martes, 26 de junio de 2018

CRÍTICA. "HEREDETARY" (Ari Aster, 2018)


Contundente obra maestra
HEREDITARYêêêêê
DIRECTOR: ARI ASTER.
INTÉRPRETES: TONI COLLETTE, GABRIEL BYRNE, ALEX WOLFF, MILLY SHAPIRO, ANN DOWD.
GÉNERO: TERROR / EE.UU. / 2018 / DURACIÓN: 126 MINUTOS.


    Del joven director Ari Aster sólo conocíamos su trayectoria como competente cortometrajista, entre los que sobresale The Things About the Johnsons (2011), por lo que Hereditary es su excelente ópera. Pero con lo que me ha gustado, ya estoy deseando que se ponga manos a la obra con su siguiente proyecto que llevará por título Mindsommer, que tiene previsto su estreno en 2019. Centrándonos en su magistral debut, que se ha convertido ya en la auténtica sleeper de la temporada, vemos como tras la muerte de la matriarca, el linaje de la familia Graham comienza a desmoronarse. 

    
   Esta pérdida familiar, se convierte en el detonante de un asedio paranormal y agónico que persigue sin tregua a Annie (Toni Collette) y a sus hijos, Peter (Alex Wolff) y Charlie (Milly Shapiro), a pesar de que su marido, Steve (Gabriel Byrne) intenta mantener la calma. La misteriosa situación comienza a descubrir extraños y aterradores secretos de los antepasados de Annie. Cuanto más indagan, más tendrán que enfrentarse al siniestro destino que parecen haber heredado y serán testigos de una presencia maligna que trae consigo sucesos inexplicables.

    
    Ari Aster demuestra un talento casi inaccesible para elevar su atractiva propuesta más allá de la simple y trillada premisa de la herencia maldita que se traspasa de generación en generación como una enfermedad endémica. Lo que realmente le interesa es crear un clima enfermizo e infeccioso en donde un terror que parece no tener forma se cuela, como un gas venenoso, por las rendijas de cada estancia del caserón familiar. Así, una historia que se presenta incognoscible, como las piezas desordenadas de un puzzle, que paulatinamente van tomando forma y sentido para componer una cartografía escalofriante de los miedos más profundos. Y es que el director neoyorquino logra la alquimia perfecta partiendo desde los páramos más oscuros del drama y ofreciendo una lección de cine con unas transiciones sublimes, dejando al espectador frente a un abismo de pánico donde no existe la piedad.

   
  Aunque me veo obligado a poner el acento en la devastadora escena del accidente que desencadenará un infierno existencial en la familia, no desvelaré nada más para que el espectador se sorprenda y se muestre permeable a la tragedia íntima y universal de la pérdida con escala al vacío y el horror, desde esas miniaturas que construye Annie para que sean expuestas en galerías de arte, cada vez más siniestras como reflejo de un dolor abisal y que actúan como metáfora de los Graham vistos como muñecos manejados al antojo de un ser omnipotente, superior. Hereditary profundiza en los miedos más arcaicos, que abren en canal el alma dejando desgarros difíciles de suturar.


      Estamos ante la auténtica sleeper de la temporada, una lección magistral de cine que se presenta como una epifanía, una luz reveladora en el paisaje lunar del cine de terror actual al que servirá de faro. Con una exquisita puesta en escena, interpretaciones pluscuamperfectas y una gran dirección de actores, la historia, que poco a poco se va convirtiendo en un estudio psicológico de personajes, se desarrolla fluctuando entre el psicodrama y los ritos genuinos y ancestrales de las presencias sobrenaturales que encuentran en la desesperación y aflicción de la familia el fértil sustrato para instalarse en sus vidas. Aster desprecia el golpe efectista y el impacto gore para surcar un tipo de insania mucho más aterradora, tangible como elemento perturbador incluso en la minuciosa descripción de la rutina de una familia exenta del calor hogareño. Por Hereditary sobrevuelan las musas que inspiraron La semilla del diablo, El exorcista, Amenaza en la sombra, El resplandor, pero elaborando su propia y viciada estética y cosmogonía emocional. La película se clausura con un desolador clímax que no deja resquicio a la esperanza. Obra maestra.

1 comentario:

  1. Una experiencia terrorífica, asfixiante; una película modélica.

    ¡Feliz verano!

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