“ANIQUILACIÓN”
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DIRECTOR: ALEX GARLAND.
INTÉRPRETES: NATALIE PORTMAN, ÓSCAR ISAAC, JENNIFER JASON LEIGH, GINA RODRÍGUEZ, TESSA THOMPSON, DAVID GYASI, SONOYA MIZUNO.
GÉNERO: CIENCIA
FICCIÓN / EE.UU. / 2018 / DURACIÓN: 115
MINUTOS.
El novelista, guionista y director
británico Alex Garland debutó como
realizador en el año 2015 con Ex Machina, que a partir de un
libreto original propio narra la historia de un programador cuya última
creación es Ava (Alicia Vikander) un robot-mujer con inteligencia artificial. Tras
esta dignísima ópera prima que dejó el listón alto, nos presenta ahora
Aniquilación, film del catálogo Netflix que adapta la novela de Jeff VanderMeer
de nuevo con un guión firmado por el director.
Película de culto instantáneo, Aniquilación
sigue a una bióloga, Lena (Natalie
Portman) que cuando su marido regresa sin recordar nada después de haber
desaparecido en una misión secreta, se embarca en una expedición a una
misteriosa región acordonada por el gobierno de los Estados Unidos. El grupo,
compuesto por cinco mujeres científicas, investiga la Zona X, un enigmático
lugar controlado por una poderosa fuerza alienígena. La Zona X es un lugar al
que han ido otras expediciones, pero del que ninguna ha vuelto.
La mezcla de ciencia ficción y terror no
es la novedad en esta película, muchas obras de prestigiosos nombres como
Ridley Scott (Alien), David Cronenberg (La Mosca, ExistenZ) o John
Carpenter (La Cosa, Fantasmas de Marte) ya han explorado
esa mixtura, lo que diferencia a estos veteranos directores es que ellos no han
tenido ningún problema para que sus películas fueran exhibidas en las salas y
Garland, que vio tildada de “demasiado intelectual y compleja” su cinta ha
visto como la Paramount cedió los derechos internacionales a Netflix. Malos tiempos
para la lírica. Adaptación de la primera entrega de la trilogía Southern Reach
de VanderMeer, que Garland hace menos inextricable para el espectador arrojando
luz sobre algunas claves tanto identitarias como psicológicas, lo que ayuda a
comprender las motivaciones de los personajes que forman parte de la arriesgada
expedición, que como se ve a medida que avanza el metraje, conlleva una
irremisible degradación física y psíquica.
Con un sentido de la poesía visual
absolutamente fascinante y una capacidad sensorial extasiante (atención a los
efectos de sonido), la acción avanza en su primer y contemplativo tramo
prolongando la tensión de manera sostenida aunque constante, con un cuidadísimo
aspecto visual y una bella puesta en escena que no sólo hace brillar los 40
millones de dólares invertidos, también el gran talento de Garland como gran
potenciador de imágenes. Aniquilación nos hace ver de nuevo esa
obsesión del escritor y cineasta británico por mostrar a sus personajes en
entornos alejados de nuestra cotidiana existencia con el objetivo siempre
inherente de explorar así sus reacciones
más allá de lo racional en una labor de introspección que nace de su carácter
humanista y su curiosidad por los misterios del alma y lo desconocido.
Así, tras ese primer tramo en el que
asistimos a la presentación de los personajes, Alex Garland va diseminando
enigmas que captan la atención del espectador con elementos propios de la
ciencia ficción, el cine de supervivencia y el terror (presencia alienígena, situaciones
límites, criaturas sanguinarias), un arco dramático con buenas dosis de
suspense y una línea narrativa filosófica que dota a la función de un tono de
alegoría científica nada delirante sobre el desarrollo evolutivo y mutante de
las especies.
Con especial atención al análisis psicológico de los
personajes, Garland siempre envuelve a sus criaturas cinematográficas de un
halo de profundidad reflexiva rayana con el misticismo (la naturaleza del bien
y del mal) y un tratamiento visual que transita los páramos de la fantasía
onírica y los misterios latentes del hombre y la humanidad. Sin disimular las
referencias innegables de Stalker y Solaris de Tarkovsky, Aniquilación triunfa
tanto en su sentido metafórico como en los miedos más físicos y cercanos. Un
film magnífico que merecía ser visto en las salas de cine para las que fue
concebido.
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