LA PRESA
(SOUTHERN COMFORT)
Acción - USA, 1981 - 106 Minutos.
DIRECTOR: WALTER HILL.
INTÉRPRETES: KEITH CARRADINE, POWERS
BOOTHE, FRED WARD, FRANKLIN SEALES, T. K. CARTER, PETER COYOTE.
Curiosamente pasan siete años
desde que Walter Hill hace de ayudante de dirección de Norman Jewison en
El caso de Thomas Crown (1968) hasta que debuta en la dirección con la
excelente El luchador (1975) que ambientada en la época de la depresión
económica americana y protagonizada por el recientemente fallecido Charles
Bronson y James Coburn, narra la historia de un luchador callejero en combates
clandestinos. Anteriormente a su debut, Hill se había labrado una buena
reputación como guionista firmando los libretos de La huida (1972) de
Sam Peckinpah, El hombre de Mackintosh (1973) de John Huston y Con el
agua al cuello (1975) de Stuart Rosenberg, entre otros. En 1977
rueda Driver, un eficaz thriller en el que un detective (Bruce
Dern) intenta capturar por todos los medios a un conductor (Ryan O’Neal). The
Warriors, los amos de la noche (1979)
nocturno y claustrofóbico relato de enfrentamientos entre bandas juveniles. Forajidos
de leyenda (1980) violento western sobre los hermanos
Jesse y Frank James. Es a principio de los ochenta cuando el cineasta -sin
proyección de autor de culto- se comporta como un auténtico trabajador al
servicio de la industria, ofreciéndose para dirigir engendros tan abominables como:
Límite :48 horas (1982), Calles de fuego (1984), El gran despilfarro (1985),
Danko, calor rojo (1988), 48 horas más (1990), que alterna
con producciones más o menos aceptables: Cruce de caminos (1986), Traición
sin límites (1987), Johnny el guapo (1989), El tiempo de los
intrusos (1992), Gerónimo (1993), Wild Bill (1985) y El
último hombre (1996). En el año 2002 dirigió Invicto, un
violento relato carcelario sobre el mundo del boxeo inspirado en el caso Tyson,
y protagonizado por Ving Rhames y Wesley Snipes.
Sinopsis: en los angostos pantanos de
Louisiana, un pelotón de la guardia nacional de maniobras rutinarias en la
zona, provoca un lamentable incidente con los lugareños indios Cajun. Como
consecuencia de una broma de mal gusto, cometida por uno de sus más
indisciplinados soldados, la experiencia derivará, dentro de la trampa en la
que se han convertido para ellos los pantanos, en una terrible masacre de la
que muy pocos escaparán con vida.
Walter Hill sabe filmar como pocos
directores el cine de acción y plasmar como un auténtico esteta la coreografía
de la violencia. La presa es posiblemente su mejor película, y aunque
este director se ha movido siempre dentro de las coordenadas que marca el cine
comercial de Hollywood, tan huero en tantas ocasiones, logra aquí un film
sumamente entretenido y dinámico, acierta con el ritmo, el empaque visual y
narrativo que la historia requiere. Parábola ciertamente sorprendente sobre los
absurdos artificios de pulsión de la guerra y la increíble disposición que el ser
humano tiene para la violencia, La presa tiene muchos puntos en común
con el film de John Boorman Defensa (1973); hombres arrojados a las
ciénagas de un paraje inhóspito y salvaje convertido en una trampa mortal y que
se ven estúpidamente envueltos en una espiral aterradora. Antes de que al
sargento Crawford Poole (Peter Coyote) una bala le levante la tapa de los
sesos, el pelotón había cometido tres errores pueriles: el primero, utilizar
como si fueran suyas las canoas que los Cajun tienen para su uso personal; el
segundo, creer que la broma del ametrallamiento con balas de fogueo sería por
estos bien encajada; y el tercero, despreciar ingenuamente la capacidad de
respuesta de unos lugareños palurdos, a los que suponen sumamente atrasados e
inofensivos. Pronto sus maniobras, simples ejercicios de rutina, se convertirán
en una pesadilla, y de poco o nada les van a servir sus avanzadas armas
reglamentarias con la ineficaz munición de que disponen.
El terror, que anida en cada recoveco, en
cada meandro, en la espesura de un paisaje desconocido, se multiplica ante la
indefensión, el agotamiento, y sobre todo, definitivamente, por las espantosas
muertes de los soldados Cribbs (T. K. Carter), Stuckey (Lewis Smith), Simms
(Franklin Seales) y el cabo Casper (Les Lannom). El enemigo ha demostrado jugar
con ventaja -conocimiento del terreno, armas eficaces, total impunidad- pero
también con inteligencia, llevando a cabo una estrategia de tensión
psicológica, empujando a los miembros de la compañía Bravo a un enfrentamiento
entre ellos y escenificando su vulnerabilidad en forma de ocho conejos
ahorcados colgados de un árbol. Sólo los
soldados Spencer (Keith Carradine) y Chardin (Powers Boothe) escaparán sanos y
salvos, gracias, sobre todo, a un estricto autocontrol, a su intuición y un
sentido práctico de la supervivencia.
