"LOS DEL TÚNEL" êêê
Tras foguearse en el campo de
la televisión junto a Álex de la Iglesia en series como Plutón BRB Nero (2008) y Plaza
de España (2011), Pepón Montero debuta
con este largometraje titulado Los del túnel que nos narra cómo un
grupo de personas han estado quince días atrapados en un túnel tras sobrevivir
a una catástrofe. Así, conocemos al héroe, a la adolescente rebelde, al garrulo
poligonero, a los temen las consecuencias de salir del armario, al matrimonio
en crisis… y al idiota, pero… ¿y ahora qué? ¿Qué pasa después de la catástrofe
y cómo ésta ha cambiado la vida de los personajes? Pues que forman un grupo de
WhatsApp y se reúnen para comer todos los viernes y celebrar de esta fraternal manera
que están vivos. Y además, por una vez, Toni
(Arturo Valls), el idiota, va a ser el protagonista. Mientras los demás celebran
estar vivos, Toni, asimila su condición de “idiota del grupo”, algo que le va a
sumir en una severa crisis, mayor que la catástrofe que ha experimentado.
¿Conseguirá ver la luz al final del túnel?
Berlanga y Azcona repican como una
campana en el crepúsculo en esta película absolutamente inclasificable, y por
lo tanto con ese toque de frescura tan necesario en el insustancial panorama
actual de la comedia española. Es precisamente su condición de perro verde lo
que otorga el mayor atractivo a Los del túnel, pues se aferra a las
ancestrales esencias tragicómicas del cine patrio para armar un relato punzante
sobre las miserias que nos asisten, las taras y el patetismo de una sociedad
rebosante de náufragos.
Pepón Montero
rasca la cascarilla de las fachadas uniformes para hacer visible la triste
realidad de las falsas apariencias, los falsos héroes y el falso compadreo,
fachadas donde se proyecta una realidad alejada de lo que realmente -e
íntimamente- somos, todo con tal de sentirnos integrados… Y así dejarnos
arrastrar por una corriente de mediocridad y prejuicios que desemboca en una
vida gris, anodina e insatisfactoria que no puede camuflar lo solos que estamos.
Los grandes éxitos del dúo Los Pecos pone la banda sonora a la función, dotando
de un tono amargo y melancólico a las risas que provocan las situaciones en las
que se ven envueltos el heterogéneo grupo, risas que ni siquiera sirven de
catarsis a la triste y conmovedora imagen que nos devuelve el espejo. Interesante
propuesta.
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