El vacío existencial crea monstruos
MIENTRAS DUERMES êêêê
DIRECTOR: JAUME
BALAGUERÓ.
INTÉRPRETES: LUIS
TOSAR, MARTA ETURA, ALBERTO SAN JUAN, PETRA MARTÍNEZ, CARLOS LASARTE.
GÉNERO: THRILLER
/ ESPAÑA / 2011 DURACIÓN: 102 MINUTOS.
El director
leridano Jame Balagueró debutó en
1999 con la resultona Los sin nombre adaptando una novela
del especialista en literatura de terror Ramsey Campbell, y desde entonces no
ha dejado de sorprendernos. Salvo aquella cagada absolutamente hedionda en
forma de documental titulada OT: La película (2002), cintas como Darkness
(2002), Frágiles (2005), y la saga [REC], que le han convertido en uno de los
más habilidosos expertos en ese subgénero denominado terror psicológico, poseedor
de un universo coherente y personalísimo que desarrolla recursos narrativos
plenamente identificativos y le confieren el sello de gran creador de atmósferas
enfermizas.
Más cercana al thriller que al puro terror, MIENTRAS
DUERMES nos presenta a César (Luis Tosar), que trabaja de
portero en un edificio de apartamentos y no cambiaría ese trabajo por ningún
otro, pues su trabajo le permite conocer a fondo a los inquilinos del inmueble,
sus movimientos, sus entradas y salidas, sus hábitos. Desde su posición resulta
fácil escrutarles, descubrir sus puntos débiles, sus secretos. Si quisiera
podría controlar sus vidas, influir en ellos como si fuera Dios, abrir sus
heridas y hurgar en ellas. Y todo sin levantar sospechas. El secreto que guarda
César va por ese camino: le gusta hacer daño, mover las piezas necesarias para
crear dolor a su alrededor. Y la nueva vecina del 5º B, Clara (Marta Etura), no deja de sonreír. En sintonía sentimental
con su novio, Marcos (Alberto San
Juan), entra y sale cada día del edificio radiante y feliz, llena de luz. De
modo que convertida en objetivo del portero, en un reto personal y una
obsesión, el juego cruel de César se complicará más de la cuenta convirtiéndose
en algo peligroso que podría volverse contra él.
Con
clara influencia del mejor Polansky, el cambio de tono le ha sentado muy bien
al cine de Balagueró, que surca los intricados territorios del suspense para
ofrecernos un film de altura en forma de psycho-thriller que atrapa al
espectador a través de la rutina perversa de un verdadero psicópata al que da
vida un Luis Tosar pluscuamperfecto, una caracterización tamizada por un
abanico de matices que remarca los síntomas de su minuciosa conducta y
perturbada personalidad.
Un guión sagaz
y bien estructurado de Alberto Marini sirve de colchón para dar forma a un
relato minimalista que huye de los
trucos fáciles, de los golpes de efecto y la truculencia, con el acertado
convencimiento de que la intriga cotidiana se mueve en otros parámetros de baja
intensidad, más sutiles aunque no por ello menos espeluznantes. Tomando como
localización un exquisito edificio modernista de Barcelona (escenario que actúa
como un personaje más), Balagueró es capaz
de imprimir un atractivo alarmante
a ese voyeur maniático y acosador que se entretiene y excita violando la
intimidad (¿hay algo que de más miedo?), el poder en la sombra que manipula y
pervierte la realidad para modularla a su antojo, sin estridencias, forjando
una tensión in crescendo no apta un espectadores cardiacos.
Con un argumento
que guarda ciertas similitudes con la reciente La víctima perfecta
(Antti Jokinen, 2011) y ecos del suspense hitchcockiano, MIENTRAS DUERMES deja de lado
la casquería para auscultar con virtuosismo un terror más latente y cercano, el
que provoca ese ser que pasa desapercibido y al que todo el mundo ignora pero
que gasta sus horas en maquinaciones diabólicas porque interiormente siempre ha
sido infeliz, sólo se siente feliz provocando que los demás también se sientan
infelices, víctima de esa envidia que corroe al ser insignificante y vulgar,
tan mediocre como para disfrutar con las desgracias ajenas. César es educado,
abnegado, servicial, sólo que su vida está vacía, carente de sentimientos y
alicientes, el típico suicida cobarde. Es por eso que centra su diana en Clara,
una mujer preciosa y vitalista que le hace anhelar todo lo que no tiene y nunca
tendrá.
El carácter siniestro y la
amoralidad de César toman visos escalofriantes en las charlas con ese testigo
mudo, su madre, postrada en la cama de una residencia geriátrica, y que sólo
puede contestar con lágrimas a las demenciales peroratas de su rencoroso y
amargado hijo, atrapado en un pozo de negrura existencial. Amoralidad que
alcanza su momento culmen en la miserable e hiriente despedida que le dedica a
la anciana vecina Verónica. No desvelaré nada de su brutal final, disfruten de
esta nueva y cáustica historia sobre el infortunio cotidiano, la inabarcable
soledad, la frustración y el vacío vital que carcome a miles de personas
otorgándoles motivaciones asesinas. Una película magnífica.
Una película estupenda. Es curioso el partido que le saca el director a esos edificios modernistas típicos del Eixample barcelonés, como ya hizo en "[REC]". Aunque otro inmueble más cochambroso también dio pie a uno de sus trabajos más logrados, el mediometraje "Para entrar a vivir".
ResponderEliminarUn abrazo.
Toda la razón del mundo, Ricard. Subrayo, además, el gran trabajo de Luis Tosar dando oxígeno a un cruel y amargado sociópata que le obliga a desplegar un abanico de recursos y matices (atención a cómo humilla de manera lacerante y despiadada a la señora Verónica). El cine español cuando es bueno... es muy bueno, y Balagueró está entre lo mejor que le ha pasado al cine de género europeo en las últimas décadas. Tengo toda casi toda su filmografía en Blu-ray, y me gustó mucho "Para entrar a vivir" dentro de la serie de telefilms "Películas para no dormir".
ResponderEliminarUn abrazo.