La mejor película jamás realizada sobre el magnicidio de John Fitzgerald Kennedy es, además, la obra maestra más redonda, total y absoluta del director Oliver Stone por encima de Platoon o Nacido el 4 de julio que está contruida con una arquitectura narrativa y visual que entrelaza múltiples líneas temporales, puntos de vista y materiales visuales (documental, blanco y negro, cambios de formato, metraje recreado) con una narrativa densa, casi hipnótica. La forma en que JFK está montada es revolucionaria, convirtiéndola en una clase magistral de edición cinematográfica, ganando el Oscar en esa categoría.
Más allá de una película sobre el asesinato de John F. Kennedy, es una denuncia del poder oculto en las sombras: el complejo militar-industrial, la CIA, el FBI, la policía de Dallas, la Mafia y todos los beneficiados por el caos una vez consumada esa terrible “acción ejecutiva”. Oliver Stone pone en tela de juicio la narrativa oficial y convierte el cine en un instrumento de denuncia institucional.
Kevin Costner, en uno de sus actuaciones más sobrias y emocionales, logra un equilibrio perfecto entre idealismo, obsesión y rectitud moral. Su sentido monólogo final en la corte es uno de los momentos cumbre del cine judicial. Pero es que, además, se ve acompañado por un reparto de lujo como Gary Oldman dando oxígeno al desgraciado Lee Harvey Oswald, Tommy Lee Jones, Joe Pesci, Sissy Spacek, Donald Sutherland, Kevin Bacon, Jack Lemmon… cada uno de ellos aportando profundidad a un mosaico de conspiraciones, traiciones y dilemas.
En JFK: Caso abierto Stone no sólo nos presenta una película, crea un artefacto cultural que trasciende la pantalla y genera debates como el que se dio en el Congreso de los Estados Unidos, e influyó en la desclasificación de documentos del caso. Hay pocas películas que hayan conseguido eso. Técnicamente, desde la iluminación de Robert Richardson hasta la música de John Williams, la película es impecable, cada recurso técnico está al servicio del suspense y una tensión constante. El ritmo nunca decae, a pesar de que el montaje del director dura casi 3 hora y media.
JFK resume todo lo que define el cine de Stone: intriga política, denuncia, ambición formal, obsesión con la verdad y un uso del lenguaje cinematográfico para cuestionar el poder y sus tentáculos de corrupción. Es provocadora, polémica, compleja y, sobre todo, valiente. Cúspide del cine político de su director, por su ambición y riesgo, con una resonancia histórica que va más allá del mero entretenimiento. Aunque no te impacta sólo por su calidad cinematográfica, sino también por su enfoque sobre lo ocurrido en Dallas el 22 de noviembre de 1963 adaptando el libro del fiscal Jim Garrison
Oliver Stone construyó la función no como una verdad definitiva, sino como una denuncia acusatoria sobre la verdad oficial, y en ese sentido logra conectar con quienes consideran que el asesinato de John F. Kennedy fue mucho más que el acto de un “loco solitario”, fue un golpe de Estado encubierto ejecutado para frenar el rumbo político que Kennedy representaba: la retirada de Vietnam, la distensión política con la Unión Soviética tras los sucesos de la Crisis de los Misiles y la invasión de Bahía de Cochinos, el enfrentamiento con la CIA y el poder corporativo-militar.
Más de 30 años después de su estreno, esa visión sigue siendo defendida por infinidad de historiadores, periodistas y ciudadanos críticos. Lee Harvey Oswald fue, en realidad, un cabeza de turco, pero si creemos que fue un golpe de Estado (y yo lo creo) implica asumir que las instituciones democráticas de los Estados Unidos fueron manipuladas por intereses ocultos para preservar el status quo. La película lo muestra con un tono trágico y sombrío, apuntando que la lucha por sacar a la luz la verdad es también una lucha solitaria contra el olvido y la manipulación
Un tanto densa, pero también apasionante, y valiente. Probablemente, la mejor de Oliver Stone como dices, aunque también me gusta mucho "Nacido el 4 de julio".
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, también me gusta Nacido el 4 de julio, pero está película es en mi opinión superior porque coloca una antorcha en lo que siempre fueron unas tinieblas de conspiración adaptando de manera frenética y magistral el texto del fiscal Jim Garrison.
ResponderEliminarUna abraçada