Hay quien piensa -no es mi caso- que hay
autores que encuentran en el cine el mejor camuflaje para proyectar sus
discursos reaccionarios y primitivos, que eso les sirve de desahogo y les
proporciona adeptos. Sólo espero que nadie se lleve a equívocos con Walter
Hill, toda su fogosidad, la crueldad y la violencia que marca su filmografía,
jamás representa la esencia de su discurso, pues es ante todo un recurso
redencionista, un elemento distorsionador que Hill utiliza como vehículo para
navegar por un espacio filosófico donde la épica conduce a la catarsis, y así
purgarse de los sinsabores de un mundo que no le gusta, de un entorno social
enfermo y podrido, donde la violencia es un símbolo cultural, una sustancia
biológicamente activa. Southern Comfort es un film especialmente
recomendado para aquellos que les gustan las películas bélicas, y
específicamente del Vietnam, porque si bien el enemigo no es amarillo ni tiene
los ojos oblicuos, es una de las mejores ficciones sobre esa guerra sin
abandonar los pantanos de Louisiana.
No estoy seguro de haber visto esta película, que parece en cualquier caso muy interesante. Me gusta mucho el Walter Hill de los setenta, pero también el de principios de los ochenta y discrepo en tu apreciación sobre "Límite: 48 horas" y "Calles de fuego"; aunque la segunda me decepcionó un poco en una revisión reciente, no puedo obviar que en su momento me impactó con su peculiar apuesta estética y su argumento tan elemental como eficaz; además, la música es excelente. Y "Límite: 48 horas" me parece una espléndida buddy movie con Nick Nolte en su mejor momento y Eddie Murphy genial en su primera y mejor interpretación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esas películas que citas sólo recuerdo haberlas visto una vez cuando se estrenaron en los cines de Barcelona, pero las echaré un vistazo porque creo que las tengo por ahí en algunas de las colecciones de periódicos. La fórmula buddy movie (Límite 48 horas, Arma Letal) se me hace muy pesada cuando se abusa del humor tonto y todo se fía a la acción espectacular; "Calles de fuego" me pareció en su momento un film esteticista con mediocres interpretaciones (todavía recuerdo el histrionismo de Willem Dafoe en una de sus peores actuaciones) y una trama huera que abusaba comercialmente de la temática pandillera tan de moda en aquellos tiempos.
ResponderEliminar"La Presa" realizada con los ecos referenciales de la obra maestra de John Boorman "Deliverance" (1973), con la que guarda muchos puntos en común y que la puedes encontrar en este blog también entre mis películas favoritas, es un film magnífico que al igual que la obra del director británico, muestra los horrores de la guerra sin abandonar los parajes pantanosos de Estados Unidos.
Walter Hill, uno de los mejores estetas de la violencia, al igual que todos los directores surgidos al rebufo del Nuevo Hollywood, ha contribuido en gran manera en mi formación cinéfila; crecí con ellos y me regalaron años inolvidables de buen cine. De Hill me gustan, sobre todo, "El Luchador", "Driver", "The Warriors, los amos de la noche", pero sigo pensando que su mejor película es "La Presa" a pesar de lo innegable de su inspiración, ya que a diferencia de muchas de sus películas que adolecen de buenos actores, cuenta con un potente elenco de secundarios de lujo que dotan de realismo su temor ante la difícil salida de la trampa en donde han caído.
Un abrazo.
Ahhhhh. Diana Lane en Calles de Fuego... todo un hito ochentero. No he visto La Presa, pero tendrá remedio. "Deliverance" fue todo un trauma. La primera película de "cine de medianoche" y pusieron eso...
ResponderEliminarPues fíjate, que aun reconociendo lo guapa que estaba Diane Lane en esa cinta, y sobre todo en "La ley de la calle", yo en los ochenta estaba más enamorado de Jennifer Connelly, sharon Stone, Madeleine Stowe, Michelle Pfeiffer y de Kim Basinger
ResponderEliminar"Deliverance" la vi de reposición en un cine a finales de los 70 y sí, mucha gente quedó traumatizada por la tan escabrosa y humillante escena de la sucia violación. Pero para entonces yo ya había visto cosas más impactantes en el cine que algún día relataré aquí. De todas formas, pocas secuencias me han parecido más perturbadoras (hay un post en este blog en donde hablo de ella) que la secuencia de la violación Monica Bellucci tal y como la filmó Gaspar Noé en "Irreversible". Cuanto más la veo, más insoportable se me hace.
EliminarUn abrazo.