Fascinante estética para una trama
deslavazada
TRIPLE 9 êêê
Director: John Hillcoat.
Intérpretes: Casey Affleck, Chiwetel Ejiofor,
Anthony Mackie, Aaron Paul, Woody Harrelson, Kate Winslet, Teresa Palmer,
Norman Reedus, Gal Gadot, Clifton Collins Jr.
Género: Thriller / Estados Unidos / 2016 Duración: 115 MINUTOS.
El pasado 6 de mayo se estrenó en nuestro país Triple
9 (2016), la última película de John
Hillcoat (La carretera, Sin
Ley), un thriller que disfrutarán los amantes de la literatura noir de
James Ellroy y de series magistrales como The Wire. Su título original, Triple
Nine, debe al código policial que significa ayuda inmediata, que se
activa cuando, en algún lugar, hay un oficial de la policía caído. La trama
sigue a un grupo de criminales y policías corruptos de Los Ángeles que planean
activar esa alerta para así desviar la acción de la policía hacia la otra parte
de la ciudad del lugar en el que se está perpetrando un gran robo. Un
potentísimo reparto coral compuesto por excelentes intérpretes como Casey Affleck, Chiwetel Ejiofor, Anthony
Mackie, Aaron Paul, Woody Harrelson, Kate Winslet, Teresa Palmer, Norman
Reedus, Gal Gadot y Clifton Collins Jr. Además de la oportunidad de ver a Kate Winslet dando oxígeno a la
glamourosa y brutal jefa de la mafia rusa Irina Vlaslov.
Una vez más
una película sobre policías corruptos tiene como escenario Los Ángeles, algo
que viene siendo habitual en los últimas décadas. Una urbe absolutamente
deshumanizada y fotografiada con una luz espectral que
otorga a la historia una atmósfera tan desangelada como peligrosa. La acción en el
film es flamígera y contundente, con adrenalínicas persecuciones y atracos
sangrientos. Su tono de serie B, conjuga a la perfección secuencias de tiroteos
y explosiones con el retrato más intimista. Sin embargo, algo pasa con Hillcoat
que no acaba de dar con la tecla para llegar a deslumbrar con una película redonda.
Lo más cerca que estuvo fue con la potente distopía postapocalíptica titulada La Carretera
(2009). El caso es que se puede considerar un director privilegiado por la
cantidad de buenos actores que suelen aceptar trabajar a sus órdenes y ha
demostrado estilo y gran pericia visual. En su nueva apuesta, realizada pajo
los efluvios embriagadores de la magistral Heat (Michael Mann, 1995) advertimos
un encorsetamiento que entra en contradicción con su falta de pretensiones y se echa en falta una mayor libertad y frescura.
Triple 9, no acaba de
alcanzar la altura deseada debido al deslavazado libreto del debutante Matt
Cook, que acaba torpedeando el resultado final y haciendo que se tambalee toda
la trama. Triunfa, eso sí, en el apartado técnico al retratar de manera sublime
la jungla de asfalto sumida en la más absoluta decadencia, una sociedad podrida
en la que se hace imposible confiar en nadie y en donde el derrumbe moral está
en consonancia con un universo urbano gris y angustioso que vomita historias
tristes y violentas.
Las escenas de atracos están rodadas de forma solvente y el
talento de Hillcoat hace que algunos apuntes y subtramas conecten de alguna
manera evitando que el desarrollo del relato se vea irremisiblemente afectado hasta
el punto de obligar al espectador a la desconexión. Algo complicado en una
trama alambicada que abre múltiples batallas y el perfil de los personajes
apenas está esbozado, cuestión que hace que su destino pierda progresivamente
interés, lo que resulta letal para el interés del espectador. Aun así existen logros
importantes en Triple 9 más allá de la sucia pátina que envuelve cada
situación en la que se ven envueltos unos personajes cuya bajeza y nula ética
está en consonancia con los parajes más tenebrosos del noir. Entre los aciertos
está su ritmo vertiginoso desde la secuencia inicial del atraco, que tiene su
continuidad en la lucha de todos los personajes por sobrevivir, sabedores de
que de cada uno de ellos pende una amenazadora guillotina.
Insisto, Hillcoat tiene estilo, y se le ve
más preocupado por la forma (estética) que por el fondo (narrativo), de ahí la
siniestra fantasmagoría con que envuelve a la ciudad de Los Ángeles, arrasada
por bandas latinas y mafias de origen judeorusas, adornando sus calles con los
ritos macabros de alguna carnicería como consecuencia de una delincuencia
incontrolada. La corrupción, el tráfico de drogas, los ajustes de cuenta, la
lucha por los territorios, el rapto, el chantaje… completan la visión de una
apestosa ciénaga en la que chapotean una galería de magníficos intérpretes
dando vida a unos personajes tocados por la fatalidad y para quienes la
redención es una quimera inaccesible.
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