“WINCHESTER: LA
CASA QUE CONSTRUYERON LOS ESPÍRITUS” êêê
DIRECTOR: THE
SPIERIG BROTHERS.
INTÉRPRETES: HELEN MIRREN, JASON
CLARKE, SARAH SNOOK, ANGUS SAMPSON, EMILY WISEMAN.
GÉNERO: ESPÍAS / EE.UU. / 2018 / DURACIÓN: 99 MINUTOS.
Ésta es una historia cuya adaptación a la
pantalla grande estaba predestinada, y los
hermanos Spierig (Daybreakers, Predestination, Saw
VIII)
no han desaprovechado la ocasión de contar la rocambolesca historia de la
multimillonaria Sarah Winchester. La mansión Winchester es sin duda una de las
casas encantadas más famosas que existen. Ubicada en San José (California) fue
mandada a construir a finales del siglo XIX por Sarah Winchester, la acaudalada
viuda del magnate heredero de la famosa Compañía de Rifles de Repetición.
Tras la repentina muerte de su pequeña
hija, Sarah entró en una profunda depresión que se agravó más tarde por el
también repentino fallecimiento de su esposo. Su familia, que es lo que más
quería en el mundo se evaporó dramáticamente y la mujer se quedó sola… con una
gran fortuna que no aportaba consuelo a su alma en pena. Derrotada en una
espiral de tristeza, Sarah decidió trasladarse al Oeste para construir una casa
muy especial para todas las víctimas que habían muerto a causa de las armas
Winchester. Sarah deja Connecticut y se muda a California para levantar una
vivienda interminable, en permanente construcción, para tratar de apaciguar a
unas almas que vagaban en un tormento sin fin. Así se hizo durante 38 años.
Los hermanos australianos Spierig son
dueños de una ramplona filmografía, de modo que uno no sabía qué se iba a
encontrar en esta nueva apuesta sobre la traslación a la pantalla grande de los
sucesos acaecidos en la misteriosa mansión Winchester, situada a 50 millas de
San Francisco. Un enorme casoplón de estilo victoriano construido por la
heredera del imperio Winchester, Sarah
(Helen Mirren) y su convicción de que los fantasmas la acosaban. Lo que la
llevó a construir 160 habitaciones, escaleras que no llevaban a ninguna parte…
todo con la intención de esquivar a los seres del otro mundo.
La mansión es hoy una de las grandes
actuaciones turísticas de San José y forma parte esencial de ese itinerario de
visitas a casas encantadas de los Estados Unidos. Winchester: La casa que
construyeron los espíritus no es una gran película pero sí una cinta
aseada dentro de la actual tendencia de relatos sobre casas encantadas
inspirados en una historia real. Y es
que el artefacto cuenta al menos con dos alicientes incuestionables: una
atmósfera gótica absolutamente envolvente y la presencia siempre estimulante de
esa gran dama inglesa llamada Helen Mirren, que se nos aparece vestida de luto
riguroso, dueña de una pena infinita y una desesperación descriptible. Si a
esto le añadimos que la base de la trama es un espectral acontecimiento
histórico, concluiremos que la función cuenta con algunos ingredientes
atractivos.
La película resulta entretenida, y aunque
es en el primer tramo del metraje donde encontramos lo más mollar del relato,
la trama mantiene el ritmo con la cada vez más protagónica presencia de ese
psiquiatra llamado Dr. Price (Jason
Clarke) un mujeriego adicto al láudano y al que los accionistas de Winchester
encargan examinar el estado de salud mental de Sarah Winchester, para lo que se
aloja durante varios días en la casa que
crece y crece en un proceso endiablado que no parece tener fin. Cierto que a
veces el film cae en el susto fácil y algunos efectos resultan algo
artificiosos difuminando la sobriedad narrativa.
Winchester: La casa que construyeron los
espíritus, que por cierto parece diseñada Escher y su arquitectura
imposible, esconde una severa denuncia sobre la tenencia indiscriminada de
armas en los Estados Unidos y el poder de la repugnante Asociación Nacional del
Rifle reflejada en la escena de la masacre y suicidio del soldado y en el peso
de la culpa y la búsqueda de la expiación de Sarah, acosada por las víctimas de
las armas fabricada por su familia.
Con este material de base, la película podría haber lucido mejor, pero los
cinéfilos sabemos que los hermanos Spierig no son precisamente unos genios.
En el momento justo, con la polemica ocasionada por los ultimos acontecimientos en USA. Genial tu post
ResponderEliminarMe alegra que te guste el post. Pues sí, las matanzas en los Estados Unidos se suceden con la nieve en los Pirineos, de modo que no es raro que coincidiese.
ResponderEliminarGracias por tus elogiosas palabras.
Un abrazo.