rafael Vargas) en sus correrías por Madrid y los arrabales donde sobreviven como pueden. Juan quiere ser torero, algo difícil en aquella época si no se disponía de dinero. Por eso, sus amigos cometen pequeños atracos y así poder pagar su debut.  

   Lo primero que me gustaría subrayar de Los Golfos es su carácter seminal, una película pionera de lo que después sería la famosa corriente denominada “cine quinqui”, pues además el propio Saura contribuyó tres décadas después aportando la mejor película de este subgénero tan genuinamente español, Deprisa, deprisa (1981), que se alzó con el Oso de Oro en el Festival de Berlín. La España gris y deprimida de finales de los 50 y primeros 60 no ofrecía demasiadas oportunidades a esa juventud que habitaba en infraviviendas del extrarradio de las grandes ciudades, de ahí que los jóvenes protagonistas se dediquen a sobrevivir con pequeños robos, sin esperanza de que la situación económica y político-social les ofrezca otra cosa que trabajos precarios y mal pagados.

     En un tono semidocumental, en Los Golfos se pueden escuchar ecos del neorrealismo italiano, pero a Saura le interesa más el retrato costumbrista que la denuncia social o el mensaje moralista, registrar la cotidianidad de una banda de delincuentes juveniles que se dedican al hurto fácil para que su colega Juan cumpla su sueño de ser torero y de paso sacarlos a todos ellos de la miseria en la que se encuentran. Con escasos recursos y un presupuesto de guerrilla, el director oscense capta a la perfección ese Madrid de descampados y bloques feistas, de bares y tabernas, de discos con orquestas, el mercado de Legazpi, el ambiente en la entrada de la plaza de toros, lugar que actúa como estación termini para el sueño inaccesible de esos golfos que han tenido que encadenar varios robos para que se cumpla ese gran día en que Juan debute en una plaza de toros con público y como Dios manda. Es una España de pícaros y sotanas, de mendigos y robagallinas, de ruina y vergüenza.

     Rodada en escenarios naturales, con un guión en el colaboran Mario Camus y Daniel Sueiro, y una eficaz fotografía en blanco y negro de Juan Julio Baena, Los Golfos no es un prodigio de técnica aunque sí una excelente y refrescante película de aprendizaje que se eleva como un demoledor documento de la vida en las zonas marginales de las ciudades en la larga posguerra española. Saura declaró que para la película se inspiraron en obras literarias como “La Busca” de Pío Baroja, en la que un adolescente que llega de provincias a Madrid para trabajar haciendo chapuzas cae en la compañía de unos golfos de las afueras de Madrid. Y también en “El Jarama” de Rafael Sánchez Ferlosio, sobre un grupo de jóvenes madrileños que deciden pasar un domingo de agosto a orillas del Jarama, creando un contundente retrato de la España de los años cincuenta. Influencias fáciles de adivinar en este triste relato sobre un estado de ánimo generacional y una sociedad que abandona a su suerte a unos jóvenes sin recursos y sin futuro. Torpedeada por la censura que la declaró de nulo interés, no se estrenó hasta 1962 y con cortes de más de diez minutos. Saura clausura el film de una forma cínica, devastadora y pesimista, no hay futuro como torero para Juan y tampoco para sus amigos. Las cosas no salieron como habían soñado, y es el espectador quien más sufre la tristeza y el abatimiento. Enorme ópera prima.

2 comentarios:

  1. Además de todos los valores como obra artística, magnífico documento de una época.

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  2. ¡Y qué guapa era María Mayer! He intentado recabar información sobre ella sin éxito. Trabajó como actriz secundaria en varias películas españolas y desapareció.

    Tienes razón, además de ser precursora del cine quinqui, Saura intenta que el escenario sea un personaje más, lo consigue con el ajetreo del mercado de Legazpi y el bullicio alrededor de la plaza de toros de Las Ventas. Gran debut.

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