En lugar de Australia…
“ACOLYTES” êêê
DIRECTOR: Jon Hewitt.
INTÉRPRETE: Joel Edgerton, Michael Dorman, Sebastian
Gregory, Hanna Mangan Lawrence, Joshua Payne.
GÉNERO: Terror / DURACIÓN: 81 minutos / PAÍS: Australia
/ AÑO: 2008.
Ópera prima del director australiano Jon Hewitt que sólo ha realizado dos
largometrajes más hasta la fecha, el thriller Una noche de venganza (2011) sobre dos mujeres
cuyos destinos se cruzan en la oscura zona del sexo de la ciudad durante una
noche que cambiará el resto de sus vidas; y la película de acción Turkey
Shoot (2014)
que no he visto al permanecer inédito su estreno en España en cualquier
formato.
Acolytes sitúa la acción en un solitario
suburbio residencial y comienza con la desaparición de una chica llamada Tanya (Holly Baldwin). La tranquilidad
del lugar es muy engañosa, además de la joven desaparecida, dos adolescentes, Mark y James (Sebastian Gregory y Joshua
Payne) planean el asesinato del matón del barrio que les hace la vida imposible.
Sin embargo, mientras buscan la forma de acabar con su maltratador, encuentran el
cadáver de una turista canadiense asesinada en el bosque, y así, los dos chicos
y la novia de Mark, Chasely (Hanna Megan Lawrence) se verán involucrados en una
terrorífica situación que no habían previsto.
Antes de bifurcarse por siniestros senderos,
Acolytes comienza relatando la
tediosa vida de tres adolescentes en una anodina zona residencial de algún
lugar perdido de Australia, el aburrimiento que preside sus vidas se verá
alterado por ciertos acontecimientos y una atmósfera enrarecida que se va
tornando más peligrosa a medida que avanzan sus pesquisas tratando de seguir el
rastro del autor del asesinato de una turista y al mismo tiempo ideando cómo deshacerse
del macarra que abusó de ellos cuando eran niños. Acolytes, que obtuvo los premios a
la Mejor Película, Fotografía y Actor (Joel Edgerton) en el Festival de
Melbourne, se impone como un film multirreferencial y estiloso que sirve a Jon
Hewitt para armar un perverso universo con una intrincada arquitectura narrativa
y un atractivo look visual. Algo a lo que contribuye el paisaje sombrío y desértico
tanto urbano como campestre, pues oscilando entre el siempre amenazante bosque
y el barrio residencial se crea una perfecta ambientación para una exhibición de
atrocidades. Hewitt logra mantener la tensión saltando de
diferentes escenarios para desarrollar la acción que alterna con sórdidos flash
backs sobre el brutal suceso que traumatizó a los dos amigos cuando eran niños
y por el que ansían vengarse.
Al espectador se le hace difícil empatizar
con ningún personaje, pues al descerebrado trío de adolescentes protagonistas
se le une un depredador psicópata sexual y un asesino en serie convencional al
que da vida de forma eficaz Joel Edgerton. Es cierto que no parece probable que
en una localidad con tan poca densidad de población puedan existir tantos criminales
perturbados, pero recordemos que Australia es un inmenso continente rebosante
de misterios y leyendas.
Con vistosos recursos técnicos, Hewitt mantiene un potente equilibrio entre las
formas clásicas y la innovación, sin abusa de los efectos de sonido y da valor
a una luminosa fotografía de David
Franzke en la que domina el blanco y los tonos azulados para fusionar el
elemento bucólico con la desolación del entorno, y unos cielos rebosantes de
nubes que amenazan tormenta. El largo clímax final confiere luz a los retruécanos
de un misterio que comienza con una chica magullada que es perseguida por el interior
del bosque. Como siempre, la verdad es dolorosa y nadie es inocente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario