Así en el fascismo como en la vida
VINCERE êêêêê
DIRECTOR: MARCO BELOCCHIO.
INTÉRPRETES: GIOVANNA MEZZOGIORNO, FILIPPO TIMI, CORRADO
INVERNIZZI, FAUSTO RUSSO ALESI, MICHELA CESCON.
GÉNERO: DRAMA / ITALIA / 2009
DURACIÓN: 128 MINUTOS.
Hacía tiempo que no me sentía
estimulado como para dedicar todo el espacio de mi sección en el "Semanario Vegas Altas y la Serena" a la crítica de una
película. La oportunidad me ha llegó con la última obra estrenada en nuestro
país con la firma del veterano director italiano Marco Belocchio (Piacenza, 1939), uno de los autores del compromiso del que, como de Bernardo Bertolucci o los
hermanos Taviani, me separa un abismo ideológico y generacional, asunto que, como
no podía ser de otro modo, nunca fue óbice para que mi independencia y
capacidad crítica me impulsaran a admirar su talento. Ganadora de ocho premios
David di Donatello, VINCERE nos narra una apasionante historia que el realizador
descubrió tras ver el documental Il segreto de Mussolini, de Fabrizio
Laurenti y Gianfranco Norelli.
Ida Dalser (Giovanna Mezzogiorno) ocupa una de las páginas más
oscuras en la biografía de Benito
Mussolini (Filippo Timi). Cuando Ida conoce a Mussolini en Milán a finales
de la primera década del pasado siglo, él es el director del periódico Avanti!, un ferviente socialista
dispuesto a guiar a las masas a través de un futuro anticlerical,
antimonárquico y socialmente emancipado. Anteriormente Ida ya había tenido un
fugaz encuentro con él en Trento: un auténtico flechazo que convirtió al
exaltado activista en su héroe. De la relación que inician Ida da a luz un hijo
que Mussolini reconoce, pero Benito pronto cambia sus ideas políticas
socialistas por las fascistas. Así, para financiar Il Popolo d´Italia, periódico que Mussolini funda en el seno de
este incipiente partido, Ida vende su salón de belleza, su apartamento y todo
lo que posee. No obstante, paralelamente a la fulgurante carrera política de Il
Duce, éste comienza a despreciarla e Ida se entera de que se ha vuelto a casar
e iniciado una campaña para negar su existencia, así su secreta historia de
amor con el hombre más admirado de Italia acabará con sus huesos y los de su hijo
en un hospital psiquiátrico.
Puro
nervio, sin perder el control y su sutileza, Belocchio logra con VINCERE una trepidante obra maestra
cargada de simbolismo y profundidad, un relato musculoso y vibrante a modo de
tragedia griega en dos actos (un primer bloque argumental que se abre con
la apasionante relación que inicia el joven Mussolini con Ida Dalser, so
pretexto para hilar con coherencia los comienzos políticos del futuro Duce y su
paso del socialismo al fascismo; y un segundo que narra el martirio de esta
desconocida heroína y su hijo, una penosa odisea que la convierte en proscrita,
siendo recluida en un manicomio, perseguida y silenciada con los métodos
mafiosos que más adelante utilizaría Mussolini con sus grupos paramilitares,
las temibles scuadre d´Azione) y un
lenguaje que hereda los patrones conceptuales del futurismo, recursos
utilizados con vigor y virtuosismo para configurar una estética exuberante,
plenamente cautivadora: secuencias de ficción que dan paso a imágenes
documentales donde vemos al auténtico Mussolini, material de archivo cedido por
la Filmoteca Italiana, intertítulos, iconografías, rituales e himnos de lucha
que recorren con espanto la espina dorsal del país.
Retazos consumados de la historia que activan la memoria de un pueblo
ante la imposibilidad de justificar su desvarío y servidumbre. El punzante
montaje incide en ese punto para remarcar el desencanto, la confusión, el
terrible desorden social del que surge ese ególatra violento autoproclamado “El
Salvador de Italia”, un tirano sin escrúpulos, un fantoche ridículo,
histriónico, teatral y delirante, un personaje siniestro que merma los signos
identitarios, culturales, políticos y racionales de una geografía vetusta,
expansiva y floreciente, y que así en el fascismo como en su vida íntima todo
lo pudre y envenena.
Pero aquel caudillo populista de
mandíbula desafiante, filósofo exaltado de la violencia y la acción
irreflexiva, figura sacralizada de líder carismático y revolucionario
magníficamente encarnado por un Filippo Timi excesivamente atractivo al que
Belocchio intenta acercarse emocionalmente, y que desaparece como ente de
ficción para convertirse en una figura histórica plasmada en representaciones
artísticas y documentales a mitad del metraje, fue capaz de reunir a 40.000
camisas negras para marchar sobre Roma y romper el corazón de Ida Dalser, a quien da oxígeno una
arrolladora e impresionante Giovanna Mezzogiorno, personaje femenino que, con
su arrebatadora presencia, sirve de soporte al director para construir una
atalaya desde la que configurar la historia intimista de un amor loco, jirones
de sufrimiento y renuncias que quedan magistralmente plasmados en la intensa,
desoladora, lacerante mirada que la protagonista sostiene a la cámara al final
del film.
En una secuencia impactante
revisitada posteriormente, Mussolini concede a Dios cinco minutos para
fulminarle, lo que podía ser entendido como un efugio esperpéntico más del
personaje, deviene en perfecto simbolismo sobre el dios que a los ojos de
Dalser encarna el Duce y su imposible comunión. Algunos toscos saltos de eje,
el recurso enfático de los primeros planos en aras del ímpetu dramático, el
error de utilizar también a Timi para encarnar al hijo de Dalser, no pueden
empañar el resultado final de una obra sublime y de cierto tono operístico, que
nos deja un sabor amargo y que lejos de coartadas morales indaga en las
entrañas de un ser tan complejo como repugnante. ¡Qué grande es el cine!
Es una gran película no demasiado conocida. Celebro que la reivindiques porque, como señalas, es algo imperfecta pero fascinante. Saludos.
ResponderEliminarHE DE CONFESAR QUE LA PERSONALIDAD DE MUSSOLINI ME COMENZÓ A INTERESAR CUANDO SIENDO UN ADOLESCENTE VI UNAS FOTOGRAFÍAS DE SU CADÁVER Y EL DE SU AMANTE, CLARA PETACCI, COLGADOS DE LOS PIES EN LA PLAZA DE LORETO DE MILÁN, Y AUNQUE EL ATILA DE "NOVECENTO" ME PARECIÓ UNA APROXIMACIÓN CERTERA, TAL VEZ ALGO HIPERBÓLICA DEL PERSONAJE, NUNCA SE HABÍA UN REALIZADO UN FILM CONVINCENTE SOBRE SU SINIESTRA Y ESPERPÉNTICA FIGURA. BELOCCHIO LO LOGRA CON UN PULSO ENVIDIABLE PARA UN CINEASTA DE SU EDAD, ALGO QUE SIEMPRE DICE MUCHO DE LA FORMACIÓN Y EL ESTOICISMO DE TODOS AQUELLOS "AUTORES DEL COMPROMISO".
ResponderEliminarPOR CIERTO, RICARD, COMENTÉ EN TU BLOG PERO ME PARECE QUE MI COMENTARIO NO SE PUBLICÓ, LO INTENTARÉ DE NUEVO.
SALUDOS AMIGO, SEGUIREMOS EN CONTACTO