RADIO ON
DIRECTOR: CHRISTOPHER PETIT.
INTÉRPRETES: DAVID BEAMES, LIZA KREUZER, SANDY RATCLIFF,
ANDREW BYATT, SUE JONES-DAVIES, STING.
GÉNERO: DRAMA,
MUSICAL, ROAD MOVIE / INGLATERRA / 1979 DURACIÓN: 104 MINUTOS.
La ópera prima del escritor y cineasta Christopher Petit
(1949) se convirtió pronto en una película de culto –que apenas nadie había
visto- para aquella generación de la era post-punk (en la que me incluyo), que
iba a desbrozar el camino a una época de cambios en los 80 y se traduciría en corrientes musicales como la New Wave, y que iba a conducir a Inglaterra, con la
llegada al poder de Margaret Thatcher y su política ultraconservadora de
recortes sociales, a un periodo de convulsión política que “La
Dama de Hierro”, con su carácter autoritario e inflexible, se encargaría de
acentuar con su férrea postura sobre el conflicto del Uslter.
En formato
road-movie, RADIO ON, nos narra el viaje por carretera desde Londres a
Bristol que realiza Robert (David
Beames), un DJ de una estación de radio interna de las fábricas de Unites
Biscuits. El viaje tiene como objetivo investigar la misteriosa muerte de su
hermano, que al parecer se ha suicidado. Durante el trayecto, Robert se topará
con una serie de personajes variopintos entre los que encontramos a un soldado
perturbado por su estancia en el Ulster y al dependiente de una gasolinera (un
todavía poco conocido Sting) que está obsesionado con Eddie Cochran, que murió
cerca de allí y al que rinde homenaje con sus canciones.
Antes de su
debut en el cine, Chris Petit fue redactor de la sección de cine de Time Out, y
recordado es su documental Negative Space (1999) sobre uno de
los mejores críticos de cine norteamericanos, Manny Farber. Con una poderosa
fotografía a blanco y negro a cargo de Martin Schäffer que nos regala una
amplia y expresiva panorámica de la decadente Inglaterra de finales de los 70,
y con Win Wenders como productor asociado, el film cuenta con una banda sonora
verdaderamente impresionante: David Bowie (Héroes/Helden); Kraftwerk (Uranium, Radioactivity,
Ohm Sweet Ohn); Robert Frip (Urban Landscape); Ian Dury (Sweet Gene Víncent);
Wreckless Eric (Whorld Wide Whorld, Veronica); Lene Lovich (Lucky Number); The
Rumour (Frozen Years); Devo (Satisfaction). En la introducción, una nota
escrita a mano parece actuar como manifiesto de tan emblemática generación: “Somos el vínculo entre los años 20 y los 80.
Todo cambio en esta sociedad pasa por una colaboración comprensiva. Usando grabadoras,
sintetizadores y teléfonos, nuestra realidad es una realidad electrónica”.
Junto a Union
City (Mark Reichert, 1980), otro film de culto que sería deseable
rescatar y que nos narra la historia de un mediocre contable obsesionado por
pillar al tipo que le roba las botellas de leche todas las mañanas, que acaba
cometiendo actos de violencia irracional y en la que aparecían Deborah Harry y
Pat Benatar, estamos ante la película más representativa, alegórica e hipnótica
de la New Wave, un movimiento que me tocó muy de cerca. La influencia de
Wenders se deja notar desde los primeros planos y secuencias, de una narrativa
austera, que nos presenta la figura afligida y magnética de ese ocioso DJ como
símbolo de la alienación, el cinismo y el desencanto de una juventud sin
horizontes atrapada en un medio hostil, cuestión que enfatiza una fascinante y
espectral fotografía que capta a la perfección la desolación e incertidumbre de
la Inglaterra post-punk, un paisaje urbano sucio, de fábricas abandonadas,
edificios ruinosos y autopistas brumosas, hasta el coche que utiliza nuestro
protagonista resulta anacrónico y herrumbroso. El viaje de Robert se convierte
en un viaje al interior de sí mismo, y en donde se adivina un vacío existencial
para el que no hay más salida que el vómito o la huida. He visto muchas veces esta película, la nostalgia me
puede, pero sé que al menos 46.999.999 ciudadanos españoles la desconocen.
Lástima, ellos se lo pierden.
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