lunes, 9 de mayo de 2016

CRÍTICA: "TRIPLE 9" (John Hillcoat, 2016)

Fascinante estética para una trama deslavazada
TRIPLE 9 êêê  
Director: John Hillcoat.
Intérpretes: Casey Affleck, Chiwetel Ejiofor, Anthony Mackie, Aaron Paul, Woody Harrelson, Kate Winslet, Teresa Palmer, Norman Reedus, Gal Gadot, Clifton Collins Jr.
Género: Thriller / Estados Unidos / 2016 Duración: 115 MINUTOS.

      
    El pasado  6 de mayo se estrenó en nuestro país Triple 9 (2016), la última película de John Hillcoat (La carretera, Sin Ley), un thriller que disfrutarán los amantes de la literatura noir de James Ellroy y de series magistrales como The Wire. Su título original, Triple Nine, debe al código policial que significa ayuda inmediata, que se activa cuando, en algún lugar, hay un oficial de la policía caído. La trama sigue a un grupo de criminales y policías corruptos de Los Ángeles que planean activar esa alerta para así desviar la acción de la policía hacia la otra parte de la ciudad del lugar en el que se está perpetrando un gran robo. Un potentísimo reparto coral compuesto por excelentes intérpretes como Casey Affleck, Chiwetel Ejiofor, Anthony Mackie, Aaron Paul, Woody Harrelson, Kate Winslet, Teresa Palmer, Norman Reedus, Gal Gadot y Clifton Collins Jr. Además de la oportunidad de ver a Kate Winslet dando oxígeno a la glamourosa y brutal jefa de la mafia rusa Irina Vlaslov.

    
      Una vez más una película sobre policías corruptos tiene como escenario Los Ángeles, algo que viene siendo habitual en los últimas décadas. Una urbe absolutamente deshumanizada y fotografiada con una luz espectral que otorga a la historia una atmósfera tan desangelada como peligrosa. La acción en el film es flamígera y contundente, con adrenalínicas persecuciones y atracos sangrientos. Su tono de serie B, conjuga a la perfección secuencias de tiroteos y explosiones con el retrato más intimista. Sin embargo, algo pasa con Hillcoat que no acaba de dar con la tecla para llegar a deslumbrar con una película redonda. Lo más cerca que estuvo fue con la potente distopía postapocalíptica titulada La Carretera (2009). El caso es que se puede considerar un director privilegiado por la cantidad de buenos actores que suelen aceptar trabajar a sus órdenes y ha demostrado estilo y gran pericia visual. En su nueva apuesta, realizada pajo los efluvios embriagadores de la magistral Heat (Michael Mann, 1995) advertimos un encorsetamiento que entra en contradicción con su falta de pretensiones y se echa en falta una mayor libertad y frescura.

   
     Triple 9, no acaba de alcanzar la altura deseada debido al deslavazado libreto del debutante Matt Cook, que acaba torpedeando el resultado final y haciendo que se tambalee toda la trama. Triunfa, eso sí, en el apartado técnico al retratar de manera sublime la jungla de asfalto sumida en la más absoluta decadencia, una sociedad podrida en la que se hace imposible confiar en nadie y en donde el derrumbe moral está en consonancia con un universo urbano gris y angustioso que vomita historias tristes y violentas.

                                  
     Las escenas de atracos están rodadas de forma solvente y el talento de Hillcoat hace que algunos apuntes y subtramas conecten de alguna manera evitando que el desarrollo del relato se vea irremisiblemente afectado hasta el punto de obligar al espectador a la desconexión. Algo complicado en una trama alambicada que abre múltiples batallas y el perfil de los personajes apenas está esbozado, cuestión que hace que su destino pierda progresivamente interés, lo que resulta letal para el interés del espectador. Aun así existen logros importantes en Triple 9 más allá de la sucia pátina que envuelve cada situación en la que se ven envueltos unos personajes cuya bajeza y nula ética está en consonancia con los parajes más tenebrosos del noir. Entre los aciertos está su ritmo vertiginoso desde la secuencia inicial del atraco, que tiene su continuidad en la lucha de todos los personajes por sobrevivir, sabedores de que de cada uno de ellos pende una amenazadora guillotina.

    
     Insisto, Hillcoat tiene estilo, y se le ve más preocupado por la forma (estética) que por el fondo (narrativo), de ahí la siniestra fantasmagoría con que envuelve a la ciudad de Los Ángeles, arrasada por bandas latinas y mafias de origen judeorusas, adornando sus calles con los ritos macabros de alguna carnicería como consecuencia de una delincuencia incontrolada. La corrupción, el tráfico de drogas, los ajustes de cuenta, la lucha por los territorios, el rapto, el chantaje… completan la visión de una apestosa ciénaga en la que chapotean una galería de magníficos intérpretes dando vida a unos personajes tocados por la fatalidad y para quienes la redención es una quimera inaccesible.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario