La estructura de
EL
DESCONOCIDO DEL LAGO (Alain Guiraudie, 2014) se me antoja tan minimalista
como su mundana premisa: Verano. Un lago de aguas azul turquesa en torno al
cual se congrega un grupo de bañistas. Hombres que utilizan el bucólico paraje
para sus escarceos sexuales con otros hombres a la orilla del lago o en el
interior del bosque contiguo. Franck
(Pierre Deladonchamps) pasa el tiempo entre la amistad con el orondo Henri (Patrick D´Assunçao) y los escarceos con Michel (Christophe Paou), adonis oscuro y peligroso. La aparición
en el lago del cadáver de un joven, romperá la armonía del idílico entorno
atrayendo hasta el lugar a un meticuloso inspector de policía (Jerome
Chappatte), que iniciará una investigación para saber si la causa de la muerte fue
violenta o accidental
Nada me interesa
el tema de cómo se ve representada la comunidad homosexual en el film porque
para mí dicha comunidad no vive en un gueto y el debate ya se agotó tras el
estreno de A la caza (William Friedkin, 1980) con resultados estériles. EL
DESCONOCIDO
DEL LAGO es ante todo un film valiente, la visión de Guiraudie sobre el
sexo me resulta tan lúcida como natural y las pasiones emanan de una forma
espontánea y descarnada, ya sea a través de insinuantes flirteos, de las
miradas y los gestos o vertebrando secuencias sombrías de sexo explícito. Eros
y Tánatos, el sexo y la muerte en un edén convertido en un vertedero de amor,
soledad y muerte. Guiraudie, que con una filmografía compuesta por media docena
de títulos, entre las que sigue sobresaliendo su potente mediometraje Ce
vieux rêve qui bouge (2001), un drama sobre un obrero que se enamora de
su capataz y que es su mejor film hasta la fecha, logra su segundo mejor
trabajo con esta fascinante y lacónica historia
con resonancias al Chabrol más campestre
Centrada en el
submundo del cruising, el director
galo prescinde de filtros, tabúes y toda formalidad para acercarnos con
hiriente transparencia a la compulsión del deseo y el peligro, y los momentos
de explicitud sexual (besos negros, masturbaciones, felaciones y eyaculaciones)
forman parte del magnetismo de ese tentador fenómeno al mismo tiempo oscuro y seductor
del placer instantáneo, que aunque teñido de una evanescente sordidez,
marginalidad, amoralidad y decadencia, jamás limita las emociones y el éxtasis
que fusiona con fluidez orgásmica la atracción y la amenaza, creando una
atmósfera perturbadora en donde ni la muerte servirá de obstáculo para
la pasión desmedida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario