domingo, 5 de abril de 2015

CRÍTICA: "AN ACT OF WAR"

Los demonios de la guerra
AN ACT OF WAR (THE PROJECTIONIST)  êêêê
DIRECTOR: RYAN M. KENNEDY.
INTÉRPRETES: RUSS RUSSO, NATASHA ALAM, DOUG E. DOUG, JOSEPH R. GANNASCOLI, ROBER MIANO.
GÉNERO: THRILLER / EE.UU. / 2015  DURACIÓN: 99 MINUTOS.   


      Película indie rodada con un presupuesto de guerrilla y una cámara digital Arri Alexa (el sistema de cámara digital más completo, con una calidad de imagen cinematográfica asombrosa, una perfecta ergonomía y el mismo menú y funciones que reproducen las cámaras de cine), el debutante Ryan M. Kennedy irrumpe con una ópera prima sorprendente en la que se adivinan nítidamente los ecos referenciales de la mítica Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976), en un nuevo intento para demostrar que la guerra destruye a los hombres más allá del campo de batalla, convirtiendo en despojos humanos y bombas de relojería andantes a unos muchachos que, en la flor de su vida, se verán atrapados en una atronadora pesadilla, en un círculo infernal asaltado por los demonios de la guerra.
     

      En su lucha contra el insomnio y los efectos del estrés postraumático no diagnosticado, Jacob, a quien todos conocen por Nicks (Russ Russo) un veterano de la guerra de Iraq, trabaja por las noches como proyeccionista en un decrépito cine. Vive solo en un apartamento destartalado, toma café en un Diner en donde conoce a un yonki negro con pinta de vagabundo que le tienta con la droga y visita a una joven y bella prostituta, Ivana (Natasha Alam) a la que confiesa que le gustaría llevar su relación más allá del sexo. Mientras Nicks lucha por adaptarse a la vida civil, poco a poco se verá enredado en una red de seducción, adicción y violencia.

        
    Como firmante también del guión, Ryan M. Kennedy ha creado una visión fascinante, fantasmal y sombría sobre el aislamiento emocional y  la angustia existencial a la vez que una perfecta radiografía sobre la alienación y el abandono que sufren los soldados por parte de las administraciones cuando regresan de la guerra. Kennedy, con una deslumbrante y sobrecogedora fotografía en blanco y negro (salvo en algunas secuencias del principio y del final), toma como escenario las esquinas más sórdidas de New York para levantar acta sobre los devastadores efectos psicológicos tras vivir ese infierno que, en el caso de Nicks, se ven amplificados por las crueles torturas sufridas durante un terrorífico cautiverio.


        Como recompensa a su valor, con lo que se encuentra es con la indiferencia de las autoridades y la sociedad y se pasea como un zombie por las calles de una Nueva York desangelada y espectral. Nicks, en su proceso de autodestrucción se ha hecho adicto a la heroína, se siente atrapado en un mundo sin ilusión, sin nada que perder y nada por lo que vivir... sobre todo cuando sus fantasías con Ivana se desvanezcanAn Act of War (The Projectionist), con sólidas interpretaciones de actores apenas conocidos, se eleva como una crónica implacable que hace comprensible al público los tormentos que los soldados tienen que sufrir no sólo durante la guerra, también en su difícil integración social, y que derrotados por un insufrible insomnio y asaltados por terribles visiones, comprobarán que sus pesadillas todavía no han terminado. Un film espléndido que puede servir como ejemplo de que en el cine actual no es el dinero, sino el talento, el factor imprescindible para realizar una buena película.





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