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domingo, 23 de junio de 2019

CRÍTICA: "EL SÓTANO DE MA" (Tate Taylor, 2019)


“EL SÓTANO DE MA” êêê
(Tate Taylor, 2019)


     Tate Taylor (La chica del tren) cuenta de nuevo con su actriz fetiche, Octavia Spencer, que ha trabajado en casi todas sus películas y ganado un Oscar con Taylor por Criadas y señoras, para narrar la historia de una mujer solitaria, Sue Ann, apodada Ma (Spencer) que entabla amistad con un grupo de adolescentes y decide invitarles al sótano de su casa para beber alcohol y que no sean molestados por la policía en un descampado. La condición que les impone es que no suban jamás arriba, eso sí, en el sótano pueden hacer lo que deseen. Cuando los jóvenes piensan que han encontrado el refugio perfecto para sus juergas, comienzan a sospechar de la actitud e intenciones de su anfitriona, y la fiesta degenera en pesadilla.


    Parece que el cine de terror se vuelve cada año más arriesgado, visceral y sangriento, como si se quisiera hacer un ejercicio de regresión a las décadas de los 70 y 80. El sótano de Ma nos hace evocar la atmósfera y la esencia argumental de grandes novelas de Stephen King como Carrie (sin elementos sobrenaturales) y de Misery trufadas con el cine teen de John Hughes. Al igual que en el clásico llevado al cine por Brian de Palma y protagonizado por Sissy Spacek, también aquí la protagonista se toma cumplida venganza por los abusos y vejaciones cometidos sobre ella en su época de instituto.


   El director logra casi inmediatamente que el espectador simpatice con Sue Ann, la servicial Ma, empleada de una clínica veterinaria a la que da vida espléndidamente Octavia Spencer, con el peso de la angustia de su alma y teniendo a la soledad como compañera. El film arranca cuando una madre (Juliette Lewis) y su hija de 16 años, llegan desde San Diego a un pequeño pueblo de Ohio. Ella comienza a trabar de camarera y su hija adolescente pronto hace amigos en el instituto, al tiempo que para divertirse fuman porros y se emborrachan. Ese primer tramo del metraje nos acerca a la típica historia high school, y el grupo de amigos, ante la dificultad de comprar alcohol siendo menores de edad, encuentran un aliado en Sue Ann que, como premio, les cede su sótano para sus fiestas. Es tras el descriptivo costumbrismo de la vida de un típico pueblo estadounidense, la relación entre madre e hija y los ritos de iniciación de la chica nueva, cuando se pasa a estudiar más detenidamente la trastornada personalidad de Ma para justificar sus acciones mediante unos explicativos flash baks sobre el origen de sus traumas. Todo está excesivamente subrayado intentando de dotar de profundidad psicológica a una historia que no lo necesita y que finalmente cae en el desbarre. Con Ma liberando a su bestia oculta.


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