viernes, 15 de febrero de 2019

CRÍTICA: "JEFA POR ACCIDENTE" (Peter Segal, 2019)


Lo llaman “americanada”
JEFA POR ACCIDENTEê
(Peter Segal, 2019)
    
   
    Si un director debuta con un engendro cuyo título es Agárralo como puedas 33 1/3: El insulto final (1994), jamás podrás esperar de él una filmografía prometedora. La profecía se cumplió con rotundidad con Peter Segal, con un currículum jalonado por títulos como Tommy boy, El profesor chiflado II, Ejecutiva agresiva, 50 primeras citas, El clan de los rompepelotas, Superagente 86 de película, una retahíla de birriosas producciones que no hará que Segal figure en el Olimpo de la historia del cine. Tampoco hace falta, porque su fábrica de churros es una mera empresa crematística y lo que menos importa son los aspectos artísticos.


  Su nuevo engendro se titula Jefa por accidente, un film a mayor gloria de la diva latina Jennifer López (que el próximo verano cumplirá 50 años) y que da vida a Maya Davilla, una mujer inteligente que ha trabajado diligentemente en una tienda local y que le ha sido negado un puesto directivo por carecer de titulación universitaria. Después de una trola en su currículum, Maya impresiona al CEO  de una de las mayores corporaciones de Nueva York y consigue un trabajo en la compañía. Ante la increíble oportunidad de tener la carrera y el estilo de vida que siempre soñó, deberá demostrar que su inteligencia puede ser tan valiosa como un título universitario, y que nunca es demasiado tarde para una segunda oportunidad.


   Película recomendada sólo para los seguidores incondicionales de Jennifer López y los espectadores de los baratos telefilms domingueros. Jefa por accidente no aporta nada a este invento (ya se sabe que español) del cine y parte de una premisa muy trillada: alguien que adopta una identidad o condición que le es ajena y se le presenta la oportunidad de su vida para, a través de un montón de enredos y obstáculos que tendrá que superar, alcanzar la felicidad sentimental y profesional que siempre imaginó. Es decir, pasar de ser una simple jefa de sección en un super sin poder llegar a la dirección por ser mujer, a ejecutiva de la más prestigiosa firma de cosméticos  de la ciudad debido a una trampa que ha hecho su ahijado inflándola el currículum. Una vez instalada, tendrá que demostrar  su valía  a base de pruebas un tanto absurdas y sin gracia. El mensaje sobre el empoderamiento femenino queda muy diluido por su voluntad de producto fast-food evasivo. Una historia de segundas oportunidades y una protagonista que se debate entre ser honesta y decir la verdad (aunque es evidente que está cualificada) o mantener la mentira y el puestazo. Todo muy previsible: el conflicto sentimental, el apoyo de sus amigas y los consabidos mantras de autoayuda. Un truño importante.

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